"CAPÍTULO 39"

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No tenía ni idea de dónde estábamos. Era Caudentry obviamente pero no podía reconocer nada de este lugar. Caminamos por el bosque durante un rato. Eric llevaba a Dëni de la mano y murmuraban unas cuantas cosas que fui incapaz de oír. De vez en cuando miraban hacia atrás, como para asegurarse de que fuera detrás de ellos, pero era lo más lógico, aunque hubiera querido irme, no podría. Y ya lo había intentado. Traté de hacer el portal que Dëni me había enseñado, pero no funcionó. Quizás algo estaba haciendo mal o simplemente necesitaba más fuerza.

—¿Qué hora es? —pregunté.

El cielo apenas y era visible. Los grandes árboles lo ocultaban por completo. Cuando llegamos a Ravenville era casi la una de la tarde y habíamos partido de ahí a las doce de la noche más o menos.

—Casi las tres de la mañana —respondió Eric—. Últimamente los portales son muy tardados, nuestra energía se tambalea.

No dije nada al respecto. Temía que, si respondía al comentario de Eric, una larga lista de acusaciones caería sobre mí.

—¿Dónde está Luvia? —pregunté.

Eric apenas se giró hacia mí, pero no respondió nada al respecto. Siguió caminando a lado de Dëni, contemplándola como un idiota. Algún provecho debía sacar de esa maldita relación. Comprobar si lo que Nathan dijo acerca del altar era cierto.

—Hay que apresurarse —dijo con voz firme—. Hay una gran bienvenida para ti, princesa.

Caminamos por casi media hora más, hasta que una imponente construcción se presentó ante nosotros. Era el palacio más grande que había visto jamás. A pesar de estar hecho de piedras gigantes, tenía una majestuosidad sin igual. Cada torre, cada pilar, cada ventana, estaban hechas a la perfección. Pequeñas antorchas iluminaban el lugar, dejando ver a varios hombres montaban guardia en cada una de las torres.

Cuando por fin llegamos a la entrada, escuché a alguien gritar y la gran reja comenzó a levantarse poco a poco. Varias personas vinieron para ver quiénes llegaban y la sorpresa era clara en muchos rostros. Se detuvieron al ver la compañía que Eric traía.

—¡La hija de Solara ha venido a nuestro hogar! —Eric soltó a Dëni y fue hacia mí.

Tomó mi mano y me llevó entre la multitud. Comenzamos a caminar, así que tomé a Dëni del brazo; no podía dejarme sola con este imbécil. Todos me miraban con curiosidad: hombres, mujeres, niños e incluso ancianos. Era como si Eric estuviera exhibiendo un fenómeno.

—¡Ahora sabremos que se proponían! —gritó— ¡Sabremos si traerá la luz o la oscuridad a este lugar!

La gente comenzó a apartarse. Escuché unas cuantas voces, pero una melena de cabello rizado captó mi atención. Nath y Vanessa aparecieron de entre esas personas, pero no venían solos; Roderick estaba con ellos. Aunque eso no pareció importarles pues corrieron hacia nosotras. Nathan me abrazó tan fuerte que casi sentí que éramos uno solo.

—No puedo creer que te encontrarán —susurró en mi oído.

—Ese era el plan —respondí.

—¡Por ahora, descansen hermanos y hermanas! —me aparté de Nathan—, mañana, probaremos las habilidades de la hija de Solara, ¡dispérsense!

Todos comenzaron a entrar a las distintas torres del palacio y solo quedamos nosotros con Eric y Roderick.

—Es un gusto verte de nuevo Alexia —Roderick se veía muy diferente.

Y era más que lógico. La última vez que lo vi, estaba hecho un asco por los golpes que recibió.

—Quisiera decir lo mismo —respondí—, por desgracia, no lo haré.

"El Elemento Perdido #2: Agua" ⚠️ Disponible Hasta El 31 De Diciembre⚠️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora