"CAPITULO 12"

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Al llegar al gran salón, los aplausos no se hicieron esperar. Había muchísima gente y Lena tenía razón, todo estaba perfecto. Apenas y podía creer que esto fuera real. Tragrafuegos en la entrada, bailarinas en los aires y malabaristas de aquí para allá repartiendo bebidas y bocadillos. Las luces que iluminaban el salón parecian flotantes, como miles de estrellas juntas, cada una con un brillo especial. Miles de velas en finos candelabros iluminaban el lugar y la música flotaba con tanta tranquilidad.

Pronto Adrian y Katrina se acercaron a mi. Se veían espectaculares. Adrián en un traje rojo de gala, lleno de medallitas y otras cosas y un sencillo antifaz negro, mientras que Katrina estaba radiante en ese vestido color plata y la máscara a juego. Su brillante cabello rubio caía en cascada por un solo lado, dejando parte de su cuello al descubierto. Dignos reyes de este lugar.

—Creo que no puedo agregar más —Adrián me dio un torpe abrazo y me miró de pies a cabeza.

Era más que claro que aprobaba mi atuendo. Y por extraño que fuera, parecía orgulloso.

—Te ves divina Alexia.

—Gracias papá, ustedes también se ven muy bien.

—¡Alex! —volteé para buscar quien me habia llamado.

Eran Daniela y Damon. Se veían muy animados. Y era algo curioso ver como los tres estaban vestidos del mismo color, rojo. Cualquiera pensaría que esto no se vería muy bien, pero al contrario resaltaba el color y parecían muy coordinados. El brillante cabello rizado de Daniela estaba sujeto en lo alto de su cabeza en un perfecto moño,  y llevaba un antifaz dorado, muy parecido al de Cedric. Mientras que Damon llevaba un traje igual al de Adrián sólo que sin todas esas medallas y consignas. La máscara le cubría toda la cara y tenía la forma de un sol.

—Se ven magnificos chicos, muchas felicidades —Damon le dio la mano a Cedric y a mi me abrazó.

Pude ver como Adrián se tensaba a nuestro lado y Katrina apartaba la vista.

—Muchas gracias —respondí.

—Bueno, ellos tienen que saludar a mucha gente —Adrián se metió entre nosotros y Damon se apartó al parecer sin ningún problema—. Si nos permiten.

—Son todos tuyos hermano.

Damon y Daniela se fueron, perdiéndose entre la gente, que los miraba un tanto curiosos. Los dos parecían muy divertidos a diferencia de Adrián que no dejaba la formalidad a un lado ni de chiste.

Cedric y yo nos pasamos los siguientes minutos saludando a casi todos los que estaban ahi. Miembros de las otras familias reales, los Cornelius y los Terrancer. Era increible darse cuenta que existía más gente que al igual que aqui reinaban en otros lugares, aunque quizá de una manera distinta. Todos nos llenaron de bendiciones, los mejores deseos y esperaban la mejor boda. Lena se encargaria de eso.

—¿Quieres bailar? —preguntó Cedric cuando por fin estuvimos alejados de toda esa gente.

—Quiero descansar —su mirada se apagó un poco—. Pero, está bien, bailemos.

Nos abrimos paso a la pista de baile. Todos se detuvieron un momento para vernos, y luego siguieron bailando, aunque las miradas curiosas no se detuvieron. Bueno, "curiosas" no era la palabra correcta, nos veían encantados. Estaban fascinados por ver a la joven pareja enamorada.

—Si te piso o pierdes un dedo, no quiero quejas.

—No creo que bailes tan mal.

Solté una pequeña risita. Pero era verdad. No bailaba nada mal. Las clases de baile en las que Dëni y yo estuvimos, dieron buenos frutos. Daniel amaba ir a cada evento, hasta que yo me harté y lo abandoné por completo. Comenzamos a dar vueltas por el lugar. Cedric se movía de una manera muy grácil y era fácil seguirle el ritmo. Parecía muy contento con todo esto, y al parecer yo también. La boda sería en cuatro meses. Lena creía que teníamos incluso tiempo de sobra, y ahora sí, según ella, tendría que "participar". No sabía si darle las gracias, o mandarla al diablo.

—¿Qué piensas?

Me di cuenta que había ignorado a mi compañero de baile por un momento. No escuché nada de lo que dijo.

—En todo el asunto de la boda, esta fiesta y todo lo demás, y en que pronto será el cumpleaños de mi padre.

—Adrián cumplió años hace tres meses...

Se interrumpió cuando supo que no hablaba de Adrián. No era mi único padre.

—Claro, el señor Daniel.

—Sí, me gustaría tanto verlos, aunque fuera sólo por un momento. Los dejé sin más, y no supieron nada de mí.

—Quizá podamos arreglarlo en unos días

¿En serio?

—¿Puedo bailar con mi hija?

Adrián apareció de repente, cortando nuestra conversación. Esperaba que no hubiera escuchado nada.

—Por supuesto —Cedric me dio un ligero beso en la mano y se perdió entre la gente.

Adrián me tomó entre sus brazos y comenzamos a bailar. Mi yo interna, me advirtió de inmediato que esto no era un simple baile cortés.

—Estoy realmente sorprendido Alexia.

—Soy buena para causar esas impresiones —respondí con mi tono más arrogante—. Es algo normal en esta familia, ¿cierto?

—Parece ser que sí. Todo este asunto del compromiso, creí que tendría problemas para que aceptaras.

—¿De qué hablas? —pregunté confundida.

—Creí que eras como Eleanor, con toda esa idea del amor, y luchar hasta el fin para obtenerlo. Pero Cedric y tú son distintos, saben que esto va más allá, es un...

—Fortalecimiento de los reinos —completé por él.

—Exacto —sonrió al escuchar esto—. Todo lo demás vendrá después. Cuando me casé con Katrina, no sentía el más mínimo amor por ella, pasó mucho tiempo para eso, después nacieron ustedes y supe que ese amor estaba en mis hijos.

No supe responder a nada de eso. Asi que, ¿ese era su consejo? Esperar a tener cuatro hijos como ellos, y así, a lo mejor, sentiría algo por Cedric. Este hombre debería escribir un libro: Consejos paternales Vol. 1.

—Sé que serás feliz, serán felices y reinarán de manera correcta.

—Tenlo por seguro papá.

La música terminó, y Adrián hizo una reverencia ante mí. Me quedé sola en medio del salón.

—¡Alexia! —Lena venía corriendo hacía mí. Parecía muy agitada.

—¿Acaso estás loca? Sabes que no puedes correr así.

—¿Tú sabías que los Tornander vendrian?

—¿Qué? —claro que no sabía nada.

Apenas y tuve participación en la lista de invitados.

—Están aquí, Greta me dijo, acaba de ver a Dashia.

—¿Quién?

¿Quién rayos era Dashia?

—Buenas noches.

Una voz sonó detrás de mí. Lena se puso más blanca de lo normal y se quitó la máscara.

—Es un gusto conocerte al fin Alexia —hizo una reverencia ante mi.

Una máscara azul le cubría todo el rostro, llevaba un entallado vestido blanco y su cabello castaño caía en cascada por su espalda, me recordaba un tanto a...

—Permíteme presentarme —se quitó la máscara y quedé en shock—. Soy Dashia Tornander, la hija de Ivan y Lucinda.

"El Elemento Perdido #2: Agua" ⚠️ Disponible Hasta El 31 De Diciembre⚠️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora