Un abrazo

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Te abracé muy fuerte, para sentir que en realidad lo estaba haciendo, para creer que no era un sueño más. Te abracé, tu perfume rozó mi cuello y sentí por un instante que me pertenecías.
— Gracias —ingenuamente susurré mientras sentía como mi corazón se detenía.
— Los abrazos no se agradecen —dijiste.
Aunque aún así lo hacía porque sentía la necesidad de agradecerte, porque alguna parte de mí sabía que no iban a ser para siempre, que en algún momento no iban a ser más que recuerdos. También sabía que no me querías de la misma forma en que yo lo hacía por eso esperaba no soltarte; no quería que te fueras, no quería perderte y quedarme sola, con los recuerdos de tus brazos rodeando mi cintura.

Pedazos de alma ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora