Pendiente

14 2 0
                                    

La música estaba sonando muy fuerte y apenas podía escuchar mis propios pensamientos.
También había muchísimas personas bailando de manera un poco rara mientras sostenían un trago o dos. Lo ví.
Finalmente lo ví. Llevaba unos jeans y una remera bordó, o eso creo porque con las luces me era difícil definirlo.
Pronuncié su nombre con nada de esperanzas que me reconociera y me abrazó.
— Al fín nos conocemos. —dijo.
Lo abracé más fuerte, tantas veces imaginé ese momento y ahora lo tenía en frente mío. Tenía que ser real.
Me presentó a sus amigos y a su novia. Me sentí incómoda por un segundo pensé en desaparecer.
Bailamos y no podía dejar de mirarlo.
— ¿Te gusta alguien? —preguntó mirando alrededor. 
La única respuesta que tenía en mi cabeza en ese momento era “sí, vos. "
— No, nadie. —respondí.
Me miró.
— Ah, tenés novio también. 
Inventé una sonrisa que creo que ninguno de los dos creyó.
Me acordé de la manera en que nos conocimos por primera vez y también me acordé que hace un par de años atrás me moría, literalmente me moría por él. Aunque claro que nunca lo supo.
Siempre me gustó mucho verlo feliz, aunque no fuera conmigo y también creo que esa chica no sabía de la suerte que tenía.
Me volvió a abrazar en otra oportunidad, me dijo que me quería mucho y que me agradecía por haber compartido esa noche con él.
Terminó la fiesta y con un par de copas de más me saludó.
— Nos vemos, me gustás. —me susurró al oído. 
Aunque creo que él no estaba consciente de lo que estaba diciendo, y seguro que por la mañana debe de haberlo olvidado.
Llegué a mi casa y pensé en todo lo que viví esa noche.
Me acordé de lo último que me dijo mientras maldecía el hecho de no poder coincidir.
Porque estoy segura de que si no nos hubiésemos encontrado no tendría ahora este desastre en la cabeza por pensar en todos los momentos que pudimos ser y no fuimos.

Pedazos de alma ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora