Capitulo 24 "Una Pequeña Conversación"

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De regreso en palacio, Sissi quiso dedicar unos momentos a Francisco José, para explicarle la pequeña excursión realizada.

Francisco José, que en aquel momento se encontraba solo en su gabinete de trabajo, tuvo una grata sorpresa cuando su adorada mujercita apareció.

― ¡Sissi! ―exclamó alegremente, corriendo hacia ella.

La joven, mientras se despojaba de su nombramiento, dijo:

―Vengo de visitar un hogar infantil.

Francisco José, tomándola de las manos y mirándola con cariño, inquirió:

― ¿Y te gustó?

―Ya lo creo ―afirmó, alegre y sincera, Sissi.

Su esposo se sintió complacido.

―Esos chiquillos tan chiquitines ―continuó Sissi― son adorables. ―Juntó casi totalmente las manos con los dedos índices extendidos y añadió―: Hay uno como una ranita.

El emperador no pudo reprimir una sonora carcajada y con tono de festiva incredulidad, exclamó:

― ¡Bah! ¡Bah!

Separó la emperatriz un poco las manos, haciendo que la distancia entre los dos dedos aumentase ligeramente y rectificó, riendo también.

―Bueno, un poco mayor.

Francisco José pareció más conformado.

Entones Sissi, adoptando una actitud de alegre jovialidad, exclamó.

― ¡Pero como la nuestra, ninguna!

― ¡Quién lo duda! ―corroboró el monarca, apoyando su índice en la barbilla de Sissi.

Después, con tono totalmente serio, preguntó:

― ¿Los cuidan bien?

―No están mal ―explico ella―, pero quizá podrían estar bastante mejor. Yo siempre he creído que en estas casas debe entrar mucho sol, mucho aire y mucha luz.

―Tienes razón ―afirmó Francisco José, dirigiéndose hacia la mesa. Hizo unas anotaciones y añadió―. Daré orden para que se realicen las mejoras necesarias.

Sissi acercándose a su esposo, y apoyando una mano en su hombro, dijo.

― ¡Oye! ¿Me acompañas a ver a nuestro tesoro?

―Sí ―respondió él.

Sissi le cogió de la mano, conduciéndole hacia la salida.

―Pues vamos ―dijo ella, contenta de regresar al lado de su hija.

Los jóvenes esposos caminbn ligeramente, salvando el espacio que los separaba del gabinete en el que se encontraba la princesita Sofía. Pero Sissi, resplandeciente de alegría y felicidad, no se dio cent de que en los ojos de Francisco José había algo muy parecido a una preocupación.

SISSI EMPERATRIZWhere stories live. Discover now