FOUND | H.S |

ANTES - 7 ; Oh no Maggie!

-Quita esa cara de seria-Ordenó Kara mientras tomábamos asiento en el taburete de la barra de tragos-¡Dijiste que querías divertirte!

-¡Si, pero mi concepto de diversión no tiene absolutamente nada que ver con el hecho de venir a un maldito antro!-Chillé para que me escuchase. Aquel lugar era un espanto.

El tiempo transcurrió desde el inconveniente en el edificio, y a pesar de encontrarme lejos de superar aquel trauma, me propuse seguir adelante luego de haber pasado semanas encerrada en mi apartamento con terror de vivir una situación como aquella nuevamente. Pero esa noche estaba lista para salir a despejarme, hasta que a mi mejor amiga me arrastró hacia aquel lugar.

-¡Maldito antro!-Exclamó el anciano que llevaba su brazo enrollado en la cintura de mi mejor amiga-Me gusta ese juego de palabras, voy a usarlo para promocionar el lugar.

Rory era un hombre mayor, de cuarenta y tantos. Para mi sorpresa Kara lo presentó como su novio aquella noche, lo cual lejos de encantarme, me asqueó. Ni siquiera era una persona atractiva, nos llevaba alrededor de veinte años de edad, algo en él me daba mala espina, y era muy desagradable. Sin mencionar que era el dueño de aquel espantoso lugar que se hacía llamar Inferno.

Las paredes eran de un gris claro, salpicadas con pinturas de diferentes colores, en el ambiente se inhalaba un pesado humo que podría jurar no era de tabaco, más de una vez se me habían abalanzado muchachos en pico de ebriedad, y el sexo se respiraba en cada sector de aquel lugar del demonio.

-Quiero ir a casa-Suspiré pesadamente antes de vaciar un pequeño vaso de vodka en mi boca.

-¡Entonces vete Margot!-Exclamó cansada de mis quejas mientras sacudía su rubia y extensa cabellera.

-¡Lo haré!-Grité.

Kara se puso de pie, tomó a su hombre de la mano y se marchó mientras acomodaba su corto y rojo vestido por encima de sus oscuras medias brillosas que cubrían sus largas piernas de infarto.

-¿Por qué tu amiga trajo a su abuelo a un lugar como este?-Preguntaron a mis espaldas y reconocí aquella voz en un instante.

Volteé rápidamente en su dirección. Mi corazón se aceleró, hacía un largo tiempo desde que lo vi por última vez. Pero ahí estaba, tan atractivo como antes. De pie, con su largo cabello cayendo sobre sus hombros y vestido todo de negro, como de costumbre. Se acercó unos pasos hacia mí y esperó a oír mi respuesta.

-Creyó que era una reunión de ancianos-Respondí bebiendo otro vaso de vodka.

-Lo supuse.

Asentí sin responderle, la última vez que lo había visto me había dejado bien en claro que no éramos amigos, y que no íbamos a serlo.

-¿Cómo estás?-Preguntó observándome fijamente a los ojos.

-No creo que eso pueda interesarte-Solté, luchando conmigo misma para no caer bajo el efecto de aquellos faroles.

-Si me importa, Margot-Dio un paso más hacia mí-Estoy aquí por ti.

-¿Cómo me encontraste?

-Todos los lugares se vuelven más pequeños cuando se trata de un destino tan grande-Musitó.

-No creo en el destino.

-Te seguí-Confesó.

-¿Desde dónde?-Me alarmé.

-Desde tu apartamento-Se encogió de hombros.

-¿Cómo es que sabes dónde vivo? ¿Me has estado espiando?-Aquello iba a resultar incluso más espantoso de lo que se oía.