DURANTE - 18 ; Shot out!

2.2K 297 113
                                        

-¿Tienes lo que necesito?-Pregunté entre susurros mientras observaba fijamente a sus ojos.

La mujer, de unos cuarenta y tantos, ojos celestes y tez pálida me entregó un pequeño frasco color anaranjado el cual recibí rápidamente.

-Espero que cumplas con tu parte-Soltó antes de alejarse unos pasos de mí.

-Cuando termines con la tuya-Aseguré-Tengo un contacto fuera, se encargará de tus hijos. Les buscará un hogar y los sacará de las calles.

-Confío en ti perra-Confesó dándome la espalda y a punto de abandonar la habitación.

-¡Oh y Teff!-Llamé su atención logrando que volteara hacia mí-Lo quiero a la medianoche, de lo contrario me encargaré de ti también.

La mujer asintió repetidas veces antes de marcharse de una vez por todas.

Aproveché el hecho de encontrarme sola y escondí dl pequeño frasco anaranjado bajo el fino colchón de mi litera. Me quité la parte de arriba de mi overol y caminé hacia un costado de la habitación para observar mi reflejo en el espejo. Mi abdomen se encontraba ensangrentado y el costado izquierdo de mi torso cubierto por un vendaje que me cubría desde las axilas hasta la cadera. Llevaba una gran herida a causa de una reciente pelea con las convictas que pusieron fin a la vida de Ginger.

Me quité las vendas, dejando al descubierto aquel profundo y doloroso corte provocado por el filo de una navaja. No pude evitar lanzar un grito ensordecedor al momento de colocar alcohol para desinfectar mi herida, dolía como la mierda y me vi obligada a morder las sabanas de mi litera para evitar llamar tanto la atención.

-Puta mierda-Murmuré con lágrimas en mis ojos mientras sentía el alcohol arder al contacto con mi piel lastimada.

Sentí pasos adentrarse en mi habitación, observé unos oscuros zapatos detenerse a unos centímetros de mí. Levanté mi vista para encontrarme a uno de los guardias de la prisión observándome con atención. No parecía tener más de veintisiete años y serios problemas para quitar sus ojos de mi cuerpo.

-¿Qué tanto ves imbécil?-Repuse-¿Se te perdió algo?

-Pareces estar cagada-Habló sonando sorprendido-¿Estas bien?

-Y es ahora cuando lo notas-Dije irónica-Lo estoy.

-¿Necesitas ayuda?-Preguntó al observar las complicaciones con las que contaba al momento de colocarme el vendaje por mí cuenta.

Dirigí mi mirada hacia él ¿De verdad se estaba ofreciendo para ayudarme? Esperaba no se tratara de alguna clase de broma pesada, porque honestamente necesitaba su ayuda.

-¿Te molestaría...-Tendí las vendas y el rollo de cinta antialérgica, recibió aquello y en cuestión de segundos se dispuso a cubrir mi herida-Gracias.

-No hay por qué-Aseguró fijando sus ojos cafés sobre los míos.

Me le quedé observando durante unos segundos ¿Qué necesitaba en realidad? ¿Por qué estaba en mi habitación? ¿Cuáles eran sus intenciones?

-¿Necesitas algo?-Pregunté colocándome la parte de arriba del overol.

-Y-yo... Eh-Lucía nervioso-Tienes visitas.

-¿Es alguien de mi familia?-Cuestioné desviando la atención a mi reflejo en el espejo.

-No-Informó.

Mis ojos regresaron a los suyos, no podía tener visitas. Había dejado en claro que no quería que nadie fuera de mi círculo familiar asistiese a aquel lugar. La situación vivida con la imbécil de Kara me había resultado suficiente.

FOUND | H.S |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora