Familia McGee

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-Maxon. -susurró Aimé, removiéndose incómoda, en unos brazos que no eran los de él.
-Señor. -lo llamó Richard. Él había había escuchado el susurro de la muchacha, más no Maxon, quien se encontraba en el pórtico de la casa.
-¿Qué sucede, Richard? -le preguntó acercándose.
-Señor, la señorita lo está llamando. -le contestó. El joven, que ya se encontraba a su lado, pudo oír como Aimé volvía a susurrar su nombre.
-Gracias. -Maxon sonrió, la tomó en brazos y la acurrucó contra su pecho. Ella, al instante, lo rodeó con sus delicados brazos por el cuello.-Si quieres, puedes tomarte lo que queda del día.
-Gracias. -le dijo el hombre y, observó cómo entraba en la casa, a una velocidad inhumana.
-¿Aimé? -preguntó Victory, mientras bajaba las escaleras, se acercó y la miró.-¿La dormiste? -le preguntó a su hermano, aunque ya sabía la respuesta.
-Es que estaba con el perro. -contestó Maxon, como si fuera un niño chiquito.
-Y eso...¿te molesta? -preguntó, con un tono que derrochaba segundas intenciones.
-Sí, me molesta...pero, no porque me guste.- Se apresuró a aclarar en cuanto vio la cara de su hermana.- Y ahora, si me disculpas,-murmuró enojado.- quiero llevarla a la cama. Parece tener frío. -Su estado de ánimo había pasado de enojado a preocupado, en el segundo que notó que temblaba.
Subió las escaleras con rapidez y entró en su habitación. 

Una recamara negra, con ventanas cubiertas por cortinas gruesas y oscuras para que la luz no ingresara. Una cama de dos plazas yacía en el medio del lugar. Al lado de la puerta, otras tres idénticas daban al baño, armario y biblioteca, respectivamente.

Cerró la puerta, con el pie, y la dejó en la cama, la tapó para recostarse a su lado, acariciándole el cabello. Aimé se acercó a él, lo abrazó por la cintura y hundió la cabeza en su cuello.

Media hora después, se despertó sola, en una habitación absolutamente desconocida.
-¿Hola? -murmuró. Le pareció estar sola, sólo que no sabía que Maxon se estaba vistiendo en el baño.
-Hola, preciosa. ¿Dormiste bien? -le preguntó, una vez fuera. Se acercó a ella y se recostó a su lado.
-Sí, ¿dónde estamos? -le preguntó.  
-En mi casa... aunque, siendo más específico, en mi cama. -le sonrió, de una manera que hizo que ella se sonrojara, al instante.
-Mmm...¿qué hago en tu cama? -la curiosidad le ganaba. Deseaba saber qué diría a eso, aunque sabía que la respuesta la sonrojaría sin dudar.
-Te dormiste en mi auto y me pareció que estarías más cómoda en una cama...no me equivoqué. -le explicó.- Te veías muy linda, por lo que no quise despertarte.-agregó, acariciándole la mejilla.
Se produjo un silencio, en el que ambos se contemplaban, con cariño. 

-¿Quieres conocer a mi familia? -le preguntó, luego de un rato. 

-T-tu f-fa-familia. -repitió Aimé, nerviosa. 

-Sí, bueno, a Victory y a Eiden, ya los conoces. Mis padres son muy buenos, no te pongas nerviosa. -le dijo. Acarició, nuevamente, su mejilla y le dió un beso en la nariz, haciendo que ella ría. 

-Está bien, vamos. -se levantó y salió con él, para bajar las escaleras. 

-Mamá, papá, ella es Aimé. -la presentó Maxon, acercándola a sí, en cuanto los vieron sentados juntos en la sala. 

-No me presentes así, parece que soy tu novia. -le susurró al oído. No era que le molestara, sino que se sentía incómoda.

-¿Por qué?, déjame disfrutar.-le contestó, también en un susurro. Le había dicho como si fuera un nene que no consigue lo que quiere, por lo que ella se rió, sin poderlo evitar. Iba a agregar algo, pero fue interrumpido por una tos falsa. 

-Hola, chicos. -los saludó un hombre, que no parecía superar los treinta y ocho años. 

-Hola, señor McGee. -saludó Aimé tímida. El padre de Maxon, soltó una pequeña risa, confundiéndola. 

-Lo siento, no pude evitarlo. Eres tan tímida y Maxon es, ¿cómo decirlo?- dijo, pero no le dio tiempo a continuar, porque ella agregó. 

-Extrovertido. -dijo; aunque, en realidad, había querido decir metido. El hombre asintió.

-Pasen, vamos a comer.-dijo la señora McGee. Todos asintieron y se dirigieron al comedor. 

Allí, sentados a la mesa, estaban Eiden y Victory, que se pararon al verla. 

-¿Aimé? -preguntó Eiden, en cuanto la vio.

-Sí, larga historia.-le dijo, sin ganas de explicar. 

-Yo quiero saber. Mi hermano no me dijo nada, así que, me vas a tener que decir...TODO.- dijo Victory, ignorando la actitud de su amiga. Esta última sabía que era inútil discutir con ella, por lo que se dió por vencida.
-Okey. -la rubia la miró, expectante, por lo que empezó a explicar.- ¿Conoces a Scott, el chico nuevo? - vio que Victory asintió y continuó...

Eiden en multimedia.
  
                                  Besos, BL.
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