Encuentro lunático

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Recorrieron el centro de la aldea, hasta llegar a la gran casa, que dividía el terreno en dos.
-Este es mi hogar. -les dijo Matthew.- Sé que no es siquiera parecido a su hogar, Luna... -los ojos de aquel hombre expresaban adoración.- pero, espero que alcance para cobijarla durante su estancia y hacer que se sienta a gusto.
Al ver la total sinceridad en su rostro, Aimé no pudo evitar sonreírle con dulzura y contestar, en un intento de aliviarlo:
-Es un hogar hermoso y, para mí, es más que suficiente. - y, manteniendo su perfecta sonrisa, continuó. -Te felicito por lo que has logrado, todo el lugar se ve increíble y, espero, todos estén orgullosos de tenerte como Alpha... me parece que lo llevas muy bien, aunque no deberías fiarte mucho de mi palabra, no sé demasiado sobre este mundo y te hablo desde la ignorancia. - le comentó, aunque no le gustara admitir aquello último.
-No diga eso, Luna, es un honor que usted encuentre siquiera agradable este lugar. - el gran hombre le hizo una pequeña reverencia. -Por favor, permítame guiarla hasta mi amada.
-Será un placer. - tomando su brazo, Aimé se dejó guiar hacia Milén.
Ingresaron a la casa y la atravesaron, subiendo las escaleras, hasta la última habitación de la planta.
-Mi amor, han llegado. -le comunicó Matthew, a la muchacha que se encontraba dentro del cuarto.
-Un gusto conocerlos, soy Milén. -extendió su mano hacia Scott y, luego, hacia Aimé.- Les agradezco que hayan venido. -sonriendo, se acercó a su Alpha y lo abrazó.
-El gusto es nuestro, Milén. - contestó Scott, abrazando a Aimé.
-Su habitación se encuentra al lado de la nuestra. -dijo el otro Alpha.- Deben estar cansados por el viaje.
-Yo creo que lo mejor sería que nos pusieran al tanto de la situación y conocer todo mejor, estamos aquí para ayudar. -fue la respuesta de Aimé, haciendo que Scott asintiera.
-Entonces, acompáñenme a mi despacho. -tomando de la mano a su Luna, Matthew salió de la habitación y se dirigió a las escaleras, para poder llegar a su destino.

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La tarde había transcurrido con total tranquilidad, a pesar de las circunstancias.
Aimé y Scott se encontraban en la habitación que les habían otorgado. Mientras él estaba acostado, ella se preparaba para entrar al baño.

-Necesito darme un baño, para poder sacarme este olor a perro. -le dijo, viendo de reojo hacia la cama, esperando su reacción.
-Prefiero que tengas "olor a perro" y te bañes cada cinco minutos, a que apestes a sanguijuela gigante. -le contestó y, luego, se levantó. - Si vas a gastar agua, hazlo porque en serio apestes. -dicho esto se le acercó y, tomándola entre sus brazos, la llevó hasta la cama.
Una vez acostados, la pegó a su cuerpo y la besó. El beso comenzó lento, pero, cuando él logró que su lengua se encontrara con la de ella, todo el control se esfumó.
Aimé se sentó en el abdomen de Scott, para poder llegar a su boca, y, él, se aferró a sus caderas como un niño a su juguete favorito.

Transcurridos unos segundos, el rubio se separó de ella.
-Creo que ya estás lo suficientemente impregnada de mi olor como para justificar una ducha. -le dijo y, al ver sus ojos, se aferró a ella.- Debería estar molesto porque me llamaste perro y no lo estoy, no te enfades.
-No me enfado. -le contestó, en un susurro, y lo besó. -Me quiero bañar, ¿Me sueltas? -la forma en la que lo miraba, su sonrisa y la forma en la que su cabello caía hacia un costado, hicieron que Scott hiciera caso mientras parecía hipnotizado.
-Te amo. -le dijo mientras la observaba pasearse por la habitación.
-También te amo, Lobito. - le contestó e ingresó al baño.

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-Luna, le quiero presentar a los demás Alphas y Lunas. -la voz de Matthew fue lo único que se escuchó en el salón, luego de que Aimé y Scott ingresaran.
-Andrew y Eluney, manada "Heaven Gift". -ella vió a un hombre alto, de gran porte, ojos claros y una cabellera oscura; junto a él: a una mujer rubia, de grandes ojos celestes y de estatura promedio.
-Un placer conocerlos. -los saludó, al tiempo que ambos decían que era un placer conocerla.
- Ciro y Lihuén, de la manada "Night Fort". -las dos personas que estaban siendo presentadas expusieron que era un placer conocerla finalmente. Él tenía los ojos claros, al igual que su cabello y un buen físico, a pesar de que no se veía tan trabajo como otros; ella era una hermosa y elegante castaña de increíbles ojos oscuros.- Por último, ellos son Enón e Inara, manada "South Moon". -se repitió el mismo proceso que con las otras dos parejas. En este caso, Enón era rubio, de ojos celestes y excelente físico; Inara era una castaña de ojos oscuros que poseía una belleza exótica.
-Un gusto volver a verlos, muchachos. -escucharon la gruesa voz de Scott, detrás de su Luna.- Es un placer conocerlas, Lunas. -continuó.
-Buenas Noches, Alpha. -contestaron todos.
-Acompáñenme, Lunas. -pidió Milén, haciendo que todas la sigan, dejando a los Alphas solos.

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-...Entonces, Milén y yo somos simples mundanas, y ustedes tres son mujeres lobo. -resumió Aimé.
-Exacto, Luna. -contestó Lihuén.- Aunque, yo no la llamaría simple mundana, es usted la Luna de las Lunas. -le recordó.

Antes de que ella pudiera contestar, la puerta se abrió y los Alphas entraron.

-Vamos a cenar, Lunita. -le dijo Scott, luego de darle un pequeño beso y hundir la nariz en su cabello, donde aspiró el delicioso aromo que emanaba.
-Te sigo. -fue toda la respuesta que obtuvo.
Todos salieron de la habitación, dirigiéndose al comedor.

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