Reparaciones

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-No lo intentes, es rebelde sin causa. -la inconfundible voz de Scott se escuchó por toda la sala.
Lo había visto durante la batalla, pero, inmediatamente después, había desaparecido.
Aimé si giró, lo miró y corrió para asegurarse de que no tuviera heridas.
-¿Qué haces? -le preguntó él.
-Me aseguro de que no tengas ni un rasguño. -recorrió su cuerpo entero, tocando las partes en donde la camisa se veía más sucia o tenía alguna mancha de sangre. Por más que buscó y tocó, él jamás se quejó.
-Aimé. -la llamó, haciendo que ella levante la vista hacia sus ojos.- Si me hubieran tocado, siquiera un pelo, lo habrías sentido. -le dijo y una sonrisa apareció en su cara, al ver la cara de confusión que ponía. -Eres mi mate, -le recordó.- todo lo que yo sienta también lo vas a sentir y viceversa.
-Oh. -su cara demostraba la gran conmoción que sentía.- Tenemos que irnos, hay mucho que arreglar afuera. -tomó la mano del Alpha y salió junto a todos los hombres. -Vamos, Firulais, hay mucho trabajo para hacer.  
-¿Firulais? -ella asintió y él la tomó por las piernas, dejándola en su hombro.
-¿A quién llamas Firulais, eh? -le dio una nalgada, haciendo que ella chille.
-A ti. - con la punta de su pie, le dio en el estómago, haciendo que se doble y, por consecuencia la suelte. - Vamos, muchachos. -siguió caminando hasta que escuchó un rugido y, al girarse, vio a un enorme lobo negro que se acercaba a ella con pasos firmes.

No debiste hacer eso, Lunita.

-¿No? - el lobo negó con la cabeza.- Oh.
Sin esperar más, el lobo se arrojó sobre ella. Al tenerla atrapada bajo su cuerpo, se acomodó, de modo que no la aplastaba, pero, tampoco la dejaba moverse.
-Me asfixias. -le rugió ella.- Sal de arriba mío.
No, ¿ahora entiendes que no debes retar al Alpha?
- Sí, ahora sal, -hizo el inútil intento de sacarlo.-me aplastas.
¿Te portarás bien?
El gran lobo recostó la cabeza en el hombro de Aimé, haciéndole cosquillas con su largo hocico.
-No me puedes obligar a comportar de la forma que te plazca.

Bien

El lobo quitó peso y, en cinco minutos, se transformó en un hermoso hombre.

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-Suéltame, Scott. -le pedía, Aimé, riendo, sin poder moverse, ya que, él la tenía entre sus brazos.
-Te voy a comer la nariz. -con la boca fruncida, él intentaba llegar a dicha parte de su cuerpo.
-¡Noo! -sostuvo, con ambas manos, su cara.- Me haces cosquillas.
-No te haría cosquillas, si te quedaras quieta y me dejaras comerte la nariz. -apretó los brazos a su alrededor, atrayéndola más a su cuerpo.
-Tenemos cosas que hacer, lobito. -le dio un beso casto, en los labios. -Vamos. -tomó su mano y lo guió hacia las construcciones destruidas.

-¿Qué hace falta, muchachos? -la voz del Alpha se escuchó más grave, haciéndose notar.
-Alpha, hay que reparar las casas y encontrar un lugar para albergar a las familias. -contestó uno de los hombres.
-Se podrían quedar en casa. -señaló ella, mirando a Scott.
-Me parece bien. -acotó él.

Holaaaa, ¿cómo están?
Okey, sé que no suelo escribir mucho, pero, me pareció una buena idea. En serio me gustaría mucho que comentaran si la historia les gusta o no y que cambiarían de ella.

L@s amo, BL.

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