Helado, llamada y pidiendo perdón

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La llevó hasta su auto y la dejó en el asiento del copiloto, cerró la puerta, se metió de su lado y arrancó en dirección a la heladería del centro.
Al llegar, bajaron y se dirigieron al interior del local.
-Hola. -saludó una chica, vestida con el uniforme del local, mirando coquetamente a Aimé.- ¿Qué vas a ordenar, preciosa? -le preguntó, ignorando completamente a Maxon.
-Mmm...quiero uno de menta granizada y dulce de leche. -le pidió.- ¿Qué vas a pedir? -le preguntó al chico de su lado, abrazándolo por el cuello.
-Yo no quiero. -le dijo, sosteniendo su cintura. Le había encantado su acción, porque había demostrado que no quería que se acerquen a él y, además, había ignorado a la chica que la estaba atendiendo.
-¿Cómo no? -dejó caer sus cabeza un poco para el costado y lo miraba, confundida.- Sí, pide. -le exigió, pero él volvió a negar.- Si no pides, yo no voy a comer y, en serio, tengo ganas de un helado. -lo miró con ojos de cachorro y un pucherito, tremendamente tierno y sexi.
-Está bien. -aceptó.- Pero, no más pucheros. -la señaló, advirtiéndole, ella hizo puchero y, entonces, el castaño se lo mordió. Ella lo miró estupefacta y él se encongió de hombros.- Yo te lo avisé.
Luego de eso tomaron los helados y salieron.
En el camino a uno de los asientos  de la plaza, que había en frente de la heladería, recibió un llamado.
-Aimé, debemos irnos, ocurrió algo.-le dijo, aunque en realidad, no era así.
-¿Qué pasó?, ¿Están todos bien? -le preguntó alterada. Él besó su nariz, haciendo que se tranquilizara.
-Sí, amor, están todos bien. Sólo que tengo que ir. -la llevó al auto y fueron en dirección al apartamento de la chica.
-Bueno, llámame cuando llegues. -le dió un beso en la comisura de los labios y salió del auto.

No había ni llegado a la puerta del edificio, cuando escuchó música a su espalda. Se giró, vio a Eiden, con un equipo de música, junto a Blue y Victory.
-¿Qué és esto? -preguntó asombrada.
-Perdón, no quise que sintieras que no me importas. En realidad, eres muy importante para mí. No te lo conté porque casi no te veía, en serio, lo lamento. -su mejor amigo, se fue acercando con cada oración y ella pudo ver el arrepentimiento en sus ojos.
-Te perdono. -le dijo, mientras se escuchaban los mariachis de fondo. Él la quiso abrazar, pero lo detuvo- Si me das chocolate. -el chico sonrió y miró a la rubia, quien se acercó con una canasta, llena de chocolates y golosinas, que no había visto hasta ese momento.
-Sabía que dirías eso. -le dio la canasta y ella, inmediatamente, lo abrazó.
-Vamos, entren. -los invitó, todos pasaron, pero cuando iba a pasar Maxon, lo detuvo.-Tu, por mentiroso, me cargas. -se le colgó, enredando sus piernas en la cadera de él y apoyó la cabeza en el hueco de su cuello.
Él río y subió, hasta el departamento de la chica.

Quería agradecerles por leer. En serio me emociona, porque me gusta esto y que alguien lea lo que escribo és muy lindo.

Besos,BL.

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