Capítulo 9 - Impresiones

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Por supuesto que fue Kiku.
(T/N) ya se lo imaginaba, pero el muchacho parecía ser mucho mejor para leer el ambiente de lo que ella había supuesto.
No fue mucho después de que el pequeño se llevara el caramelo a la boca que aprovechó la oportunidad para romper la eminente barrera de "extraños".

—Me sorprende que tengan dulces. — comentó en tono casual, mirando al niño. — ¿Dónde los encontraron, señorita (T/A)?
—Con (T/N) basta.
—Entiendo. Entonces, señorita (T/N), ¿dónde los encontraron?— repitió con calma mirando a los otros cuatro, a lo que ella suspiró ligeramente pues no parecía que el muchacho la llamaría solo por su nombre en mucho tiempo.
—Los tenemos desde el primer día de esta catástrofe. — explicó. No había estado muy segura hasta ese entonces de cómo llamar a todo eso, pero supuso que "catástrofe" no estaba tan lejos de ser verdad.
—Qué, ¿los tres están juntos desde el inicio?— inquirió con una divertida pero pequeña sonrisa el ruso, mirando al chino, al niño y a ella.
—Yo ni siquiera sabía que esos dos se conocían de antes. — confesó Yao, mirando a la joven y al pequeño, quien miró a la chica.
—Creo que todo esto ha sido una gran confusión. — comentó ella tranquilamente al notar que todos pensaban que los otros se conocían de antes. — Nadie aquí se conoce de antes que esto empezara. — explicó. — Peter y yo nos encontramos el mismo día en que todo se vino abajo.
—Y luego de año y medio me salvaron a mí, tiene sentido. — comprendió el chino, aunque parecía haberse sorprendido por lo que dijo ella.

Ninguno se percató, pero el alto intentaba ocultar su vergüenza mirando sus manos.
Definitivamente se había confundido en cuanto los conoció, pensó algo completamente distinto.
Pero el saber ahora que todos (menos el niño y la chica) eran extraños entre ellos le tranquilizaba, pues no sentía que era el único perdido en el asunto.
No sabía por qué, pero tras oír la explicación de la chica y la cantidad de tiempo que había mencionado el asiático se sentía... ¿aliviado?
¿Por qué demonios se sentía aliviado de que el chino no conociera tanto como él creía a los otros dos?

—¿Te salvaron, Wang?— preguntó a los instantes algo asombrado el nuevo.
—Me salvaron de morir de sed y hambre. — especificó él.
—Eh, ¿en serio?— quiso saber Ivan, curioso. Miró a la chica en busca de una afirmación.
—¡Sí!— respondió el niño en su lugar, alegremente. — Lo encontramos inconsciente en una plaza y lo cuidamos hasta que despertó. — sonrió. — Está con nosotros desde entonces.
—Vaya...— dijo el japonés, procesando la información.
—Pero no fue mucho después que encontramos a Ivan. — añadió la joven.
—¿De verdad?— se sorprendió el ruso.
—Es cierto, menos de dos días, si no me equivoco. — recodó el chino.
—Eh, entonces qué, ¿recién se conocían para cuando me encontraron?— preguntó algo nervioso el alto.
—Así es. — le confirmó (T/N). Pudo ver como el joven miraba a un costado algo avergonzado, pero decidió no preguntar. ¿Qué diablos se habría imaginado en cuanto los vio?
—Y desde entonces tampoco han pasado más de dos días, creo. — comentó Yao.
—¿Lo dices en serio?— esta vez el que se sorprendió fue el japonés.
—Sí, ¿por qué?— lo miró.
—Ah, lo que pasa es que cuando vi a la señorita (T/N) reencontrarse con Braginski me pareció que se conocían de antes. — se explicó. — Además, la forma práctica en la que hablaban... no sé, lo siento. Pensé que...— se detuvo y miró a un costado, algo avergonzado.
—No te preocupes, parece que todos aquí se confundieron. — le tranquilizó ella.

(T/N) miró a la nada por unos segundos.
¿Es que acaso todos se llevaban la impresión incorrecta al inicio? ¿Qué diablos había pensado Kiku? Bueno, lo cierto era que ella lo había tomado por ladrón, e incluso se sorprendió en cuanto colaboró pero... ¿qué otra cosa pudo haber pensado en esa situación?
Aunque debía ser lo mismo para los otros.
O eso esperaba.

Agua, por favor [Hetalia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora