(T/N) soltó un chillido de terror cuando alguien abrió la puerta del camper mientras ella se aferraba al borde desde afuera. La puerta se abrió y la joven se sostuvo por su vida a la parte de arriba, colgando con los pies al vacío de la oscura carretera que dejaban atrás a más de cien kilómetros por hora.
Pudo escuchar a alguien sorprenderse desde dentro, tal vez quien había abierto la puerta.—Merda! ¡Oí a ruidos fuera, ¿quién está ahí?! —preguntó alterado el italiano, aún sosteniendo el pomo de la puerta.
—¡No cierres, no cierres! —gritó asustada la (nacionalidad), balanceando sus piernas sin sentido y moviéndose con cuidado de no soltar la puerta.Oyó cómo se armaba una conmoción dentro cuando los pasajeros reconocieron su voz. Ella, mientras tanto, se concentró en tratar de darle la vuelta a la puerta para quedar del lado interior y saltar hacia dentro del camper.
Movió sus manos hacia los lados poco a poco y logró dar la vuelta con mucho esfuerzo. Lovino ya había soltado el pomo, y permanecía de pie frente a la entrada, preocupado y sintiéndose culpable.
Ivan empujaba la puerta un poco hacia afuera desde la zona de las bisagras, para que no se cierre por el viento y aplaste los dedos de la joven.
(T/N) miró el espacio entre ella y el interior del camper y dudó. Tenía miedo.—¡Salta! —comandó en voz alta el italiano, extendiendo sus brazos hacia el frente.
No tuvo que repetirlo dos veces. Sin pensárselo mucho, la (nacionalidad) se impulsó con sus piernas y saltó dentro del camper y a los brazos de Lovino. Rodeó su cuello y hombros con fuerza y sintió cómo él rodeaba su espalda y se tambaleaba hacia atrás por el impulso.
Se quedaron inmóviles hasta que (T/N) se hubiera tranquilizado un poco por el susto.—Gracias... —suspiró aliviada ella en cuanto se separaron. Ivan cerró la puerta.
—No agradezcas, esto no hubiera pasado si yo no hubiera abierto la-
—Igual. —lo interrumpió la (nacionalidad), quitándose la máscara y calmándolo con una rápida sonrisa. No había forma de que el italiano hubiera podido saber que alguien estaba trepando por el camper, no era su culpa.Lovino se tragó sus reproches con algo de vergüenza al ver a la que casi había tirado por la pista ya recuperada de la impresión, y la siguió con la mirada mientras la joven avanzaba dentro del camper.
Antonio estaba echado sobre la cama, con su hombro izquierdo envuelto en vendas y el torso al descubierto. Yao estaba sentado a su lado, cosiendo con calma los agujeros en algunas de las ropas de los presentes; y la ucraniana estaba hecha bolita al fondo de la cama.
Los demás estaban preocupados y tensos.(T/N) se acercó al ibérico y le regaló una mirada de disculpa, aunque no hubiera nada por lo que ella debía estarse disculpando. El español la calmó con una pequeña sonrisa adolorida y se preparó para hablar.
—Duele menos de lo que pensé que dolería. —se le escapó una risa rasposa, y la joven tuvo que admirar su capacidad de mantenerse alegre incluso en esos momentos.
—Espero que le hayas dado las gracias a Yao. —respondió ella divertida, pero con pesar tras sus palabras. No era capaz de despreocuparse como el joven frente a ella.
—Ya lo hizo. —se apresuró a decir con tranquilidad el chino, no apartando su mirada de su aguja e hilo ni por un segundo.
—Bueno, ha quedado comprobado, entonces. —suspiró Lovino, sentándose en el sitio al lado del español en el que no había nadie.— A los idiotas no los mata cualquiera.Antonio rio con algo de dificultad y (T/N) desvió su mirada para escanear el resto del vehículo. Logró captar la atención de todos los demás, y comprendieron que había algo que ella deseaba decirles.
Por lo que se congregaron cerca de la cama, y el italiano y el chino ayudaron al español a sentarse.
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Agua, por favor [Hetalia]
FanfictionEl mundo se ha quedado sin agua, y (T/N) y sus compañeros deberán encontrar un artefacto milenario que supuestamente salvará a lo que queda de la humanidad, lidiando con dictaduras y maleantes en el camino, ¿serán capaces de lograrlo? Hetalia x lect...