Agua, por favor [Hetalia]

Capítulo 36 - El Camper

El grupo se quedó callado, admirando la casa rodante que acababan de descubrir. El que la hubieran encontrado quería decir que podían llevársela, lo cual equivalía a más espacio para guardar cosas, un lugar dónde descansar y una cocina.

Kiku se acercó y forzó la entrada con una ganzúa, abriendo la puerta lentamente. Se giró con la mirada seria, como si preguntara quién quería entrar.
Al final hicieron rondas para observarla por dentro. Los doce entraban al mismo tiempo, pero así sería incómodo estarse moviendo y escudriñando cada rincón mientras alguien más abría los cajones y toda la cosa.

Era grande, pero no tanto. Tenía varias ventanas con las cortinas echadas, una larga zona para cocinar con microondas, horno, refrigerador (pequeñito), etc. Cajones en las partes de arriba y ollas y sartenes, junto con cubiertos. En un lado había una mesita larga con sillones contra la pared ocupando parte de una esquina, y al fondo había un escaloncito que daba a una especie de "alcoba" dentro del camper: tenía sillones en forma de U cuadrada y una mesita al medio, con una ventana al fondo que daba hacia atrás.
Hacia delante había una cama matrimonial en un pequeño cuartito con ventanas que miraban hacia los lados de la parte del frente.

Una vez todos hubieron observado el interior, se reunieron en un círculo fuera del camper.
Todos parecían emocionados.

—¡Ya no vamos a tener que congelarnos en el auto! —celebró Peter, sacándole varias risas a algunos mientras (T/N) pensaba en algo.
—Pero, ahora que lo pienso... —comenzó ella en un tono apagado, aún sopesándolo.— Ahora que tenemos el camper, no le veo sentido a quedarnos con la moto...
—¿Qué? —preguntó el pequeño, arrastrando la "e" como si entristeciera.— Pero ya me encariñé con la moto...
—Es decir, yo también, pero aún así... —murmuró ella, perfectamente audible para el resto.
—But dudette, el camper tiene un compartimento y la maletera de mi camioneta es enorme. —indicó Alfred, y ella le miró algo confundida (aunque él no vería su expresión por la máscara).
—¿A qué te refieres...? —preguntó Yekaterina.
—Digo, el asiento extra de la moto es acoplable, ¿verdad? —preguntó el estadounidense, y Peter y (T/N) asintieron.— Podemos desacoplarlo y guardarlo en el compartimento del camper. El resto de la moto entra sin problemas en mi maletera.
—Eso... eso es una buena idea... —comentó Arthur lentamente, mirando al piso con los ojos bien abiertos.
—¡¿Por qué diablos suenas sorprendido?! —se quejó Alfred de manera infantil.

Aceptando la idea del estadounidense, (T/N) le ayudó a separar el asiento extra de la moto y a guardarlo en el camper mientras Arthur e Ivan colocaban la moto en la maletera. El equipaje que había estado en el asiento fue guardado en los cajones de la casa rodante, junto con parte de lo que cargaba la camioneta.

Matthew ató el camper al vehículo con la unión que se usa para remolcar cosas y su hermano encendió la camioneta, manejándola unos metros para verificar que la nueva adición se movía tranquilamente tras el auto.
Y así era, no parecía ir a soltarse por nada en el mundo.

Alfred se subió a su auto y Kiku se sentó de copiloto, Matthew acomodándose en la segunda fila junto con Arthur y Gilbert. El resto del grupo se subió al camper y emprendieron su marcha, tomando la ruta que habían acordado.
La siguiente ciudad estaba a unas buenas cinco horas de su posición actual, y Arthur había aceptado hacer cambio con Alfred a las tres horas para que el estadounidense pudiera ir al camper a descansar.

Dentro de la casa rodante, mientras tanto, Francis rebuscaba entre las cosas de cocina, separando entre lo que aún servía y lo que no. Todos se habían quitado las máscaras, incluida la (nacionalidad), quien estaba sentada en uno de los sillones largos al lado del pequeño que miraba por la ventana emocionado. Yao estaba sentado en el otro extremo de los sillones, revisando su tobillo para ver cuánto había mejorado.
Al parecer ya estaba bien.