Cenizas en el Corazon

Debilidad

A medida que la primavera se desvanecía lentamente, dando paso al imponente calor del verano, el ambiente en el pueblo experimentaba una transformación notable. Los días se alargaban, el sol ardiente inundaba las calles y una brisa cálida soplaba entre los árboles, llevando consigo el aroma fresco de las flores recién florecidas.

Con el cambio de estación, el ritmo de vida en el shopping también se modificaba. Las calles se llenaban de turistas y lugareños que disfrutaban del buen tiempo, mientras que las tiendas se preparaban para la temporada alta de compras. Las ventanas de la tienda permanecían abiertas, dejando entrar la suave brisa del verano y creando una sensación de ligereza y libertad en el ambiente.

En medio de este trasfondo de actividad frenética y calor sofocante, el encuentro con Amy se volvía aún más especial. Su presencia radiante parecía iluminar el espacio a su alrededor, llenándolo de una energía fresca y revitalizante.

Con la llegada del verano, las calles se llenaron de personas vestidas con atuendos ligeros y coloridos, disfrutando del clima cálido y las largas horas de sol. Pero para mí, este verano sería diferente. Aunque antes solía disfrutar de la vista de las chicas en shorts cortos y mallas ajustadas, este año mi atención estaba completamente centrada en Amy.

Fue un shock para mis sentidos verla entrar al shopping en una mini falda de color mostaza que resaltaba sus encantadoras curvas de una manera que me dejó sin aliento. A pesar del calor sofocante, un escalofrío recorrió mi espina dorsal al verla, provocando una sensación de ardor en mi interior que no podía ignorar.

No era su día de trabajar, lo que me llevó a preguntarme por qué estaba allí. Sin embargo, mientras la veía pasearse frente a mí, era como si el tiempo se detuviera y todo lo demás desapareciera. Era una tortura no poder apartar la mirada de ella, especialmente con esa mini falda que despertaba en mí un deseo incontrolable.

Mi mente luchaba por mantener la compostura frente a los clientes que entraban y salían de la tienda, mientras mi cuerpo reaccionaba de manera completamente involuntaria al espectáculo frente a mí. Intenté en vano distraerme, pero incluso la imagen de mi abuela en ropa interior no fue suficiente para disipar el fuego que Amy encendía dentro de mí. En ese momento, me di cuenta de que el verano no sería el mismo este año, no con Amy ocupando mis pensamientos de esta manera.

Mientras observaba a Amy pasear con esa desconocida, sentí como si mi mundo se tambaleara. La ansiedad me invadió, mis manos temblaban y mi corazón parecía querer salir disparado de mi pecho. Me levanté con cautela, tratando de disimular mi estado de agitación para no alarmar a los pocos clientes que aún estaban en la tienda. Me dirigí rápidamente al cuarto trasero en busca de un poco de agua fresca para intentar calmar mis nervios.

El sonido del agua chocando contra el lavabo resonaba en mis oídos mientras mojaba mi rostro con desesperación, tratando de enfriar el ardor que sentía en mi piel. Cerré los ojos con fuerza, intentando bloquear los pensamientos tumultuosos que se agolpaban en mi mente. ¿Qué estaba pasando conmigo? ¿Por qué me afectaba tanto ver a Amy con otra persona?

Cuando regresé al mostrador, mi corazón aún latía con fuerza y mi respiración seguía agitada. Traté de concentrarme en el papeleo frente a mí, pero mi mente seguía divagando hacia Amy y esa misteriosa compañera que la acompañaba. La tensión en el ambiente era palpable, como si estuviera en el ojo de un huracán emocional.

El tintineo de la campanilla al anunciar la entrada de un cliente me sacó de mis pensamientos, y me esforcé por mantener la compostura mientras atendía sus necesidades. A pesar de mis mejores esfuerzos, no podía evitar que mi mirada se desviara ocasionalmente hacia Amy, sintiendo una mezcla de anhelo y nerviosismo que me dejaba completamente desarmado.