La mañana siguiente, me encontré anhelando la calidez de mi hogar mientras la lluvia golpeaba suavemente contra los cristales. Opté por quedarme en casa, abrazada por el confort de mi sofá, una taza humeante de chocolate caliente entre mis manos y la familiar melodía de mi serie favorita, "How I Met Your Mother", llenando la habitación. En esos momentos, cada episodio era un viaje nostálgico hacia el pasado, una dulce reminiscencia de tiempos más simples y sueños de amor eterno.
A medida que me sumergía en las desventuras románticas de los personajes, mis pensamientos se deslizaban hacia mis propias esperanzas y deseos. Como una romántica empedernida, encontraba consuelo en las risas compartidas y en los suspiros melancólicos que escapaban de mi corazón. En cada gesto tierno y en cada mirada cargada de significado, hallaba un reflejo de mis propias ilusiones y temores, recordándome que el amor puede ser tanto un anhelo como una promesa.
La tranquila armonía de mi día se vio repentinamente interrumpida por la entrada de mi hermana Anna, cuya expresión confrontativa no pasó desapercibida. Anna poseía una elegancia serena y una presencia que llenaba la habitación, aunque sus palabras eran escasas. Con una sola mirada, era capaz de transmitir un torrente de emociones, dejando en claro que algo pesaba en su corazón. Me preparé para el inminente sermón que se avecinaba, consciente de que su preocupación podría alterar mi apacible refugio.
—¿Por qué sigues en pijama? — preguntó Anna, mirándome con ojos abiertos, su expresión reflejaba preocupación y un toque de tristeza.
—¿Qué tiene de malo? — respondí, sin apartar la vista de la serie, tratando de ocultar mi propio malestar detrás de una máscara de indiferencia.
—Lo malo no es tu pijama — contestó Anna, sentándose a mi lado con un suspiro. — Mi problema eres tú.
—¿Yo? — pregunté confundida, dirigiéndole una mirada llena de incomodidad. — ¿Qué hay de malo en mí?
—No hagas esto — continuó, tomando mi mano con ternura, sus ojos transmitían una mezcla de amor y preocupación. — Sabes lo que opino sobre buscar consuelo en series de televisión en lugar de recurrir a tu propia familia. Ellos no pueden salir de la pantalla y levantarte el ánimo como lo haríamos nosotros.
—Pero Ted Mosby lo logra — repliqué entre dientes, sintiendo una punzada de culpa por preocupar a mi hermana.
—Amy — pronunció Anna, alargando la última letra, con un tono suave y maternal, tratando de encontrar las palabras adecuadas para expresar su afecto.
—¡Estoy bien, hermana! — exclamé, elevando el tono de mi voz con un deje de irritación, pero en realidad anhelaba que ella me entendiera y me abrazara en busca de consuelo. — ¿Por qué te molesta tanto que me quede en casa todo el día viendo la televisión?
—Porque no eres así — dijo Anna con voz tranquila pero firme, su mano apretaba suavemente la mía en un gesto de apoyo. — Solo te limitas a mirar tu serie tonta en pijama y tomando chocolate caliente cuando sientes que pierdes el control de algún aspecto de tu vida. Solo quiero recordarte que estoy aquí para ti, para apoyarte y ayudarte a superar cualquier obstáculo....
Reclamo levantando aún más la voz, sintiendo un nudo en la garganta mientras luchaba por contener el dolor y la frustración que la invadía.
—Deprimirse, callar, encerrarse, huir de los que te quieren ayudar no resolverá tu problema — explico con un temblor en su voz, las palabras cargadas de tristeza y desesperación. — No quiero que termines igual que papá...
Confeso mientras las lágrimas comenzaban a empañar mi vista, una mezcla de dolor y miedo se apoderaba de mí, recordando el sufrimiento que nuestro padre había experimentado. Una única lágrima solitaria resbaló por mi mejilla, llevando consigo años de angustia acumulada.
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Cenizas en el Corazon
Romance"En las calles silenciosas de una pequeña ciudad en Rhode Island, donde la tranquilidad y la familiaridad dan la bienvenida a quienes la habitan, se esconde un mundo de secretos oscuros y emociones reprimidas. En este mundo aparentemente idílico per...