Hace ocho años...
— Disculpa. — Escuché una ronca voz mientras sentía un empujón en mi espalda.
El recuerdo se deslizó en mi mente como una sombra ominosa. Aquel día había sido una de las experiencias más desconcertantes de mi juventud, una que prefería mantener sepultada en los rincones más oscuros de mi memoria. El aroma penetrante a menta y cigarrillos impregnó el aire, dejándome una sensación de malestar.
La figura desconocida entró rápidamente al consultorio del doctor, su rostro en penumbra no dejó ninguna impresión duradera en mi mente, pero su actitud tensa y perdida sí. Pude intuir que estaba llegando tarde, probablemente preocupado por algo que escapaba a mi comprensión en ese momento.
Mientras tanto, el consultorio permanecía en un silencio tenso, interrumpido únicamente por los susurros de impaciencia de los otros pacientes. Todos compartíamos una sensación de irritación, una sensación que había experimentado demasiadas veces en ese lugar.
Mi médico no era solo un hombre que me revisaba superficialmente; era una presencia constante en mi vida, una figura que se inmiscuía en mis asuntos más privados de una manera que me resultaba incómoda. Recuerdo cómo solía mirar descaradamente a mi madre, y sus ridículos chistes para enmascarar su propia ansiedad solo empeoraban las cosas. Pero a pesar de mis reservas, no podía evitar ir a mis citas mensuales, no solo por mi madre, sino por la necesidad de mantener mi salud en buen estado.
Aquella espera prolongada, que esta vez se alargaba más de lo habitual, despertaba en mí una irritación latente. Me sentía atrapado en el aburrimiento y la ansiedad, deseando fervientemente que el tiempo pasara más rápido. Cada minuto adicional era un recordatorio de un pasado oscuro que prefería no enfrentar, una serie de eventos que habían dejado cicatrices invisibles en mi alma. Pero mientras aguardaba impaciente, las sombras del pasado se arremolinaban en mi mente, amenazando con envolverme en sus oscuros recuerdos una vez más.
Sin embargo, aquel tropiezo dejó una sensación extraña que se extendió por todo mi ser, como si una descarga eléctrica recorriera mis venas. Mi mente revivió ese olor peculiar que emanaba de su cabello negro como el azabache, un aroma que desencadenaba una cascada de recuerdos y emociones en mi interior. Me acerqué al filtro de agua, tratando de calmar mi ansiedad, mientras ella se detenía frente a mí en silencio, con sus grandes ojos que parecían absorberlo todo y una disculpa apenas susurrada escapando de sus labios antes de alejarse sin dar tiempo a una respuesta.
No era una chica excepcionalmente hermosa, su mirada no destellaba con un brillo deslumbrante y su sonrisa era un tanto torcida para lo que se consideraba convencionalmente hermoso. Sin embargo, había algo en su aura, una energía misteriosa y magnética que me atrajo de inmediato. Como si nuestros mundos chocaran en el cruce de miradas, ignorando cualquier convención social o prejuicio que pudiera separarnos.
Ella giró una última vez, lanzándome una mirada curiosa antes de continuar su camino con un movimiento despreocupado pero sensual. Mis ojos quedaron fijos en su figura, recordando cómo esa ropa negra le sentaba de manera provocativa, resaltando su pálida piel. Su estilo rebelde y poco convencional era una rareza en una ciudad como esta, y eso solo aumentaba mi fascinación por ella.
Mi madre tiró de mi mano, sacándome de mi trance y llevándome hacia el consultorio del médico. Pero incluso en ese espacio, en medio de los exámenes y la espera, no pude dejar de pensar en ella. Era un torbellino de emociones nuevas para mí, un chico sin experiencia en asuntos del corazón, pero con una rebeldía latente que anhelaba explorar lo desconocido.
La vida de Mike y la mía había tomado caminos divergentes, pero nuestra amistad se mantenía sólida como una roca. Mientras él escalaba en el mundo de la tecnología y la aplicación de la ley, yo seguía mi propio rumbo, más tranquilo y alejado de las luces brillantes de la fama. Él era el cerebro, yo era el músculo; él desentrañaba los misterios del ciberespacio, yo seguía mis instintos en la calle.
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Cenizas en el Corazon
Romance"En las calles silenciosas de una pequeña ciudad en Rhode Island, donde la tranquilidad y la familiaridad dan la bienvenida a quienes la habitan, se esconde un mundo de secretos oscuros y emociones reprimidas. En este mundo aparentemente idílico per...