Contra de tu sangre

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Narrador omnisciente

- ¡Hola Jason! -

Era un saludo, un tímido saludo de parte de un escuálido niño de diez años con intensos ojazos verdes, parado allí incómodamente delante de la silla vacía que él tenía a su lado.

Adivinó lo que pensaba, él creía que podía ocupar ese asiento.

- H-hola... - Tartamudeó evasivo al mismo tiempo que repasaba la vista nervioso a sus compañeros de la clase primaria de Goode.

Todos lo observaban detenidamente, con ojos burlescos y acusadores al mismo tiempo que cuchilleaban con sus compañeros de asiento de a lado y del frente. Se sintió inevitablemente avergonzado de estar hablando con alguien como Percy.

- ¿Puedo sentarme a tu lado? - Le preguntó su primo con voz dulce y esperanzada, ignorando los murmullos de su alrededor.

Jason se sintió irritado, ¿por qué Percy se había acercado a él? No era como si fueran amigos, solo eran primo hermanos y aun así apenas se veían en las reuniones familiares, además su madre iba a regañarlo si se enteraba.

Él también sentía los ojos de todos encima suyo. Estaban esperando expectantes, Jason no quería que los demás lo vieran o lo relacionarán de ningún modo con él. Entonces todos hablarían mal de él y le darían la espalda si mostraba que conocía al niño nuevo que con sus holgadas y míseras prendas los niños de toda la institución ya lo habían catalogado cruelmente como un vagabundo que escapó de un sucio puente.

- No. - Musitó cortante. - Perdón. - añadió incómodo.

Todos se rieron alrededor de Percy. Cada uno de ellos en la clase, las palabras que lanzaron fueron crueles como solo un niño puede lograrlo.

- ¡Qué vergüenza! Pensó que podía sentarse con Jason. - Dijo uno de ellos.

- Lo sé, ¿en qué estaba pensando? - Dijo otro.

- Tiene la cara de un tonto. - Asiente uno. - Miraa...

Jason nota como sus ojos aguamarina que hace solo un momento eran brillantes y alegres poco a poco se apagaban y se llenaban de pánico. No aguantaba mirarlo sufrir, así que apartó la mirada fingiendo con todas sus fuerzas que él no existía, que no estaba allí temblando por su rechazo.

- ¿Qué va a hacer? ¿Va a llorar? - Preguntaron los niños alrededor divertidos.

- Síí, creo que lo hará. - Confirma otro.

De inmediato todos estaban coreando al unísono excepto por algunas chicas.

- Qué lloré, qué lloré, que lloré. - Vociferaron todos y riéndose al mismo tiempo. Luego empezaron a golpear sus mesas y zapatear el piso gritando cada vez más fuerte y animados. - Qué lloré el bebé, qué lloré el bebé, qué lloré el bebé. -

Percy observó por todos lados como esas voces chillonas subían cada vez más y más como olas salvajes que se elevaban por segundos apunto de caer encima suyo y engullirlo hasta ahogarlo.

Parecía que estaba a punto de gritar y colapsar, su pequeño pecho subía y bajaba con demasiada rapidez y sus manos se convirtieron en puños a los costados de su cuerpo.

Y entonces el clamor acabo con el chasquido de un grito misericordioso.

- ¡¡Cállense, bolas de orangutanes!! - Luke Prorrumpe en medio de todos casi al fondo de la clase donde normalmente se mantenía en silencio. Con esa única voz, todos enmudecieron. Porque estaban demasiado sorprendidos por el repentino arrebato de furia del usualmente introvertido Luke Castellan. - ¡¡Ya déjenlo en paz!! -

PERCY PUNK - PERCABETHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora