Orientaciones repulsivas

1.4K 152 141
                                    

Sentía que mi cabeza estaba a punto de hacer un corto circuito. ¿Cómo pudo?

¡¿Cómo pudo faltarle el respeto así a mi hermanito?! ¡A su hijo! ¡Su propia sangre de su carne!

- ¡No lo entiendo! ¡Ese maldito viejo! ¿Por qué no lo hizo? Fue por culpa de Hera ¿no? ¡Lo fue, MALDITA SEA! - Grité casi perdiendo los estribos, pateando una silla que chocó contra la pared de mi raído departamento de segunda mano. - Ella lo habrá decidido. Lo planeo tooodo, claaaro, qué gentil de su parte. La dulce esposa lamentándose por la muerte del hijo de su esposo con su amante. ¡Ja! -

Mis vociferaciones detonaban puro sarcasmo despectivo hacia alguien que debía de estar tomando justo ahora champán con sus hipócritas amistades, presumiendo de su abrigo hecho de plumas de pavo real.  Mientras yo me pudría, claro, en este chiquero.

- Cálmate Thalia, no te comportes como una histérica. - Me riñe con dureza Luke. Yo me quedo mirando su rostro sin emoción alguna con incredulidad.

Era un insensible. Pero no tenía cabeza para poner en su lugar a ese mocoso.

- ¿Qué..? ¿Qué no me comporte como una loca, dices? - Exclamo airadamente. - Tengo todo el puto derecho de ir a tirarle mierda a mí patética simulación de padre. -

- Shh. Te oirán los demás inquilinos. - Dice con un gesto brusco de la mano.

Alzo una ceja con desdén en su dirección.

- Me importa UNA MIERDA, lo que piensen de mí Luke. ¡Qué me oigan gritar, apuesto que doy un poco de entretenimiento a sus jodidas vidas! - Termino gruñendo, me acerco a una pared y le doy un puñetazo. Dos, tres, cuatro. Un poco de polvo del yeso empieza a caer.

- Estoy a segundos de presentarme a la señora Perfecta y darle un puñetazo en su estúpida nariz tan fuerte que ni los más caros cirujanos podrán remediarlo. - Mascullo con odio goteando mis palabras.

- No puedes hacer eso, lo sabes. - Luke me mira con exagerada paciencia. Y yo estoy apunto de volver a lanzar otra silla a su cara para conseguir que mostrará un atisbo de emoción. - Se supone que estás muerta. No lo arruines, Thalia. Si Hera se entera que has regresado a New York, enviará a los mismos matones que causaron el accidente automovilístico años atrases. -

Suelto una mofa irónica. Pasándome al mismo tiempo los dedos por mi corto cabello negro azabache. Extrañaba mi espada, en Grecia, no había un solo momento en que no la mantuviera cerca. Incluso mientras dormía, era mi fiel compañera.

- Oh sí, se me olvidaba claro, que los gusanos estaban haciéndose un festín con mi cadáver a dos metros bajo tierra junto al cadáver de mi mejor amiga. Bianca di Angelo. -

- Debes dejar de culparte por lo de Bianca. - Suspira exasperado. Agarra la silla tirada en el suelo y la pone en su lugar. - No fue tu culpa, no sabías que algo así ocurriría. -

- Si la hubiera podido convencer de qué podía ir sola hasta el hospital. - Murmuró jugueteando nerviosamente con mi brazalete.

Pongo mis manos en puños. Me dirijo hacia la ventana con motas de suciedad.

Afuera, el mundo parecía continuar normal, y tranquilo totalmente indiferente a mi propio caos. El mundo, no se iba a detener por mí, las cosas seguían su curso, y dependía de uno quedarse varada en el dolor o continuar caminando hasta que el dolor de los pies sea más fuerte que el del corazón. Siempre lo supe, caminando sin mirar atrás, sin recordar el pasado tanto como podía. Era la única forma de mitigar el dolor por haberlo perdido todo en solo minutos y haber sido títere de la esposa de mi padre.

Había permitido, que me mantuviera dormida y callada en el anonimato por años. Se supone que ya lo tenía superado...

Aun así, me sentía tan cansada y golpeada como si un cíclope me hubiera utilizado como saco de boxeo.

PERCY PUNK - PERCABETHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora