Mis padres estaban en su cuarto cuando yo lloraba desconsolada, tirada en el suelo de mi habitación. El frío se apoderaba de mi cuerpo, haciendo que mis lágrimas prácticamente congelaran mi inflamado rostro, cosa que no me afectó en absoluto.
Sinceramente ya no aguantaba más, y los cortes en mis brazos y piernas ya no cumplían lo prometido, ya no lograban calmar mi sufrimiento. También comencé a adoptar la costumbre de golpearme, y de tomar pastillas varias para así relajarme un poco de forma momentánea, así que tomé mi bolso y saqué de ahí unas cuantas pastillas de "emergencia". Las benditas benzodiacepinas.
Las coloqué bajo mi lengua de inmediato y estás se empezaron a disolver en mi boca. Me levanté del suelo algo mareada y pensé, o eso intenté. Debía hacer algo rápido, algo que me liberara de mi tormento. Llorar ya no servía en esos momentos y me sentía como una tonta por no estar haciendo nada con mi estúpida vida. Mi existencia era asquerosa y tenía que acabar.
Me puse una de mis batas favoritas, la más abrigadora, que me protegería del invierno tan fuerte que azotaba la ciudad, y con paso decidido salí de mi habitación tratando de no hacer ruido, pero en eso golpee un jarrón decorativo por equivocación, y este cayó escaleras abajo dejando miles de fragmentos esparcidos por el suelo, provocando obviamente un gran ruido. Tragué saliva y cerré mis ojos bastante frustrada por la mala suerte que tuve al no notar esa decoración tan estúpida.
¿A quién mierda se le ocurre dejar un jarrón tan cerca de la salida de mi habitación? Estaba tan molesta que apreté mis puños y mordí mi labio esperando a que mis padres no despertaran, algo que lamentablemente sucedió. Escuché ruido y solté unas cuantas palabrotas.
-¿Qué sucede? -Gritó mi madre a los segundos del incidente desde su habitación, y yo bajé rápidamente, clavándome los pedazos del jarrón en los pies, haciendo que la cerámica de este dañara mi piel.
-¿Soyul?
-¿Hija? -Habló ahora mi padre encontrándome en las escaleras. Se veía confundido y asustado. Aún así, con los ojos llenos de lágrimas, salí de la casa y me fui corriendo por la calle, dejando todo atrás. No quería que nadie me detuviera.
Escuché los fuertes gritos de mi padre y la voz desesperada de mi madre, y también noté que uno de ellos corría detrás de mí hasta que luego ya no pudo seguir a causa del cansancio. La adrenalina del momento me ayudó a no detenerme y mantuve mi mente en blanco. No quería pensar, aunque mi mente estuviera de pronto en blanco. No quería arrepentirme y volver a casa.
No sé cuánto corrí o cuánto me demoré en llegar a una zona más urbanizada, y vi muchos edificios que llamaron completamente mi atención, pero uno de tamaño mediano fue el que más me gustó, donde se notaba que habían departamentos. Para mi suerte era un lugar de fácil acceso. Mordí mi labio inferior y caminé hasta este con rapidez, cojeando levemente por mis heridas, soltando jadeos cada vez que mis pies tocaban la superficie.
Empujé la gran puerta del edificio y al entrar a la recepción noté que esta se encontraba vacía, sin ningún guardia que vigilara la entrada. Luego corrí hasta el ascensor y presioné varias veces el botón para que este se apurara en llegar al piso en donde me encontraba, pero este demoró una eternidad, colocándome bastante nerviosa. No sabía si el recepcionista volvería, si es que había alguno a estas horas. La suerte parecía estar dejándome de lado.
-Vamos, mierda, baja -Susurraba con rabia sin dejar de pulsar el botón, hasta que finalmente llegó y me subí a este con desesperación, viendo como dejaba el piso manchado con la sangre de mis pies. No tenía ni idea de cómo no me había resbalado aún por eso.
Al principio me causó algo de gracia, ya que todo parecía sacado de una película de terror en donde la víctima herida escapaba de su asesino, pero cuando se cerraron las puertas del elevador volví a encontrarme con la realidad. Vi mi rostro reflejado en uno de los espejos y decidí cerrar los ojos. No quería verme por el asco ue sentía.
Estando ahí dentro todo pasó demasiado lento, y tuve muchas emociones diferentes, entre pena y rabia. Una impotencia que me dejaba helada, paralizada. No sabía si me encontraba feliz o triste, simplemente era una mezcla de todo, dejándome algo mareada y con la sensación de que mi presión había bajado. Empecé a sudar y creí que los efectos de las pastillas estaban por fin apareciendo.
Al llegar al último piso me bajé adolorida, cojeando de tal forma que mordía mis labios para evitar soltar quejidos de dolor. El lugar estaba inundado con música electrónica excesivamente alta e hizo que casi dejara de pensar en lo que iba a cometer. Eso me molestó bastante porque no estaba acostumbrada a ruidos muy altos, pero traté en lo posible de que esto no me afectara. Necesitaba ser fuerte para acabar con todo.
Caminé por el largo pasillo del edificio y encontré unas escaleras que al parecer llevaban hasta la tan preciada azotea. Subí decidida, y sin dudarlo dos veces abrí la puerta con fuerza, ya que estaba algo atascada. Afortunadamente está se abrió y me permitió salir. El frío viento golpeó mi cuerpo y unas lágrimas sé escaparon de mis ojos, haciendo que por un momento me quedara aferrada a la puerta, ¿Estaba haciendo lo correcto? ¿Era lo que verdaderamente quería?
Pensé en lo mucho que me afectaba mi propia cabeza y en los miles de pensamientos negativos que me arruinaban cada día. También pensé en los cambios de ánimos que tanto cansaban mi cuerpo y mente. Estaba aburrida, incluso con los psiquiatras que me medicaban por todo lo que me sucedía. Ellos solo hacían su trabajo e intentaban ayudarme, pero era complejo porque yo no veía mejoras. La muerte sería mil veces mejor que estar viviendo algo así a diario.
Luego de unos minutos por fin me decidí a caminar, recorriendo toda la azotea hasta detenerme en una zona perfecta, en donde se me facilitaba traspasar la rejilla de seguridad. Pasé por encima de ella, y luego quedé agarrada de esta con ambas manos. El resto de mi cuerpo quedaba a la libertad, por lo que si me soltaba yo caería libremente metros abajo hasta estrellarme contra la acera.
Comencé a llorar nuevamente, y sentía un frío enorme recorrer mi cuerpo, haciendo que temblara por el cambio de temperatura y el nerviosismo. Ahora si estaba cumpliendo lo que tanto anhelaba hacer hace unos años atrás. Todos serían felices, sobre todo yo, porque por fin dejaría de existir. Mis padres ya no tendrían más problemas de dinero y los doctores tendrían una enferma menos que atender.
Todo sería muchísimo mejor ahora. Miré hacia abajo algo asustada y sentí un vértigo terrible que paralizó mi cuerpo. Estar ahí era mil veces diferente a lo que solía imaginar, y era aterrador. La realidad volvió a golpearme para hacerme despertar.
Desde donde estaba todo se veía demasiado pequeño y también noté como una fría neblina se iba formando a causa de la baja temperatura. Cerré mis ojos y estuve a punto de soltar mis manos aferradas aún a la reja, a punto de dejarme caer, pero algo me detuvo.
. . .
Hola, vengo del futuro (2023) para informarles que esta vez sí voy a editar esta historia. Aviso que todo lo escribí en el año 2017, así que Jaehyun tendrá el aspecto físico de ese año. No les quiero pedir paciencia porque ya les he hecho esperar demasiado :( Pido perdón.
![](https://img.wattpad.com/cover/98248158-288-k944167.jpg)
ESTÁS LEYENDO
𝙎𝙖𝙫𝙚 𝙈𝙚 ❦ [𝙅𝙖𝙚𝙝𝙮𝙪𝙣]
FanfictionSoyul ya no puede con el mundo. Jaehyun quiere rescatarla. ¿Él lo logrará? ━━━━━━━━━※━━━━━━━━━ Género: Romance, drama. [Contenido delicado y/o explícito]