𝙎𝙖𝙫𝙚 𝙈𝙚 ❦ [𝙅𝙖𝙚𝙝𝙮𝙪𝙣]

22

Jaehyun me gustaba, me atraía y no había vuelta atrás, no podía seguir mintiéndome intentando evitar los sentimientos que tanto me asustaban.  El pasado no podía seguir arruinando mi vida, mi presente. Quería salvar mi futuro.

Ir a terapia no era algo divertido y no me gustaba que a veces la voz de mi psicóloga se tornara suave cuando sabía que algo le estaba ocultando. Lo que ocurrió con Hyunbin debería quedar atrás aunque costara y me ocasionara crisis de pánico de  vez en cuando.  Era muy complejo ser fuerte e intentar no recordar esos momentos que he dejado un tanto traumada.  No todos los chicos eran malos, Jaehyun era un excelente ejemplo, pero el miedo seguía ahí. El terror de volver a ser dañada.

La última sesión con mi psicóloga me hizo colapsar. Terminé llorando y entre lágrimas admití que casi había perdido la virginidad a la fuerza con el "primer amor" que tuve.

—Podemos denunciar eso, Soyul, ¿Tus padres lo saben? —Dejó su libreta a un lado y se inclinó en su asiento para intentar calmarme, sujetando mi hombro.

—Mis padres no pueden saberlo, y si usted les dice algo yo...

—No puedo decir nada sin tu consentimiento, lo sabes bien —La mujer se alejó, aún preocupada y con sus ojos cerrados—. Pero esto es grave. Esa persona no es buena.

¿Cómo podía decirle que además de ser una persona algo peligrosa era también hijo de padres adinerados y con más poder del que yo podría llegar a tener algún día?
Al terminar la sesión me despedí de ella y su secretaria, saliendo de la consulta y dirigiendome hasta fuera del edificio. Mi madre me esperaba en el auto que tenía estacionado ahí cerca. Solo quería ir a casa a dormir.
Subí al automóvil sentandome al lado de ella y le comenté que la sesión fue buena, que había pensado mucho. Algo normal.

De mi bolsillo saqué el móvil que tenía en silencio y sonreí cuando ví mensajes de Jaehyun. Era muy dulce y bobo con algunas de sus bromas que resultaban ser algo aburridas. Aún así lograba hacerme sonreír.

—¿Con quién hablas? —Preguntó mi madre mirándome divertida cuando yo estaba pegada en el móvil—. ¿Será aquel jóven de bonitos hoyuelos?

—Puede ser —Rodé los ojos y ambas reímos. Era lindo saber que Jaehyun podía ponerme tan contenta de la nada y que yo fuera tan fácil de descubrir. Era muy notorio que cada día me gustaba más, aunque yo a veces lo negara en casa.

Pensé que iríamos a casa de inmediato luego de la sesión pero mamá tenía otra idea en mente y terminamos pasando a una panadería. Compramos pastelillos, macarrones de colores muy bonitos y pan recién salido del horno.
No era común ir a la panadería a comprar tantas cosas que no fuera solo pan y supuse que era una sorpresa por no haber cancelado la hora con mi psicóloga. A veces mi madre agradecía demasiado que yo empezara a cuidar de mi salud mental y hoy estaba incluso más sonriente que yo.

Me resultó sospechoso que ella estuviera tan feliz por mi avance.

.  .  .

Tras llegas a casa ayudé a mamá a dejar todo en la cocina y también me pidió ayuda con el comedor. Esta vez ella colocó un cuarto puesto en la mesa, algo que me sorprendió.

—¿Quién viene hoy a comer con nosotros? —Me atreví a preguntar colocando ahí una taza y un pequeño platillo para el pan. Mi madre rió mirando la hora.

—A alguien muy especial —Dijo dejándome llena de dudas. No pude preguntarle nada más porque fue caminando rápido hasta la cocina como si hubiera poco tiempo para recibir al lnvitado—. ¡Debo llamar a tu padre, puedes ir a tu habitación si quieres!

Fui sin dudarlo. Si habían invitado a algún familiar sería algo extraño porque esas cosas no sucedían muchas veces debido a la distancia. Mi tío más cercano vivía a unas seis horas viajando en auto.
Subí hasta mi dormitorio cerrando la puerta de golpe y luego de tirarme en la cama para volver a mirar mi chat con Jaehyun. Ahora no solo tenía mensajes de el, si no que también me había hablado Yuta. Resultó ser muchísimos más coqueto que Jaehyun pero nunca llegó a faltarme el respeto. Un día dijo "Si digo algo más Jae me mata, pero no me importa si logro hacerte sonrojar".
No lo tomé a mal, de hecho fue divertido y decidí hacerme la estúpida como si aquel coqueteo no existiera.