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Aún seguía en cama, con la vista perdida y aún mareada luego de la dosis de benzodiazepina que me metieron en la boca. Mi muñeca ardía y mi madre colocó una venda en la zona. Desde que desperté no pude derramar ni una sola gota. Me sentía seca. Vacía. Débil.

Otra vez volví a la mierda. Fracasé.

—¿No quiere hablar? —Mi padre estaba afuera de mi habitación acompañado de mi madre. Ambos estaban preocupados y me sentía asquerosamente culpable por hacerles sentir así.—

—Debe seguir cansada —Escuché el suspiro de mi madre. Me dolió el pecho al imaginarla mal por mi culpa.—

—Traeré algo para beber. Vigila a Soyul. Tengo miedo de que...

—Baja la voz... —Como siempre mi padre no podía regular el tono de voz. Siempre podía escuchar todo lo que decía gracias a eso, pero ahora desearía haber estado sorda o por lo menos haber estado usando mis audífonos para enfocarme solo en la música.—

No recuerdo el tiempo exacto de la última vez que tuve una crisis. La última grave fue cuando conocí a Jaehyun, y para mi mamá ese fue un milagro. Por eso mismo lo adoraba tanto.
Recuerdo haberles rogado a mis padres de que por favor no hablaran con mi psiquiatra. No quería internarme otra vez y sentir ese pánico de despertar en un lugar completamente diferente por un mes. Recuerdo haber llorado a mares pidiendo el alta médica, pero me ignoraron hasta el final. Nadie confiaba en mi, en la chica inestable y altamente suicida.

Supuestamente había mejorado.  Estos días habían sido buenos y hasta entretenidos. Mi habitación ahora estaba bien iluminada y tenía aroma entre vainilla y chocolate. Fue agradable estar estable. Fue mágico. Un sueño. Era como estar viviendo una de esas ridículas películas adolescentes en donde mágicamente la vida de una joven inadaptada cambiaba y de la nada hasta tenía a un chico guapísimo a su lado. Ahora sentía que por mi inestabilidad iba a perder todo eso que me hacía feliz.
Me arrepentí de abrir mis redes sociales, y sentí pánico, lo cual no quise demostrar ni decir, ¿Cómo iba a reaccionar mi madre si le decía que tenía un acosador? ¿Y que ese acosador intentó abusar sexualmente de mi años atrás?

Mis padres conocían a Hyunbin, el compañero de clases perfecto, dulce y cariñoso, amable y caballeroso. Y hay que agregar también su gran atractivo. Era alto, ojos bien rasgados y tenía unos labios naturalmente rosas que toda chica desearía tener. Yo me había enamorado de el, y lo admiraba. Él lo sabía y se aprovechó de eso, de mi estúpida inocencia juvenil. Recuerdo la intensidad en la que mi corazón palpitó cuando me invitó por primera vez a su casa, donde supuestamente íbamos a estudiar matemáticas, un ramo que siempre odié en mi época escolar.

Flashback

—¿Te gusta mi habitación? —Hyunbin rió un poco al verme dar vueltas alrededor mirando las imágenes que tenía pegadas en una de las paredes. También tenía algunas medallas que había ganado haciendo deportes y habían algunas que ganó en torneos de matemáticas. Eso era lo más llamativo, pero sus fotografías me cautivaron demasiado, incluso más que todos sus logros.—

Tenía muchas cosas y todo estaba perfectamente ordenado, se notaba también que intentaba combinar los colores de su habitación y el aroma del lugar era delicioso. En una pequeña mesa cerca de su escritorio tenía algunas velas e inciensos. Me encantaba.

—Me gustaría ser así de ordenada. Suelo guardar muchas cosas y después no se donde meterlas —Comenté mientras veía como el acercaba una segunda silla a su escritorio, moviendo algunos cuadernos para dejar la zona despejada. Ahí luego colocó los libros de matemáticas que íbamos a necesitar y tras sentarse me miró, invitándome a hacer lo mismo.—

—Tu habitación debe ser adorable —Dijo observándome mientras yo ordenaba mi falda al sentarme junto a el.— Al igual que tu —Como siempre, logró que mis mejillas se tornaran rosadas con su comentario y yo reí algo tímida, dándole un pequeño empujoncito en el hombro.—

—Mejor empieza a explicarme la tarea que nos dieron hoy que de verdad no entiendo nada de esos triángulos feos.

—Trigonometría —Me corrigió abriendo uno de los libros de la clase buscando la tarea que nos había dejado el profesor. Se veía tan atractivo leyendo que yo no pude prestar atención a esos triángulos del demonio, además que el seguía buscando y yo podía aprovechar el momento para admirarlo. Mi corazón latía tan fuerte que casi salté de mi asiento cuando Hyunbin alzó su mirada, encontrándose con la mía.—

Desvié la mirada lo más rápido que pude, mirando el libro como si nada, haciendo como si los números fueran la cosa más interesante del mundo. Escuché como soltó una risita y de pronto sentí sus dedos en mi mentón, obligándome a mirarlo nuevamente. Ya no estaba segura de que color tenía mis mejillas por la vergüenza del momento, pero tenía tanto calor que solo quería morir. Vi como Hyunbin analizaba mi rostro lentamente con seriedad, acariciando ahora la piel de mi mejilla derecha mientras el pasaba su lengua por sobre sus labios. Cuando mordió su labio inferior sentí escalofríos recorrer mi espalda, sin poder creer en lo que estaba pasando.

¿Estaba soñando?

Todo pasó tan rápido, que al tener sus labios sobre los míos yo no pude ni reaccionar. Estaba tan perdida en él que solamente me dejé llevar en la forma que movía su boca contra la mía, y no iba a negar que estaba disfrutando el momento. Sus gruesos labios se sentían tan bien, tan suaves y cálidos contra mi inexperta boca. El me iba guiando de una forma tan dulce, a la vez que sus dedos iban acariciando la tibia piel de mi cuello, haciéndome soltar algunos suspiros. Esto era mejor que cualquier sueño. Se sentía maravilloso. Sus caricias continuaron hasta que de pronto empezó a separarse de mi rostro, muy despacio, quedando a tan solo unos centímetros de distancia. El me dedicó una sonrisa que me provocó cosquilleos en el estomago.

—¿Confías en mi, princesa? —Me preguntó en un susurro, dándome luego un beso corto, en espera de mi respuesta.

—Si, Hyunbin...

Mi respuesta hizo que sonriera aún más, besando ahora mi frente con cariño. Tomó mi mano por un momento, acariciándola con su dedo pulgar. Mi mayor sueño se había cumplido, por fin había besado a Hyunbin. Nunca imaginé que mi primer beso iba a ser tan hermoso.

Fin del flashback 

¿Por qué Hyunbin no pudo seguir siendo así de dulce? Confiaba en el, todo pudo haber terminado tan bien, quién sabe. Sus excesivos celos terminaron arruinando esa amistad que de a poco se iba tornando en algo diferente, su actitud arruinó todo. Su agresividad, sus palabras tan dañinas y tóxicas. Aún tenía en mi cabeza aquellos recuerdos en donde Hyunbin hacía que me derritiera en segundos por lo cariñoso que lograba ser, pero los últimos recuerdos no eran más que una pesadilla interminable. 

Una voz a lo lejos me sacó de todos mis pensamientos. Era Jaehyun, y estaba en casa hablando con mi madre en el primer piso. 

𝙎𝙖𝙫𝙚 𝙈𝙚 ❦ [𝙅𝙖𝙚𝙝𝙮𝙪𝙣]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora