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¡Aviso!

Este capítulo tiene contenido para mayores de edad (Abuso sexual). Por favor, evita leerlo si eres una persona sensible.

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[Narra Hyunbin]

Necesitaba a Soyul, quería recuperarla y hacerla recapacitar en caso de que ese estúpido chico le haya lavado la cabeza, cosa obvia. Soyul me estaba ignorando y al parecer había apagado su móvil.
Me sentí preocupado, pensando en su salud... Yo la cuidaría tan bien, como mi dulce y sumisa novia. Era difícil olvidar como ella resultaba ser tan fácil cada vez que acariciaba sus muslos. 

Siempre fui lento con ella porque quería que disfrutara tanto como yo, pero su inocencia, que al principio resultaba excitante, comenzó a molestarme un poco. Ir tan lento era fastidioso y tenía que hacerme cargo de las molestas erecciones que ella me ocasionaba a solas. Soyul me hacía perder la paciencia.

Flashback

—Hyunbin... —La chica estaba bajo mi cuerpo, con sus piernas abiertas, rodeando con sus muslos mi cintura. Su intimidad estaba prácticamente expuesta a mi, tapada solamente por la fina tela de algodón de su ropa interior—. No... No estoy segura de esto... —Sus manos estaban a los costados de su cabeza, tal como se lo ordené.

—Tienes que estarlo, bonita... ¿Acaso no sientes lo duro que estoy por ti? —A propósito froté mi duro miembro en ella, haciendo que ella jadeara. Mi erección llegó a doler tras escucharla. Quería más—. No seas mala conmigo, bebé. Siempre he sido bueno contigo, te ayudo en clases, te doy cariño...

—Pero... Tengo miedo —Se movió, intentando salir de esa posición para escapar. Algo que solía hacer cuando se ponía nerviosa. Esta vez yo estaba cansado. Molesto.

—Basta ya, deja de ser una estúpida —Con mi mano derecha tomé su pequeño y fino cuello, ejerciendo presión para que ella volviera a recostar su cabeza en el almohadón de la cama. Unas lágrimas comenzaron a salir de sus asustados ojos. Su rostro se enrojeció por la falta de aire—. Actúas como una niñata, pero sé que te gusta jugar conmigo... Debes ser una mocosa traviesa, ¿No? Sé que quieres ser follada por mi.

—Hyunbin... Duele...

No solté su cuello, y apresurado, con mi mano libre acaricié su entrepierna. Su ropa interior no estaba húmeda y la frustración en mi llegó a tope. No me importó que ella siguiera llorando, no me importó que se resistiera bajo mis brazos cuando le fui quitando el uniforme escolar a la fuerza. Estábamos solos en mi casa y nadie lograría escucharla, su cuerpo sería mío.

Soyul me amaba y ella en el fondo sabía que yo merecía usar su virginal cuerpo. Cuando vio que estaba bajándome los pantalones abrió sus ojos, asustada por lo que fuera que vendría. Me excitó aún más y no quise parar. Quería robar cada rastro de inocencia en ella. Ella se mantuvo inmóvil, tiritando sobre mi cama, tapando su semidesnudo cuerpo con vergüenza. Había cerrado sus llorosos ojos, dejando que las lágrimas resbalaran por sus pálidas mejillas.

Aún le costaba respirar después de que yo agarrara su cuello, y yo supe bien que Soyul lo disfrutaba. Las inocentes son las peores, las más sucias y pervertidas. Empecé a bajar mi ropa interior, exponiendo mi erecto miembro a la chica, quien parecía ahora demasiado perdida. No podía ni hablar. Fue algo tierno. Con mis dedos agarré la tela elasticada de sus bragas para poder quitar esa molesta prenda y finalmente pude frotarme directamente en ella, sin llegar a penetrarla. Era todo perfecto hasta que un móvil empezó a sonar.

—D-Debe ser... papá —Tartamudeó Soyul, suplicante para poder contestar su llamada. Rodé los ojos y fui a buscar el móvil de la chica. Decidí contestar yo mientras ella lloraba en silencio.

Fin del flashback

Si su estúpido padre no hubiera llamado ahora sería solo mía y de nadie más. Me pertenecía pero ese chico... El llamado Jaehyun, estaba estorbando. Soyul nunca podría amarlo.

Desde hace dos días que paseaba en distintos ubers alrededor del vecindario de Soyul, evitando llamar la atención. A veces lograba ver a la madre de la chica regando las flores y también veía a su padre volviendo del trabajo. Ellos siempre me adoraron y al parecer, mi querida Soyul nunca les contó cuando estuve a punto de poseerla. Amaba que se portara tan bien conmigo, siempre obediente y leal... Esperaba que su fidelidad siguiera así de perfecta.

Una noche, en un paseo que se me ocurrió de aburrido, vi a Jaehyun salir de la casa de Soyul. Me hirvio la sangre de pura rabia y celos. El chico era guapo y amable, muy educado. Fue un ex empleado de mi padre y siempre decía que era un chico ejemplar. Hasta llegué a conocerlo en persona el día en que mi padre lo despidió, porque si, yo se lo pedí. No quería que un chico tuviera más elogios que yo saliendo de la boca de mi padre.

Ahora menos quería que ese Jaehyun robara lo más preciado para mi después de tanto tiempo intentando contactarla.
Soyul me estaba decepcionando, se estaba portando como una chica fácil. Apreté mi puño cuando mi uber pasó cerca de su casa, notando que la luz su habitación estaba encendida. Tomé mi móvil para ver los mensajes que le había enviado y ella ni siquiera los había recibido. Ahí le dije al conductor que me llevara casa después de 30 minutos dando vueltas por la ciudad como excusa para vigilar a mi chica. Por lo menos me dejó tranquilo no ver a ningún chico por ahí cerca.

No tenía muchas opciones y sentía que la estaba perdiendo, y quizás si era culpable de que ahora ella me evitara, pero también ella tenía la culpa de haberme provocado. Era su culpa por ir a mi casa usando el uniforme de la escuela, ella me provocaba mostrándome sus muslos y además le gustaba cada vez que la besaba o la trataba bien. Fui educado, pero al final fui un tanto brusco.
Mientras el conductor se iba acercando a mi casa recordé los moretones que tenía en su pálida piel al día siguiente de nuestro encuentro. Se veía tan cansada, con sus ojos hinchados y usando una bufanda para que nadie más notara las marcas de mis dedos en su cuello. Fue una de las últimas veces que la vi antes que se fuera. Se escucharon muchos rumores tras su salida y para mi suerte nadie sospechó de mi.

—Gracias —Le dije al hombre que manejaba cuando bajé del coche. Caminé hasta mi solitaria casa adentrándome en ella y encendí mi computadora por inercia. En los últimos días era lo único que hacía después de ir al trabajo y de mis paseos nocturnos.

Era exitoso, tenía dinero, vivía en una casa lujosa en un barrio de clase alta y un auto carísimo. Soyul a mi lado viviría como una princesa.
No fue difícil encontrar al tal Jaehyun en las redes sociales y si, era guapo, parecía ser popular por lo mismo además de ser talentoso. Subía videos con una gran cantidad de likes y comentarios en donde salía cantando o bailando con otros chicos. Incluso así no parecía ser una competencia para mi. Yo también tenía seguidores, tenía likes y me contrataban como modelo de varias tiendas.

¿Por qué Soyul lo prefería a él y no a mi?

No me quedaba otra opción que contactarme con sus padres e inventar una buena historia para explicarles la razón de mi desaparición. Había dejado de visitarla después del incidente y lo más probable era que ellos estuvieran decepcionados conmigo. Siempre me solían decir que yo era un buen chico y que me imaginaban saliendo con su hija. Podía ser el novio perfecto para ella.
No estaba tan preocupado por ese plan, conociendo a Soyul sabía que no diría nada por vergüenza o incluso por puro orgullo. La chica tenía una obsesión con intentar ocultar sus debilidades para parecer una persona fuerte.

Aún tenía el número telefónico de su casa anotado en mi antigua agenda y crucé los dedos para que siguiera siendo el mismo. Lo marqué en mi teléfono y esperé, ansioso y con mi corazón acelerado.

—¿Hola? —Una voz femenina contestó el llamado en pocos minutos. Sonreí triunfante. Era su madre.

—Buenas noches, señora Eun Soo. Estoy muy contento por volver a escuchar su voz.

.  .  .

Recuerden siempre pedir ayuda en caso de que algo así les ocurra, cosa que espero nunca llegue a suceder.

Un abrazo a todas las personas que siguen esta historia.

𝙎𝙖𝙫𝙚 𝙈𝙚 ❦ [𝙅𝙖𝙚𝙝𝙮𝙪𝙣]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora