NOVELA GANADORA EN EL PINCEL DE ORO CATEGORIA ROMANCE
Detención.
Detención, para mi, definitivamente fue algo mas que solo un lugar para "reflexionar sobre lo que hice"
Ahí conocí a tres personas que cambiaron mi vida.
Se hacen llamar, "Los problem...
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Vamos en camino a un salón a donde nos mandaron a Hortencio y a mi a limpiar las mesas, por debajo, al parecer habían muchas gomitas de mascar.
Que asco.
—No puedo creer que nos hagan hacer esto—comenté cuando ya ambos estábamos en el salón y dimos vuelta las mesas, ¿Que acaso estos chicos no conocen el basurero?
—Ni siquiera lo hicimos nosotros—se alzó de hombros
Lo miré y suspiré.
—Creo que... mejor empezamos ya, mientras más rápido empecemos, antes terminaremos—comenté tomando la espátula.
—¿Estás apurada o algo?—alzó una ceja
—No me hace muy feliz sacar goma de mascar usada, si te soy sincera—me alcé de hombros.
—Estás conmigo, ¿No? Claro que te hace feliz—rió y rodé los ojos
—Si, está bien, Hortencio, ¿Empezamos ya?
—Bien, aguafiestas.
Rodé los ojos y ambos comenzamos con nuestro trabajo, Hortencio puso música con su celular y eso hacía que el castigo fuera más agradable, agradecía por completo que tuviera los mismos gustos musicales que yo.
De pronto, no money sonó. (N/A: Este es el momento donde le ponen play a la canción de arriba)
—Oh Dios—sonreí, dejando la espátula a un lado.
—¿Que pasa?
—¡Me encanta esta canción!
Me puse de pie y comencé a moverme por todo el salón, estaba muy conciente de que Hortencio me seguía con la mirada y se reía de mi, ¡Pero era no money! ¡Quería bailar!
Y siempre todo es más divertido cuando no se hace sola, ¿No?
Me acerqué a el y le extendí mi mano.
—Baila conmigo, Hortencio—sonreí
—Oh no, Igna, no hago el ridículo—rió
—¡No es hacer el ridículo! ¡Es divertirse! Ven, vamos—le tomé de la muñeca y lo obligué a ponerse de pie, lo veía reír mientras bailábamos por el salón, ambos la estábamos pasando muy bien.
De pronto me tomó como a un saco de patatas y comenzó a dar vueltas y cuando la canción acabó me volvió a dejar en el suelo, ambos estábamos muertos de risa.
—No puedo creer que acabo de hacer esto—rió
—Ni yo—reí—no soy así en realidad
Nate me miró con los ojos entrecerrados, como si estuviera estudiándome, de apoco mi sonrisa fue desapareciendo y comencé a perderme en sus ojos avellana.
