NOVELA GANADORA EN EL PINCEL DE ORO CATEGORIA ROMANCE
Detención.
Detención, para mi, definitivamente fue algo mas que solo un lugar para "reflexionar sobre lo que hice"
Ahí conocí a tres personas que cambiaron mi vida.
Se hacen llamar, "Los problem...
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Algo húmedo está sobre mis labios...
Esta vez, antes de gritar y saltar abro los ojos y veo a Nate.
—¿Una babosa está recorriendo mis labios?—pregunté susurrando
—Ssssh... —me hizo callar al tiempo en que me daba otro beso, estaba ahorcajadas de mi, bajó sus manos de mi cuello por mis brazos hasta la punta de su remera que yo traía puesta, la subió y comenzó a acariciar mi piel.
Dios, se sentía tan bien...
Se me cruzó un aire de valentía y llevé mis manos hasta la punta de su remera y metí mis manos adentro también, sintiendo su definido abdomen, él se separó y se quitó la remera y luego siguió con sus besos en mi cuello.
Defintivamente amo absolutamente todo de él, cada centímetro.
Subió sus labios hasta el lóbulo de mi oreja y lo mordió, solté un gemido en cuanto lo hizo.
—¿Te gusta?—susurró
—Cállate.
Él rió y cuando iba a volver a besarme me alejé, frunció el ceño y yo sonreí, me dí la vuelta en mi lugar, acostándome boca abajo.
—¡Hey!—alegó
—Tengo sueño.
—No duermas.
—Pero quiero dormir.
Sentí que alejó mi cabello de la espalda y comenzó a besarme por encima de su remera, llegó por encima de mi cintura y subió la remera, comenzando a besarme en la piel.
Dios, se sentía demasiado bien.
—Me encantas—susurró mientras seguía haciendo maravillas en mi piel
Y él me encantaba a mí.
Me dí la vuelta y rápidamente me puse a horcajadas de él.
—¿No querías dormir?—preguntó mientras sonreía con arrogancia.
Rodé los ojos—Cállate—le dije justo antes de comenzar a besarlo.
Entonces, se escuchó la puerta, alguien estaba tocando.
—No vayas—dijo sentándose y dejándome encima de su regazo, envolviendo mi cintura con sus brazos y comenzando a besar mi cuello
—Nate—lo llamé, pero sonó mas a un gemido que cualquier otra cosa.
—¿Hm?
—Debo bajar.
Me miró frunciendo el ceño, cortamente besó mis labios.
—Seguiremos con esto—dijo, señalándome con el dedo índice, reí y sólo besé sus labios por última vez y bajé.
Caminé por el pasillo del segundo piso, bajé las escaleras y al abrir la puerta me encontré con Amy.
