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Harry

Busco entre mis contactos el número de teléfono de la casa de Sarah -mi vecina de enfrente-, antes de animarme a llamar. Se supone que tengo su número para emergencias del índole peligrosas del vecindario, pero no hablo precisamente para reportar un incidente.

Después de esperar unos segundos, contestan mi llamada.

Diga.

—Hola, ¿cómo estás?— Contesto, con voz afable y tratando de no escucharme burlesco, pero no creo que lo haya logrado.

¿Quién habla?— Se interesa, curiosa y confundida a la vez.

—Tu vecino favorito— Respondo, con cierta diversión en mi voz.

¿Cómo conseguiste el número?— Pregunta rápidamente, aseverando su tono.

—Me lo dio tu mamá cuando recién llegué al vecindario, por si se me ofrecía algo o cualquier cosa pasaba— Le digo, porque es cierto.

¿Qué es lo que quieres?

—Hablar solamente— Me encojo de hombros, a pesar que no puede verme—. Veo que estás sola en tu casa, podría ir yo para allá, pero no creo que tú quieras, así que... ¿por qué no mejor tú vienes a mi casa y platicamos?

¿Estás demente?

—A veces— Contesto, en son de broma, provocando que suelte un bufido cansino.

No pienso ir a tu casa.

— ¿Entonces yo voy a la tuya?

Por supuesto que no— Niega rápidamente. Esto ya me está desesperando—. Mi hermana está aquí y no puedes entrar ni yo puedo salir de mi casa. Aparte de que no tengo nada de qué hablar contigo.

—Pero yo sí. Necesito confirmar algunas cosas; hablar contigo sobre lo que sucedió ayer y el cómo reaccionaste al vernos a Marylise y a mí en la cama...— Le explico, y la línea queda en silencio por un momento—. ¿Sabes? Tengo que agradecerte el no habernos interrumpido. Tu amiga se movía tan bien... gracias por dejarnos terminar.

Eres un idiota— No puedo evitar reír al ver su reacción. Esto es cada vez más evidente—. Veremos si te sigues riendo cuando estés encerrado dentro de una celda.

¿Eso es un intento de amenaza? Esa niña no tiene ni idea. Yo sé que no hablará, sólo dice y arroja amenazas al aire, las cuales nunca cumplirá. Ella no llamará a la policía porque no le conviene simplemente. Solo estoy tratando de obtener más información atacándola de esa forma, quiero acorralarla hasta estar completamente seguro de mis sospechas.

—Entonces, ¿vienes?— Insisto, una vez que pasan unos segundos de absoluto silencio.

Vete a la mierda— Espeta, con claro desprecio en su voz.

—No, espera, no te pongas así de fea— Le pido, intentando no reír. Esta niña me odia enserio—. Necesito hablar contigo, es importante. Ven a mi casa o yo iré a la tuya.

No te pienso abrir la puerta si vienes— Y vuelve con sus amenazas. ¿Qué le sucede?

—Se dónde guardas una llave— Miento, para hacer un poco de presión. Esto siempre funciona, pero no sé si ella sea tan crédula para caer en ello.

No voy a ir a tu casa, maldito enfermo— Masculla, con sus dientes apretados. ¿Enfermo?

—Bien, ya voy para allá entonces.

No, ¿qué parte no entiendes?

—La "N", con esa letra tengo conflictos— Bromeo, pero eso sólo provoca que se moleste más. Esto es muy divertido.

Teach me math, baby » H.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora