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Marylise.

Me quiero levantar ya. Necesito ir al baño, pero sus brazos no me dejan escapar.

Harry me rodea con fuerza, como si no quisiera que me alejara de él. Ambos estamos tumbados en la cama sobre nuestros costados. Uno de sus brazos me sirve como almohada mientras que con el otro me abraza por la cintura. No puedo mover los brazos, ni siquiera puedo mover mis piernas, ya que el peso de la suya sobre mi costado me lo hace imposible.

Desde que desperté he sentido las piernas entumidas por la posición, pero tengo que admitir que fue lindo abrir los ojos y ver su rostro de tan cerca. Su boca estaba ligeramente abierta mientras dormía. No estaba roncando sin embargo, sólo emitía gráciles sonidos cuando inhalaba y exhalaba aire.

Nunca me había abrazado de esta manera cuando dormimos antes. Nunca me había rodeado con sus brazos de esta forma tan... afectuosa. Se siente tan bien. Es un poco asfixiante, pero se siente bien.

Las ganas de ir al baño me sacan de transe y hasta ahora recuerdo que mi vejiga me rogó que me levantara hace varios minutos.

Intento deshacerme de su agarre por nueva cuenta, pero me es imposible. Es entonces cuando decido despertarlo. No quería hacerlo porque se ve muy lindo y cómodo durmiendo, pero no tengo otra opción.

—Harry— Murmuro su nombre, moviéndolo un poco al sacudirme cómo puedo, pero él ni siquiera se inmuta—. Oye...— Hablo un poco más fuerte, pero nada—. Despierta— Le pido, pero sólo logro que frunza el ceño, suelte un pequeño gruñido y me acerque más a su cuerpo.

Ahora ya no me puedo mover para nada. Lo único que puedo hacer es girar un poco mi cabeza, pero sólo un poco. Lo único que soy capaz de ver ahora es la piel de su pecho y los apenas visibles bellos, al igual que la tinta que mancha su piel en esos diseños de los cuales no logro comprender su significado; al menos el de la mayoría.

En ese momento, una idea pasa por mi cabeza. Sólo puedo mover lo que se encuentra en mi rostro, él no me deja hacer otra cosa, así que lo hago. Él me lo debía por todas las veces que me ha mordido antes. No me estoy quejando, porque en cierto modo se sintió bien, pero aun así dolía cuando sus dientes se aferraban a mi piel.

Él da un salto de pronto y se separa de mí mientras que un gruñido ronco y adolorido se escapa de su boca.

— ¿Qué mierda te sucede, Marylise?— Espeta, con ese tono áspero y pastoso que siempre adorna su voz por las mañanas.

—Ya me quería levantar— Contesto y me trago la risa que estuvo a punto de salir por mi boca.

— ¿Y por eso me muerdes?— Se queja, sobando con su mano la piel de su pecho que mordí.

—No despertabas.

—Joder...— Se mira—. Por poco y me arrancas la piel— No puedo evitar reírme, a veces suele ser muy exagerado—. Si vas a usar tu boca para despertarme, procura intentarlo más abajo... pero sin morder.

Me quedo ahí unos segundos, procesando su frase. Al principio no le entendí, pero después de repasarla en mi mente un par de veces, pude comprender su punto. Abrí mi boca con asombro y luego la risa me invadió, contagiándolo a él también.

Es un tonto...

Intento levantarme una vez que la risa cedió, pero el dolor punzante que sentí en mi entrepierna al sentarme en la cama me impidió avanzar más.

— ¿Qué tienes?— Pregunta, al escuchar mi quejido y ver mi rostro inundado en una mueca de dolor. Niego con la cabeza en respuesta, en un intento por mostrarle que estoy bien—. ¿Te está doliendo?— Muerdo mi labio inferior y asiento—. Ven...— Le miro—, ven aquí, pequeña— Me pide, extendiendo uno de sus brazos hacia mí para que me acerque. Lo pienso por unos segundos, antes de finalmente hacerlo—. ¿Te sientes mejor?— Pregunta, después de haberme abrazado y besado cortamente. Niego con la cabeza—. ¿Y qué tal ahora?— Vuelve a besarme y yo vuelvo a negar—. ¿Y ahora?— Me besa de nuevo, pero ésta vez fue un beso más profundo.

Teach me math, baby » H.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora