Marylise.
Guardo mis cosas dentro de mi mochila cuando la clase concluye, tomándome mi tiempo, sin desesperarme por salir. ¿Para qué ser el primero en hacerlo? ¿Por qué tanta prisa? De todas formas todos saldremos en cualquier momento, no entiendo por qué la prisa en ser el primero en salir del salón.
—Marylise, apresúrate— Habla con claro hastío Martha a mi lado, logrando que ruede los ojos. Otra desesperada—. Siempre tardas demasiado.
—No es cierto, es sólo que todos lo hacen rápido y yo no.
—Cómo sea, termina ya.
— ¿Para qué? Si quieres irte ya déjame aquí— Le digo, metiendo el último bolígrafo dentro de mi mochila.
—Los malditos bocadillos se van a acabar y tú aquí perdiendo el tiempo— Me regaña, logrando que un atisbo de sonrisa se asome por las comisuras de mi boca. Coloco uno de los tirantes sobre mi hombro y me quedo un rato más ahí, inmóvil, observándola—. ¡Por Dios! ¿Qué sigues haciendo aquí?, vamos— Me toma del antebrazo y me hala junto con ella hacia la salida—. Te encanta hacerme perder los estribos.
—Es mi pasatiempo favorito— Bromeo, ganándome un gesto obsceno hecho con su mano.
Hala de mi brazo por todo el camino –atravesando alumnos y pasillos– hasta llegar al comedor, lo más rápido que le permito. En ocasiones me detenía intencionalmente sólo para verla molesta, es gracioso cuando se enoja.
Estando ahí, rápidamente Martha se forma en la fila y me hala junto con ella. Yo aprovecho ese momento para escanear el lugar y tratar de buscar a las chicas, hasta que finalmente las encuentro sentadas en una de las mesas pegadas a la pared.
Le digo a Martha que yo no compraré nada, que no tengo hambre y ella simplemente asiente, avanzando en la fila. Yo emprendo mi caminar hacia donde se encuentran mis amigas y las saludo antes de sentarme al lado de Jessica en la mesa. Ellas continúan hablando sobre el nuevo profesor de educación física, alabando sus atributos. A mi aun no me ha tocado ninguna clase con él, pero Lili dice que lo miró de cerca y tiene un trasero exquisito, citando sus palabras. Todas en la mesa, incluso Martha que apenas llegaba y no se había enterado de nada antes, nos reímos al escuchar eso último.
Confirmo de nuevo que Lilianne está loquísima, pero por lo menos hay alguien que ama esa locura sin peros, y eso es lindo.
— ¿Encontraste?— le pregunto a Martha, al no ver los tres paquetes de galletas que compra usualmente.
— ¡Sí!— Exclama con cierta alegría, mostrando un paquete—. Sólo había uno y tuve que empujar a alguien para que no lo comprara antes que yo— Me río al imaginarme la cómica escena—. Si no encontraba estaba dispuesta a matarte por tardar tanto— Aprieto mis labios para dejar de reír pero me es imposible—. Y lo peor de todo es que lo hacías a propósito.
—Oops...
—No, nada de "oops"— Amonesta, fingiendo molestia, aunque sé perfectamente que en el fondo quiere sonreír.
—Bueno ya, no me regañes. Los encontraste, ¿sí o no?— asiente—. Entonces no me reclames y cómete tus galletas.
Me mira con los ojos entrecerrados mientras abre el paquete de galletas y pone una en su boca, lo cual me hace reír por nueva cuenta, al igual que a las chicas.
— ¿No has visto a Brent?— Pregunta Jess de pronto, sacándome de balance por un momento.
—No, no lo he visto en todo el día— Digo, porque es la verdad. Últimamente no he hablado ni he estado con él, no después de lo que pasó.
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Teach me math, baby » H.S
أدب الهواة«¿Qué tendré yo a cambio?» «Tu me enseñas matemáticas, y yo te enseño otras cosas más divertidas, pequeña»