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Marylise.

Continúo explicándole los conceptos básicos de la probabilidad a Lili, cosa de la cual no tiene ni idea y que, si no entiende de aquí a la siguiente semana, de seguro no pasará el examen. Yo aún no voy tan avanzada como ella en ese tema, pero entiendo algunas cosas, y además estuve estudiando de sus libros para así expandir un poco más mi conocimiento y poder ayudarle.

—Obtener la probabilidad de que en el lanzamiento de un dado obtengamos un número par— Leo el ejemplo en voz alta, para que Lili lo resuelva—. Éste está muy fácil. Si me das el resultado tienes que explicar cómo lo obtuviste.

—Ni siquiera sé cómo se revuelve, ¿cómo quieres que te lo explique?

Ruedo los ojos al cielo y suelto una exhalación.

—Ya te expliqué varias veces cómo se hace Lili, está muy fácil— Ella forma una mueca en su boca—. ¿Quieres que lo resuelva yo?— Asiente. Suspiro y, sin más, tomo su cuaderno y su lápiz para empezar a resolverlo y explicarle—. Mira, si lanzamos un dado al aire tenemos seis casos posibles, porque éste tiene seis caras— Me detengo un momento y, al ver que ella asiente para que continúe, lo hago—. De estos seis casos, sólo tenemos tres favorables, porque del uno al seis hay sólo tres pares— Me detengo de nuevo y espero a que me diga que continúe, que me muestre que hasta el momento no hay dudas—. Entonces, la probabilidad sería... sólo tienes que sustituir en la fórmula, ¿te la sabes?

— P = casos favorables/casos posibles— Contesta, y yo sonrío satisfecha al ver que por fin algo se le quedó grabado algo.

—Ahora sólo tienes que sustituir y listo— Le digo, escribiendo la fórmula y la sustitución en el cuaderno—. Quedaría así: P= 3/6 = 0.5... Y eso es todo, ahí está la respuesta, es así de fácil.

—El profe lo explica de forma diferente y me confunde mucho más— Le doy la razón—. Así es más fácil.

—Pero ya te lo había explicado antes yo, y me dijiste que habías entendido.

—Ahora sí ya lo entiendo bien.

— ¿Segura?— Asiente—. No te voy a volver a explicar y te pondré unos ejercicios para que los resuelvas sola.

—Bueno...— Duda por un momento—. No me molestaría para nada si me lo explicas una vez más— Exhalo, riendo y negando con la cabeza. Ella es increíble, enserio—. Sólo para que me quede claro.

—Está bien, está bien.

—Pero en un rato porque ya me cansé— Dice, echando su cabeza hacia atrás como si ésta pesara 20 kilos.

—Pero si ni has hecho nada, ¿de qué te cansaste?— Le pregunto, pero ella me responde con sólo una seña despreocupada con su mano—. Bueno, descansa, no te vayas a enfermar o algo del agotamiento— Me burlo, pero ella ni se inmuta.

Dejo la libreta a un lado y me voy a la cama, recostándome en ésta y colocando una almohada a mi lado para abrazarla, quedándome en una posición mucho más cómoda mientras Lili sigue sentada en la silla de su escritorio, aún con su cabeza hacia atrás.

—Y cuéntame, ¿qué ha pasado últimamente?— Le pregunto, tratando de sacar un tema de conversación, evitando escucharme tan interesada en saber, aunque sea todo lo contrario.

— ¿Con qué?— Pregunta, perdida, levantando su cabeza y volcando su vista en mí.

— ¿Con qué tú crees?

— ¿Hablas de Liam y de mí?— Inquiere, recelosa, y yo asiento con obviedad—. Pues... algunas cosas.

—Cuéntame— Le pido, recostándome en la cama y colocando la almohada entre mis piernas para abrazarla a mi pecho.

Teach me math, baby » H.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora