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Marylise.

Necesitaba preguntarle tantas cosas a Harry. Tenía demasiadas dudas, pero él evadía el tema cada vez que le preguntaba algo, y no sé por qué. Me está ocultando cosas y eso no está bien, si quiere que confíe en él tiene que ser sincero conmigo, no tiene que mentirme u ocultarme cosas. Sí, sé que quizá soy un poco entrometida y no debo de meterme en sus asuntos, es sólo que aquellas cosas que dijo su amiga me dejaron demasiado confundida y quisiera saber de qué se tratan, pero él no quiere decírmelo.

El sábado, después de salir de su casa, me llevó directo a mis clases de baile. Yo no quería ir pero se me escapó decirle que ese día entrenaba y él me dijo que no debería de faltar, por lo que me llevó hacia allá. Yo quería pasar el rato con él, salir hacia algún lugar como él me había propuesto en un principio, pero no se pudo.

Me dijo que vendría por mi hoy lunes, justo ahora lo estoy esperando, esta vez sola ya que Brent no me acompañaba como lo hacía la mayoría de las veces, todo su curso tenía que quedarse a una conferencia que harían y por eso saldría una hora más tarde que de costumbre.

Brent quería pasar el día de hoy conmigo, ya que le inventé que estaría sola cuando me preguntó que si qué haría en mi cumpleaños. Yo le dije que no, que así estaba bien y no tenía ganas de hacer nada. Después de insistir varias veces, terminó por aceptar.

A veces me siento un poco mal por él, se empeña mucho en querer conquistarme y yo la mayoría de las veces no le hago caso. Brent es muy lindo, es buena persona y todo pero..., no lo sé, simplemente no quiero ser su novia, aparte de que mi mamá no me dejaría hasta que cumpliera los dieciséis y...

Espera..., hoy es mi cumpleaños, hoy cumplo dieciséis lo que quiere decir que mi mamá ya no tiene escusas para no dejarme tener novio.

Esto hubiera estado perfecto cuando yo en realidad lo quería de novio, pero ahora no sirve de mucho ya que ahora no quiero.

Suelto un suspiro pesado y abrazo con más fuerza al perrito de peluche que me regaló Brent hoy por mi cumpleaños, es realmente hermoso. La verdad, no se hubiera molestado en regalármelo, pero admito que fue un lindo detalle. Éste venía atado a un globo de helio que decía: feliz cumpleaños; y una carta que él había escrito para mí. No la he leído aún, puesto que Dalila quería leerla también y Brent me advirtió que sólo era para mí, así que opté por leerla en mi casa en la tranquilidad de mi habitación.  

Después de exactamente ocho minutos de haber esperado, en mi campo de visión aparece el auto de Harry. El ver que se estaciona en la acera me confirma que las cosas ahora están bien y no va a irse de nuevo. Eso me reconforta.

Comienzo a avanzar hacia su dirección cuando él baja de su auto, colocándose frente a éste. Noto como me observa de pies a cabeza y su vista se enfoca en mis manos para después viajar hasta el globo de helio que flota sobre mi cabeza. Frunce su ceño, confundido.

—¿Y eso?— Señala al peluche en mis brazos y luego mira al globo—. ¿Es tu cumpleaños?— Inquiere, con desconcierto en su voz. Muerdo el interior de mi mejilla antes de asentir con la cabeza en respuesta—. ¿Por qué no me dijiste?— Pregunta, acentuando más su fruncimiento de cejas y en un tono algo indignado.

—Se me olvidó— Digo, porque es cierto, encogiéndome de hombros y frunciendo mi boca. Olvidé por completo que hoy era mi cumpleaños. Si no me lo hubieran recordado Dalila y Brent, seguramente no tendría ni idea ahora mismo.

Él suspira y niega con la cabeza antes de decir—: Bueno..., ahorita te felicito— sonríe ligeramente—, ahora, sube al auto—. Me ordena, abriendo la puerta del copiloto para mí. Yo asiento con la cabeza en respuesta antes de entrar. Cierra la puerta una vez que estoy dentro y segundos después él también lo está.

Teach me math, baby » H.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora