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Marylise.

Hace aproximadamente una hora que Annie se fue y me dejó a cargo de todo. Me dijo que tenía que ir al banco con urgencia a aclarar unos movimientos en su tarjeta de crédito, ya que no le concordaban y no recordaba haber hecho las compras que le aparecían en su resumen de cuenta. Me dejó encargado su puesto de trabajo y también me indicó en algunas notas todo lo que necesitaba saber en caso de que se me dificultara algo; de igual forma, hoy siendo mitad de semana no hay tanto movimiento en la oficina, el día de hoy no hay juntas programadas que yo sepa y tampoco hay muchos asuntos o trabajos pendientes, por lo que no debería haber algún problema. Annie me comentó que ya siente que estoy bastante capacitada para hacerme cargo de esto por mi cuenta, aunque yo sienta que aún me falta demasiado por aprender.

En cuanto a Harry y lo que hablamos hace dos días, aún siguen rondando en mi mente sus palabras. Me sigo preguntando el por qué le interesa tanto estar conmigo en buenos términos y ser mi amigo, el por qué está tan desesperado por conseguir mi perdón, el por qué me lo pidió justo después de haberme enterado que está comprometido con Melissa y están a tan solo un mes de casarse. Sigo sin entenderlo del todo, me cuestioné muchísimas cosas y aún sigo sin formular respuestas concretas. En mi mente rondaba la vaga idea de que sus dudas acerca de casarse o no habían sido provocadas por mí, que si él está pensando en sí debe cancelar su boda es porque yo regresé a su vida en cierto modo, idea que claramente deseché al primer segundo de haberla pensado. Es algo absurdo siquiera considerarlo.

Aunque haya intentado dejarlo pasar y simplemente dejar de pensar en ello, es algo que tan solo no abandona mi cabeza y me sigue abrumando cada vez más.

El estrepitoso y sorpresivo sonido que emite el teléfono de oficina al recibir una llamada me hace salir de mis pensamientos de golpe. Tomo una inspiración profunda para alejar todas esas cavilaciones de mi cabeza y descuelgo el teléfono, contestando la llamada entrante.

—Buen día, habla con la Inmobiliaria Selley, ¿En qué puedo ayudarle?

—¿Eres Marylise?— Pregunta, una voz masculina, algo ansiosa al otro lado de la línea. Mi ceño se frunce en total confusión.

—¿Quién habla?— Le cuestiono, confundida y recelosa al escuchar mi nombre.

—S-soy Tomas, soy pareja de Annie— Se presenta y entonces le recuerdo.

Annie me había contado hace tiempo sobre su pareja Tomas. Ellos, al igual que Harry y Melissa, están próximos a casarse, solo que su ceremonia será después que la de ellos dos ya que, según lo que me contó Annie, Melissa hizo de las suyas para poner fecha al matrimonio lo antes posible interponiéndose en los planes de Annie y Tomas, así que tuvieron que posponer casi un mes su casamiento para poder tener a Harry como su padrino de bodas.

—Oh, si, Hola— Le contesto, algo nerviosa y con un atisbo de confusión aún plasmado en mi tono—. Annie no está, tuvo que salir de urgencia, y no sé a qué hora vaya a regresar.

—Si, lo sé— Me aclara y logro escuchar un lamento que alcanza a acallar, cosa que provoca que mi ansiedad crezca al mismo tiempo que mi desconcierto.

—¿Está todo bien?

—No— Carraspea y entonces, una extraña pesadez inunda mi estómago—. Llamé a esta línea porque Harry no me contesta y necesito decirle que Annie...— Aclara su garganta de nuevo para continuar, aunque no le es posible debido a sus emociones—. Ella...

—¿Qué? ¿Qué pasó?— Me preocupo, cuestionándole con claro desespero.

—Tuvo un accidente— Una corriente helada me recorre el cuerpo y aterriza en mi estómago, logrando que la pesadez que sentía antes se vuelva cada vez más fuerte—. V-voy rumbo al hospital y... y por eso quería avisarle a Harry pero no me contesta.

Teach me math, baby » H.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora