Marylise
Lo de ayer fue demasiado. Aun no puedo creer que lo haya hecho, que me haya atrevido a hacerlo. Fue tan intrépido de mi parte pero, se sintió tan bien. Es extraño porque aunque sé que estuvo mal lo que hice y es algo que no debe hacerse, fue algo excitante sin duda.
Aún me sigo preguntando qué hubiese pasado si no me hubiera detenido. Tenía la intención de terminar, pero tuve miedo de lastimarme o hacerme algún tipo de daño. No sé si hacer eso sea algo bueno, aunque sí se sienta bien.
De mi boca se escapa un suspiro cuando mi mente evoca el recuerdo de ayer. Imaginarme que él me tocaba y me hacía sentir así es sencillamente vibrante.
¿Por qué cada vez que pienso en eso siento calor? ¿Por qué siento la necesidad de hacerlo de nuevo?
No, no sería correcto hacerlo aquí mientras él está a poco menos de medio metro.
Sí, justo ahora estamos en camino a su casa. Él no ha dicho una sola palabra desde que entre a su auto. No sé si eso sea algo bueno o algo malo. ¿No piensa preguntarme algo sobre lo que hice ayer? ¿Será que hice algo que no le gustó? ¿Qué hice?
Bueno, supongo que es mejor para mí que no pregunte nada, así no tendré que contestarle. Es mejor así.
Al poco tiempo llegamos a su casa. Él abre la puerta para mí y yo salgo del auto. Me pide que le de mi mochila, y yo lo obedezco casi al instante. Aunque sé que puedo cargarla sola, es lindo de su parte que lo haga por mí.
Camino detrás de él hacia la puerta de entrada de su casa y él la abre, pasando primero. Entro después de él y noto como deja mi mochila sobre la mesa mientras cierro la puerta detrás de mí.
Me toma de sorpresa el cómo de pronto mi espalda se encuentra contra la puerta que acabo de cerrar, mientras su cuerpo se encuentra pegado al mío, haciéndome soltar un grito ahogado de la impresión ante su acción.
–No hice esto antes porque no quería que nos descubrieran en el auto– Dice, con voz profunda mientras hunde su rostro en mi cuello, depositando una serie de besos en esa zona–. Pero las ganas no me faltaron.
Pensé que se había molestado conmigo por algo, pero con esto me doy cuenta que no. Se siente realmente bien cuando hace esto, cuando me besa así.
–No pensé que ibas a hacerlo...– Murmura contra mi piel haciendo que esta se erice. –Pero lo hiciste y...– sus besos suben poco a poco hasta llegar a mi mentón y finalmente termina frente a mis labios. Siento como estos se rozan ligeramente haciéndome cerrar los ojos.
¿Va a besarme? ¿Enserio va a...
El escuchar su risa silenciosa me hizo entender que sólo estaba jugando conmigo. ¿Por qué hace eso?
Abro mis ojos y le miro. Tiene una expresión un tanto divertida y juguetona en el rostro. Ha de estar burlándose de mí por haber caído. No debería de engañarme así.
–Bueno, el caso es que lo hiciste...– coloca sus manos a cada lado de mi cadera y se acerca aún más, pero su cabeza la aleja un poco de la mía. Me siento más nerviosa teniéndolo tan cerca–, y eso se merece una recompensa..., ¿no crees?– Dice, mostrando una sonrisa y regalándome un guiño.
¿Una recompensa? ¿Qué clase recompensa? Suena tentador.
Noto como acerca su rostro de nuevo al mío hasta que puedo sentir su respiración combinarse con la mía. Es muy martirizador tenerlo así de cerca, es como si quisiera besarme, pero no lo hace. ¿Por qué no lo hace?
Sé que sólo está haciendo esto para burlarse de mí, pero me gustaría pensar que en verdad quiere hacerlo.
¿Por qué tiene que mirar mis labios de esa manera? ¿Por qué tiene que morder su labio así mientras me mira? ¿Por qué hace eso?
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Teach me math, baby » H.S
Hayran Kurgu«¿Qué tendré yo a cambio?» «Tu me enseñas matemáticas, y yo te enseño otras cosas más divertidas, pequeña»