CAPÍTULO 5 "FIREFLY"

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Ha pasado poco más de una semana desde que estoy viviendo en Madrid. No ha sido muy fácil acoplarme al estilo de vida que Ameli está llevando. Su rutina es algo que creo que no podre seguir, trabajo-casa-diversión, no es que la diversión sea mala, es sólo que eso no va conmigo. Yo soy más... bueno ahora sólo es casa. Tengo que buscar un trabajo y pronto, porque los pocos ahorros que tengo se están agotando y no digo que yo sola he estado comprando cosas para la casa, Ameli es quien invierte más y de vez en cuando me deja ayudarle con un poco de dinero.

Hoy cuando Ameli se ha ido al trabajo, le he acompañado y le dije que me enseñara un puesto de periódicos. Necesito uno y ahora que lo estoy viendo ya he marcado un par de anuncios que solicitan trabajadores, algunos son restaurantes, la verdad es que no me veo siendo una mesera o algo así, pero es algo a nada. También he encontrado uno en una librería, eso sería magnífico, sería el mejor empleo que podría tener, más que un trabajo sería más como una segunda casa.

No conozco bien la ciudad así que me he propuesto hablar de ello con Ameli, me tendrá que decir cómo es que llego a la dirección que dice el anuncio.

Cuando miro el reloj marcan las 2 de la tarde, se me ha pasado la mañana muy rápido, me apresuro a preparar algo para que cuando llegue Ameli podamos merendar... sé que no se preparar nada pero creo que para eso está la internet, tomo mi teléfono y entonces googleo recetas fáciles, eso me recuerda a Sabrina, esa era su palabra, me fijo en la alacena que es lo que tenemos al igual que en la nevera.

Encuentro una que tiene que ver con pollo frito y algo de vegetales, saco de la nevera el pollo y algunos vegetales. Primero antes de empezar con la comida, decido poner algo de música no puedo estar sin ella. Le subo un poco de volumen, el necesario para no hacer enfadar a los vecinos, rebano algo de pimientos junto con algo de lechuga y pepinillos, desinfecto la lechuga y por consiguiente, enfoco mi atención en lo que lleva el pollo, saco el empanizador y me dispongo a preparar el pollo.

Un poco de aceite me salta en la mano y corro hacia el lavabo, abro el grifo y meto la mano en el chorro de agua, cuando estoy por secarme la mano, escuchó voces en el pasillo. Es Ameli pero no viene sola y aun no son las 6 de la tarde eso me extraña.

-Vale. Venga que tampoco es tanto lo que habéis tenido que subir. –dice ella a no sé quién. La otra persona le responde algo que no logro entender, pero es una voz masculina. Demonios ha invitado a uno de sus amigos, eso no me gusta, digo, es su casa pero no me siento muy cómoda con el tipo de amigos que frecuenta.

Escucho como introduce la llave y gira la manija de la puerta. –Ya hemos llegado, pasa.

-Las damas primero. –le responde él.

Escucho la risa de Ameli, pero nadie entra. –Pero venga, desde cuando un tío como tu hace esto. –agrega.

-No te emociones tanto, es la primera y última vez que lo hago. –entonces miro en la puerta a Ameli. –No sabía que vivieses tan cerca del café. –y es entonces que eso hace que me paralice, pero qué demonios hace él aquí, y ella como se le ocurre traerlo si sabe bien que él y yo no nos pasamos.

-Sí, algo. Hola Bren, sé que he llegado antes de lo planeado... pero es que no había mucho trabajo y bueno... -me dice, pero no sé qué responder, mi mirada se encuentra con la de él, y entonces decido regresar a lo mío.

-Hola. –es lo único que le respondo a Ameli está claro.

-Toma asiento, voy a dejar esto a mi habitación. –le dice a Darry.

-Gracias. –le responde, escucho como la puerta de Ameli se cierra. Porque está aquí él. –Hola, eso huele muy rico. –ahora me está hablando. –vale, seguís enojada conmigo. –escucho que sus pasos están más cerca, eso me inquita, como se atreva a acercarse más le quemare con el aceite.

Un amor en MadridDonde viven las historias. Descúbrelo ahora