CAPÍTULO 26 LA ADOLESCENCIA DE DARRY

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A la mañana siguiente, Darry me despierta con una caricia en la mejilla y un pequeño beso. –Vamos bella durmiente, despierta. Que ya es de día y vuestros súbitos aguardan fuera de su castillo.

Me hace mucha gracia lo que dice, que lo único que hago es sonreírle. –Hola, guapo. Has dormido bien.

-De maravilla, puedo acostúmbrame a ello. Valla que quiero hacerlo por siempre, pasar todas las noches y las mañas del resto de mi vida con usted señorita. –me toca la punta de la nariz con un dedo. –anda vallamos a ducharnos, nos espera un largo día. –dice tendiéndome la mano.

Mis ojos se posan en todo su cuerpo, está desnudo. Y entonces recuerdo que lo estoy yo también. –pásame la bata quieres. –le digo.

Niega con la cabeza. –de eso nada, Bree. Ya han sido muchas veces que estas desnuda ante mí y aun sigues avergonzándote, eso queda atrás. –me quita las sabanas y me toma en brazos. Valla que arrogante puede ser, sin más, rodeo su cuello y dejo que haga lo que dice. Nos duchamos juntos y por primera vez.

Una vez que terminamos, nos vestimos juntos en la habitación. Darry tiene razón, no tendría porque avergonzarme delante de él, conoce cada milímetro de mi cuerpo. –Cariño, te aconsejo que de una vez te ponga un bañador o mete uno en tu bolsa. Iremos a nadar. –la voz de Darry me saca de mis pensamientos.

Hago lo que dice, me pongo un bañador nuevo. Uno de los que compre cuando Liam me acompaño a comprarme ropa. Me da un vuelco en el corazón, es cierto no he sabido nada de mi amigo, no ha llamado eso me extraña. Una vez vestida, me hago una coleta y decido bajar a saludar a los señores Valverde. –Tenemos una conversación pendiente okay. –le digo a Darry antes de cerrar la puerta.

Escucho que dice algo que no logro comprender, pero yo ya estoy cerca de los escalones, cerca del muro que guarda un sinfín de fotos y cada una de esas fotografías es una pregunta que quiero que me responda Darry. En la sala no encuentro a nadie, sin embargo escucho ruidos en la cocina, así que me dirijo hacia allá. Me encuentro con Beth vuelta a la estufa.

-¿Has dormido bien, hija? –pregunta sin apenas mirarme. Así que me ha escuchado bajar.

-Sí, muy bien. –respondo y de forma instantánea vienen a mi mente un montón de imágenes de Darry y mías teniendo sexo en la habitación de arriba.

-Me alegra escuchar eso. –por fin me mira y en las manos tiene un tazón con una especie de masa.

-Quiere que le ayude con eso. –me ofrezco pero de inmediato niega con la cabeza.

-No, es necesario, cariño. Ya casi está listo el desayuno, Arthur ha ido a la panadería y a mí solo me falta el puré de papa para mi Jeremy. ¿Aun sigue dormido? –culmina por preguntar.

-Mmm, no. Está terminando de ducharse. –es lo único que se me ocurre decir.

Observo como Beth sigue mezclando todo para el puré de papa, de joven debió ser una española muy hermosa, sus facciones son perfectas un poco de arrugas en la cara pero nada comparados a los de mi abuela Margot. Porque Darry se alejo de ellos, es lo que no logro entender. Y no puedo esperar a que Darry se decida hablar así que es ahora o nunca. –Le puedo hacer una pregunta. –rompo el silencio.

Voltea a verme y sonríe. –Por supuesto que sí, eres de la familia.

Eso de pertenecer a la familia de Darry me aterra y no sé por qué. –Ayer cuando llegamos escuche que hace años que Darry no los visita. –Beth pone cara triste pero asiente. -¿A qué se debe eso? Si puedo saberlo, tampoco quiero parecer entrometida. –aclaro.

-No querida, se que quieres mucho a mi Jeremy. Y preguntas porque te importa, no es así. –sonrió y asiento. –Bueno es una larga historia, y claro ahora sé que él, no te ha contado.

Mi subconsciente abre mucho los ojos y la boca, seguro esto es grave y yo voy y meto mi bocota al preguntar. –No es necesario que me responda, si es muy familiar la situación. –digo.

-Sí, es un tema familiar pero considero que debes saberlo. –prosigue haciendo el puré de papa, sin dejar de hablar. Suspira y prosigue. –Todo esto es gracias a Becca. -¿Becca? Quién diablos es ella, y porque Darry no me ha dicho nada. Quizá fue una novia de su adolescencia, quizá ella viva cerca de esta casa y por eso mi novio no ha querido volver.

<< Te preguntaras quien es Becca. Bien ella es mi hija, madre de Jeremy y Jaime. –el gemelo me grita mi yo interno. Asiento. –Jeremy tiene un hermano gemelo que vive en Florida, pero esa es otra historia. – un chico idéntico a mi novio en América, ¿y si en lugar de Darry me hubiese encontrado a Jaime me hubiese enamorado de él? –Becca ha sido un hueso duro de roer, para mi esposo y para mí. De joven era muy tremenda, salía con un chico una semana y a la otra ya tenía un nuevo novio. Arthur considero la idea de intérnala en un convento, pero cuando esta decisión se tomo, ella nos salió con que estaba embaraza con solo 18 años, tuvo que dejar el instituto y Joaquín el padre de mis nietos, fue muy bueno porque le respondió y se caso con ella. –el rostro de Beth, es de melancolía, la vida que le hizo pasar la madre de mi novio no fue fácil. –Creímos que con esa nueva faceta en la vida de mi Becca. Todo cambiaria y lo fue, durante un par de años, Joaquín tenia proyectos a futuros y se fueron a vivir al centro, así que de vez en cuando y los veranos mis dos nietos nos visitaban. –sonríe al recordar esos momentos. –hasta que la muy ingrata se largo con uno de sus amantes. –veo como las pupilas de sus ojos se dilatan hasta sacar chispas de coraje. –Sí, hija. La vida de mis pequeños no ha sido fácil, Jeremy se quedo a vivir con su padre y Jaime con nosotros, él fue más apegado a nosotros. Por eso ahora se encuentra en Florida, Jeremy sufrió más, lo sé, solo que se hace él más fuerte. Por eso cuando nos ha llamado para decirnos que venía y con su novia, me sorprendió.

-No entiendo porque. –respondo.

-Hija. La última vez que paso tiempo con nosotros, nos juro que él jamás se enamoraría y que las mujeres eran el peor ser del mundo. -Ahora entiendo todo. Ahora entiendo una de sus notas.

-Mmm, que rico huele. – ambas nos volvemos al escuchar la voz de Darry y nos interrumpe, volteo a ver a Beth como diciéndole que no contare nada de lo que me ha dicho. – ¿Me he perdido de algo? –pregunta Darry.

-Claro que no. –lo regaña Beth.

– ¿Y el abuelo? –vuelve a preguntar, sentándose a lado de mi y pasando una brazo por el respaldo de mi silla.

-Aquí estoy. –Arthur llega enseñándonos la bolsa de pan. Nos saluda y pone el pan en un cesto. Yo ayudo a Beth a servir el desayuno aun que se enoja, según ella soy su invitada, según yo el ocio es malo, desde hace meses no me gustar estar sin hacer nada.

Tengo el estomago revuelto por todo lo que me ha contado Beth que se me ha ido el hambre. Picoteo un poco el beicon que ha preparado Beth, junto con el puré de papa, me bebo la taza de café junto con un trozo de churro azucarado que me ha dejado Darry en un pequeño plato.

-¿Y bien a dónde iremos de paseo? –pregunta Arthur. –ya han pensado que es lo que quieren hacer.

-Claro que si, abuelo. Quiero que llevemos a Bree a conocer el Pantano. –responde mi novio.

-Es un lugar muy hermoso, hija, uno de los lugares más turísticos de Madrid ya verás. –me dice Beth.

-Bien, si es haya adonde iremos debemos apurarnos. –dice Arthur mirando su reloj de mano. –son casi las 11 y es sábado, así que necesitamos llegar a tiempo para encontrar lugar en donde aparcar.

Seguimos con el desayuno, hasta que terminamos después de 20 minutos. Le digo a Beth que yo me encargo de recoger la mesa y de los trastos, a lo que me dice que no, pero insisto diciéndole que tiene que hacer una pequeña bolsa con las cosas que van a ocupar yo ya le he preparado. Sin más, asiente. Darry y Arthur se van a checar ambos coches para poder irnos, yo me apresuro a ordenar todo, la abuela de mi novio, quería preparar un pequeño picnic pero Darry, no ha aceptado, según él, Beth ya ha hecho mucho así que comparemos todo haya.


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⏰ Última actualización: Mar 01, 2017 ⏰

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