CAPÍTULO 20 LA PÍLDORA

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Ha pasado más de una semana después de que Darry y yo lo hicimos, recuerdo que a la maña siguiente Mel me cacho, porque no tenía llaves y estuvo tocando el timbre hasta que le abrí y salí con la camisa de Darry. El salió después solo con los jeans así que Mel supuso todo. Hoy es sábado y salgo a medio día del trabajo, Mel pasara por mi ya que me acompañara al ginecólogo, ya que últimamente Darry yo hemos tenido relaciones, algunas veces con protección y otras más sin protección, no digo que este embarazada porque me ha llegado el periodo pero quiero ser más cuidadosa en ello.

Mi madre no ha parado de insistir en que pronto debo de estar en NY, faltan cuatro semanas para la exposición de sus plantas, se lo he comentado a Susan ya que no se cuanto tiempo es el que estaré fuera de la ciudad. Así que me ha pedido que le enseñe a Robert todo, para que él pueda quedarse con el trabajo en lo que yo estoy fuera. Ahora se encuentra acomodando un poco de los libros que nos han llegado. Saco el celular de la bolsa para mandarle un msm a Mel y es entonces que recuerdo que he metido una de las notas que Darry me había dando hace un par de semanas, aun no termino de leerlas es que bueno, si he querido saber lo que el vivió al estar separados, pero como últimamente las cosas han estado yendo de maravilla no he querido abrirlas, sin más he tomado una...

Nota 7. El amor puede doler. Lee con Photograph de Ed sheeran

Todo lo que esta canción dice es muy cierto. El amor duele, bueno eso yo no lo sabía o mejor dicho no lo creía. Antes cuando uno de mis colegas lo decía, creí que era una estupidez. Vamos que un tío sufriera por una tía era patético, era un imbécil, eso creí yo. Y ahora sé que soy un imbécil, porque efectivamente el amor a veces puede doler y me está doliendo un montón. Esto jamás lo había experimentado y sabía muy bien, en el fondo de mi sabía que dolía pero me negaba a creer por eso no me enamoraba, por eso solo hacia lo que hacía, para estar bien y no andarme con pendejadas como los demás, o quizá era porque no creía que existiera la persona por la cual valiera la pena sufrir. Pero un día, escuche sonar la campanilla del café de mi padre y cuando levante la vista, estaba ahí esa persona que lo valía todo, ese Ángel que vendría a poner de patas el infierno en el cual habitaba yo (el diablo). Ese viernes cuando tú cruzaste el umbral del café sabía que nada sería igual, ese día una descarga eléctrica me sacudió todo el cuerpo y aun no te había tocado. Lo comprobé al día siguiente cuando nuestras manos por fin se tocaron y volví a sentir esa descarga, entonces mis sospechas se confirmaron. Eras la persona correcta, y sin embargo, te he alejado de mi lado. Estoy sin mi Ángel, sin mi cura. Te echo mucho de menos Bree, mi Brenda.

Esta nota es la primera que me llega hasta lo más profundo del alma, pero como es que Darry cree que soy un ángel, cuando se que no lo soy.

-¿Te Invito a comer que decís?

-mmm.

-Hay Brenda, siempre andáis en tu mundo. –dice Robert. –anda vamos es hora de la comida.

En la entrada de la cafetería nos reunimos con Joe y Kim una compañera de él, es una chica muy guapa, Joe me ha contado que es nueva y él es muy amable de invitarla siempre ha que venga con nosotros a comer, para mí que mi amigo está enamorado y eso me hace muy feliz.

Pedimos una crepas para los cuatro, Robert y yo pedimos limonadas y mi amigo junto con Kim agua mineral, como siempre. No entiendo su afán de beber solo agua mineral, es cierto que nuestras limonadas las contienen pero beber sola esa agua, no, de solo pensarlo me entran nauseas.

-¿Y para cuando te vas a NY? –pregunta Kim.

-En cuatro semanas. –respondo.

-Planeas regresar, cierto. –dice y me sonríe.

-Obvio que regresa. –dice Joe. –si no, Darry ira por ella, eso seguro. –culmina.

-Claro que planeo regresar. –lo miro con mala cara.

-Gracias a Dios, Bree. No soportaría estar sin ti a la hora de la comida. –dice.

-¿Tan mala compañía somos? –pregunta Robert.

-Queréis que te responda, listillo. –le dice arqueando una ceja.

-Vale, vale. Venga está bien. –responde Robert.

Es cierto pobre de Kim, estos dos juntos son dinamita. Sin creerlo durante estos días Joe y Robert han congeniado más que bien y son un peligro para nostras, no sueltan un buen chiste sin que el otro no le siga y Kim y yo hemos sido el blanco de sus chistes.

A las 4 empunto Mel pasa por mí para ir a mi cita médica. El lugar no está muy lejos de mi trabajo eso ha dicho la medico cuando le he pedido cita. – ¿Nerviosa? –pregunta Mel.

-Un poco, a decir verdad jamás me imagine, bueno ya sabes.

-Tranquila, es de lo más normal, que una chica quiera tener una vida sexual plenamente activa. –me dice riéndose, me pongo roja, es que se que llevamos ya unos meses viendo juntas y contándonos de todo, pero nunca había hablado de este tema con nadie, claro salvo con Sabrina, pero ella está muy lejos, aun que me ha dicho que también asistirá a la expo de mamá y eso me alegra, poder volver a verla y estar con ella me llena de felicidad.

Una vez entramos a la clínica, la señorita de recepción nos dice que tomemos asiento y esperamos, hacemos lo que dice, Mel toma una revista y se pone a hojearla, yo trato de escuchar la canción que la recepcionista tiene de fondo. Una canción que habla de lo mucho que él ha hecho para que ella sea otra, muy similar a lo que Darry está haciendo conmigo.

- Brenda Stewart. –escucho que dicen.

-Soy yo. –me levanto y le digo a Mel que prefiero entrar sola a lo que ella dice que está bien.

Sigo a la recepcionista que me conduce por un pasillo largo, al llegar al final ella se detiene, abre la puerta y me dice que pase, entro y cierro la puerta, me encuentro con una mujer de bata blanca.

-Buenas tardes soy la medico Saavedra, toma asiento Brenda. –me dice y hago lo que dice.

-Buenas tardes. –respondo.

-¿Y bien en que puedo ayudarte? –pregunta.

Le cuento que estoy aquí porque quiero usar algún método anticonceptivo, y siento que me pongo roja.

-Tranquila, Brenda. No tenéis que avergonzarte al querer ser responsable en base a tu sexualidad. –me dice pero yo no respondo, que le puedo decir. –bien, vallamos a lo que te tiene tan intranquila. –intranquila yo, bueno si algo. Veo que se levanta de su lugar, saca una especie de libro del gabinete que tiene junto al ventanal. –Existe un sinfín de métodos, pero claro optaremos por el más adecuado para ti, ¿te parece? –pregunta, acomodándose nuevamente tras el escritorio y marcando nuestra distancia.

-Cla... claro, sí. –respondo.

Abre el libro y yo lo observo. –Te puedo decir que podéis usar, la píldora, el parche, las inyecciones o el dispositivo. –menciona un par mas de anticonceptivos que jamás había escuchado antes. –no te voy a mentir, cada método tiene un porcentaje de seguridad pero también existen probabilidades de que fallen si no se administran adecuadamente.

Escucho cada indicación que dice de cada uno, así como de los pros y contras de estos, soy muy miedosa para las inyecciones así que declino antes que nada la inyección. No me imagino jamás teniendo algo ahí dentro de mí, eso sería muy incomodo por no decir otra cosa, así que el dispositivo también esta mas que descartado. Y ya una vez escuche que la hermana de una de mis compañeras del instituto usaba el parche y aun así quedo embaraza y es lo último que quisiera en estos momentos.

-Y bien, ¿Por cuál optas? –pregunta la medico Saavedra.

-La píldora. –respondo.

-La píldora, ok. –dice después de unos minutos, me explica cómo es que debo empezar a tomarla, recomendándome que la tome en un horario, cada día debe ser el mismo y que no olvide tomármela, claro que si llegase a darse el caso de que no la tome que le avise y acuda para poder volver a establecer el tratamiento. Una vez finalizada mi consulta nos despedimos y le doy las gracias.

-Y bien cómo ha ido todo. –pregunta Mel una cuadra antes de llegara a casa.

-Creo que mejor de lo que pensaba. –le respondo.


Un amor en MadridDonde viven las historias. Descúbrelo ahora