CAPÍTULO 13 JOE Y SU MAL GENIO

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El despertador suena a las 6:30. Tengo bastante sueño y mi cama está muy deliciosa como para levantarme ya. Pero tengo que ir al trabajo, así que sin más me dirijo a la ducha para despabilarme por completo. No encuentro rastro de Ameli durante mi camino al cuarto de servicio, quizá sigue dormida me dice mi subconsciente. Abro la regadera y me meto en ella, dejo que el agua recorra todo mi cuerpo y me purifique es una semana nueva. Cuando termino me enredo con una toalla y me dirijo a la habitación de mi amiga, llamo a la puerta dos veces pero no escucho respuesta. Supongo que no llego a dormir, me meto a mi habitación y veo que me pondré pero ya saben que no tengo mucho de donde elegir, así que tomo mis viejos vaqueros desgastados y una blusa de cuadros.

Una vez en la cocina me preparo un licuado de fresa y pongo unas rebanadas de pan en la tostadora, desayuno sola, escucho que suena el timbre y corro a abrir no sé quién puede ser, dudo que sea Darry ya que le he dicho que quiero ir más despacio y tampoco creo que sea Liam, después de todo no me ha vuelto la llamada. Miro la hora y casi dan las 8 es muy temprano para visitas, sin más abro la puerta y me encuentro con un chico con traje de cartero.

-Buenos días. Se encuentra la señorita Brenda Stewart. –dice mirando un tablero.

-Buenos días, soy yo. –respondo.

-Me firma de recibido. –Y entonces me pasa el tablero, no entiendo que tengo que firma, pero sin más hago lo que dice.

-Esto es para usted. –me entrega un sobre blanco. –Buen día.

-Gracias, igualmente. –le digo y sin más se va.

Cierro la puerta y miro extrañada el sobre, le doy la vuelta y miro las estampillas de Estados Unidos. Así que es de mis padres o quizá de Sabr... no, claro que no. No puede ser, no tienen mi dirección. Rompo la parte superior del sobre y veo que en el interior hay dos hojas, las saco y me encuentro con una postal de mis padres, paso de leerla. Tomo la otra hoja y la desdoblo, se cae al piso una tarjeta, pero que, me han envido una tarjeta. La levanto y la miro. No sé qué más hacer por el momento. Me voy a lavar los dientes y después voy por mi bolsa ya es tarde. Dejo el sobre en un cajón del mueble. Y tomo mi camino al trabajo.

Llego 5 minutos antes de las 8:30, Susan me ha dado un juego de llaves para que pueda abrir por si llega tarde. Cuelgo mis cosas y enciendo la computadora, le pongo play aun canción de Pabló Alvoran. Entonces me dedico hacer el aseo del local, como todos los días temprano.

Las primeras horas de la mañana se me pasan volando, quizá es porque estoy debatiéndome entre llamar a casa o no, pero sé que tengo que avisarles que he recibido la tarjeta, digo, no es algo que se tenga que tomar a la ligera, ya que si no diera con la manos correctas alguien más pudiese haber gastado el dinero de mis padres. Decido que lo haré cuando regrese a casa. Le envió un mensaje a Mel para saber en donde se metió toda la noche. Pero no escucho respuesta.

-Hoy si vendrás a comer conmigo. –levanto la mirada y veo a Joe parado enfrente de mí. No he escuchando cuando ha entrado.

-Hola, claro dame unos minutos. –asiente, apago el monitor, enciendo la alarma y tomo mi bolsa junto con las llaves y mi celular. –Listo vamos.

Pongo el letrero y cierro. –Puedo preguntarte algo Bree. –me dice.

Arqueo una ceja, que será lo que quiere saber. –Claro. – inquiero.

-¿Habéis vuelto con él? ¿Cierto? -¡quee! Como lo ha sabi... bueno técnicamente no hemos vuelto del todo, vamos a intentarlo pero con más calma. Me mira y no sé qué decirle, tampoco quiero que se metan en mi vida.

Un amor en MadridDonde viven las historias. Descúbrelo ahora