50. Malcom POV

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Malcom POV

No sabía lo conversado que yo podía llegar a ser, y mucho menos al tratarse de una desconocida. Bueno, parcialmente desconocida. Alice me contó, con lujo de detalles, como terminó en un aprieto de tal nivel como el de ahora. Por tanto, al ver como abría la puerta de sus pensamientos e incertidumbre con toda la confianza, cuando se fue me dejó parcialmente aturdido.
Ella era adorable, y eso me recordaba por qué hacía esto: Lanna.

¿Por qué, si ya conociendo la metodología de Benny desde hace casi un año, cambió de jugada? Casi siempre, el suele amenazar a alguien a alguien amenazando su familia, no a la persona directamente ¿Por qué cambiaría la metodología con Alice y su familia?
A no ser... A no ser que eso es lo que Alice sabe. Tal vez ella no sabe toda la verdad. Tal vez Riley, la hermana de Alice, le mintió para que ella no se alborotara. A mi parecer, Alice parece una chica dramática.
Supongo que le ha ocultado la verdad por una razón bastante simple, no quiere que se preocupe. Obviamente estaría muerta del miedo, pies estaba en la mira de un gánster. Pero, supongo, que ella estaría aún más preocupada porque toda su familia podía morir con que alguien sólo diera una simple orden.

No comprendo que fue exactamente lo que pasó después, pero mi cabeza fue estampada contra un escalón, nublando mi vista por sólo segundos.

–¡Qué caraj...!– un castaño me tomó del cabello, poniéndose frente a mí.

–¿Malcom, cierto?– habló entre dientes, con una sonrisa macabra que no reflejaba ni una pizca de gracia.
Mi espalda estaba apegada contra las escaleras y el me acorraló con un pie a cada lado de mis costillas, pero  que ni crea que tiene una oportunidad.

–Depende de quien pregunte.

El chico me lanzó un puñetazo en la mejilla, ardió por un momento aunque yo no me quedaría atrás. Alcé mi rodilla, golpeando con fuerza su estómago, él parecía haber expulsado todo el aire que tenía acumulado. Aproveché la oportunidad para estampar mi puño contra su mandíbula. El golpe lo aturdió y soltó mi cabello, tambaleándose hacia atrás. Me levanté de un salto y corrí escaleras abajo, pero no tardó en alcanzarme, tomándome del cuello de la camisa  y acorralándome contra la pared.

–¿Te gusto o qué? – pregunté, con una mejilla contra la pared.

–Eres bastante cómico ¿no? ¿Te parece divertido?– su voz sonó con rabia y estampó mi cabeza contra la pared, una vez más.

¡Ya era la segunda vez que me hacían esto en el día!

Lancé un golpe hacia atrás con el codo, afectando su costado, él lanzó un quejido, pero se mantuvo firme con una mano apretando mi cabello y otra sosteniendo mis muñecas en la espalda.

–¡Apura el paso Drake, es difícil retenerlo!– se quejó el chico en dirección a las escaleras.

Ya me estaba hartando. Lancé un pisotón, aplastando su pie izquierdo. Creo que posiblemente el rompí un hueso del pie, pues el crujido que sentí más el grito que soltó él, no fueron naturales. Él me soltó nuevamente, sosteniendo su pie entre una cantidad de ruidos adoloridos. No dudé masu de dos segundos en correr a saltos los escalones que faltaban, pero al llegar a piso firme, otro chico me tacleó por la espalda

–Algo que aprendí de mi hermana, es hacer las cosas en pocos pasos.

Eso fue lo último que escuché antesde que el chico sobre mí pusiera un pañuelo sobre mí nariz, me negué a olerlo pero al final, es inevitable respirar.

Fue una de las mejores siestas que he tomado, hasta que desperté de la peor manera

Mojado.

Abrí los ojos de golpe, con la respiración agitada, mientras movía la cabeza de un lado al otro.

Somos unas P.U.T.A.S  (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora