52. ¿Merecer?

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La armadura de Riley Wells había caído, ahora estaba la única Riley que de verdad juré que conocía. Su rostro mostraba tristeza, enojo... Súplica. Sus orbes estaban rojizos y sus labios se juntaron en una línea recta. Ahora estaba quebrada. Yo la quebré...

Había quebrado su alma como un cristal contra el suelo.

–A-Alice, por favor.

–No hagas esto más difícil de lo que ya es para ambas...– murmuré con rabia, entonces me volteé, dándole la espalda.

La desepción y la rabia se plantaron en mi pecho, y así se quedaron ahí, hablando por mí. Se sentía... Bien. Se sentía bien que le doliera, se sentía bien que ahora sea ella la que sufra. Había sufrido tantas veces por ella, que era emocionante que los lugares se intercambiasen.

De repente, me di cuenta.

Como una cachetada contra mi alma. Me dió asco la satisfacción que se filtró por cada una de mis venas al ver su rostro, roto y herido. Me di asco a mi misma. Era una mezcla de sensaciones tan particular, como si la rabia y tristeza explotaran en mi interior. Parte de mí quería pedir perdón, mientras que la otra queria que ella se fuera y nunca más se atreviera a tocarme. Una parte de mí, la que se crió con ella, la que la amaba sin condición... Esa parte se estaba retorciendo dentro de mí, esperando salir. Pero la otra, la quebrada, dolida y decepcionada, había impuesto un muro para retenerla.

No sólo estaba enojada por lo de Malcom. Estaba enojada porque abrí los ojos, porque me di cuenta que había sido golpeada y herida tantas veces por Riley, que una más, sólo una, me rompería sin remedio.

Riley POV.

Describir lo que sentía sería una perdida de tiempo, pues la sensación es tan difícil de describir cómo ser aplastado por una aplanadora.
Me había quedado petrificada. Algo me dijo que la había pedido, pero no me rendiría, no lo haría así de fácil.

–Alice... Por favor, quiero hablarte, quiero contarte, quiero dejar de sufrir, quiero decir la verdad.

Silencio.

–La verdad...– mi voz se quebró.

Silencio.

–Alice...– toqué con suavidad la tela del buzo que traía, y se encogió en su asiento, repudiando mi tacto.

Me rompí, fue como si con ese movimiento, hubiera enlazado parte de mi espíritu y sacara de mi por completo, llevándoselo con ella y quedándoselo. Lágrimas silenciosas optaron por liberarse, una tras otra, sin parar. ¿Cómo se puede perdera alguien de esta forma?

¡Yo lo había dado todo por ella!  Me había sacrificado, había ganado, le había pagado al maldito Benny, pero ella me desachaba. Me dobló y destruyó como si fuera solo un trozo de basura, sin siquiera valorará MI esfuerzo. La decepción en su rostro se veía errónea, no tenía que estar ahí, no merecía estar ahí. Ella debía estar aliviada, debería estar orgullosa, dándome gracias por salvarle la vida. Pero no, ella ahora me odiaba.

Me levanté de mi asiento y corrí, por el pasillo, empujando a una azafata con mi hombro, hasta que llegué al baño. Cerré con pestillo y me dejé ir. Lloré. Lloré con rabia. Lloré con tristeza. Pero sobre todo lloré con melancolía.

La quería.

¡Maldición, la quería como a nadie!

Pero yo no la merecía, ya no podía merecerla. Solté un sollozo silencioso y me abracé a mi misma. No se cuanto tiempo llegó a pasar, hasta que mis sollozos callaron, pero las lagrimas no pararon. 

*Tal vez ella no te merece a ti*

Temblando, me levanté y afinqué mi peso con las manos en el lavamanos. Mi semblante en el espejo era casi tenebroso, pero no me importó. Mis irritados ojos parecían haberse oscurecido. Esa idea no resultaba tan mala "Tal vez ella no me merece a mí".

Me sacrifiqué, lloré, grité, todo lo hice por ella.... En definitiva no me merece a mí.

Un ruido chillante me sobresalta y me toma unos segundos descubrir que era mi teléfono. Llevé mi mano al bolsillo, descolgandolo y poniéndolo contra mi oreja.

¿Diga?

–Como extrañaba hablar con usted, Riley.

No otra vez, no por favor, no.

¿Le comió la lengua el gato?

–¿Qué quiere? Ya tiene su dinero, puede dejarme en paz– mi voz sonaba cautelosa, aunque el miedo era casi palpable

–Ese, señorita, es el caso. –hizo una pequeña pausa y pude escuchar el sonido de un vaso contra uan mesa –No se si ha sacado mal la cuenta, pero en el bolso que dejó en el parque, había veintisiete mil dólares extra.

No fue un error, Benny. Quiero que mi familia esté a salvo, ése es un bono extra, para asegurarme de que nunca más estarán en peligro.

–Resulta que tengo una mejor propuesta para usted...

Debería colgar, no tengo que caer en eso de nuevo, no debería hacerlo. Pero una parte de mi, la amante de la adrenalina, quería saber de qué se trataba.

*La curiosidad mató al gato*

Pero el gato murió sabiendo.

–¿Qué clase de propuesta?

Me hubiera encantado tener ese dinero extra, pero de nada me sirve sin tener a alguien que lo siga ganando... – soltó una ronca risa y sentí como mi estómago se revolvía. –Llendo al grano, necesito un nuevo jugador de póquer.

Mi respiración se cortó, quedándose trabada en mi garganta.

–En el maletero arriba de la fila de asientos 6B se encuentra un bolso, adentro están los sobrantes del dinero que pagó. Esperaré su respuesta. Buenas noches, Riley.

Somos unas P.U.T.A.S  (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora