Un nuevo trabajo.

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Mi pie golpea el suelo una y otra vez sin parar, llevo tanto tiempo así que pareciera que mi pie tiene vida propia y no lo puedo detener, últimamente es muy común de mi cuerpo hacer las cosas por sí solos sin que yo lo pueda controlar. Gabriel debería haber estado aquí hace ya media hora pero aún no lo veo por ningun lado, odio que sea siempre tan impuntual, pudo haberme dicho ven a buscarme al aeropuerto pero no, él quería juntarse en un Starbucks.

Veo una sombra pasar por la ventana que da a la calle y miro rápidamente, al fin Señor, Gabriel es quien entra por la puerta con su maleta desgastada de color negra en mano y su vestido con su estilo hipster de toda la vida. 

-Hola nanita-me saluda su forma de llamarme me descompone por completo-¿Qué hice ahora?

-¿Podrías no llamarme como lo hacía papá? Por lo menos no ahora que han corrompido tantas cosas hechas por él-tomo mi frente con mi mano derecha y hago un leve masaje para quitarme el dolor de cabeza.

-Lo siento-dice y estira los brazos, me levanto derrotada por su sonrisa y lo abrazo con todas mis fuerzas-Por favor Angel, no llores.

-Cállate -lo suelto riendo y me siento, Gabriel me imita-¿por qué me citaste aquí y llegaste tan tarde?

-Mamá quería que hablara contigo sobre tu estado de ánimo de hace unos días-me responde y sonríe, yo niego, era obvio que mamá no se quedaría tranquila así como así- Por eso le dije que mi vuelo llegaba a las nueve  y no a las siete, confundí mi maleta con la de una chica y casi me golpea por hacerlo por lo que perdí media hora. Jamás le diré a mamá que tuvimos esta conversación así que cuéntame qué sucedió.

-Ordenemos -lo miro mal, es la rutina, en solo minutos le contaré todo pero tengo que seguir nuestra rutina de confesiones. Fingir enojo, luego suavizarse y terminar contando todo.

Ordenamos dos cafes moca y unos sándwiches, un chico nos atiende con lentitud y torpeza pero finalmente nos deja solos con la orden ya pedida.

-¿Y bien?-Gabriel me mira impaciente, no puedo mirarlo a los ojos y tampoco sé qué decir. Lo mejor será comenzar por lo principal y más "sencillo".

-Hay un chico-murmuro con temor y no sé a qué exactamente.

-¿Te esta acosando ese tal Henry otra vez?-Gabriel me obliga a mirarlo por sus suposiciones apresuradas y niego con la cabeza de inmediato.

-Ese chico no ha vuelto a molestar desde que Nick y tu le dieron esa paliza el verano pasado, creo que ya no asiste a la universidad-le cuento aliviada.

Cuento corto sobre Henry, es un chico algo extraño y antisocial que me acoso por meses, llegó al punto de mirarme por la ventana de mi habitación, Nick y mi hermano lo encontraron una noche que hicimos una fiesta pequeña en casa, algo familiar con los amigos más cercanos, yo dormí con mamá y los chicos durmieron en mi habitación porque Hanna y Zoe tomaron por completo la habitación de Gabriel. Al encontrarlo ahí lo golpearon de manera tan brutal que mamá tuvo que llamar a Jorge para que lo llevara al hospital más cercano no sin que antes Gabriel lo amenazara de una forma para nada agradable. Jamás ha vuelto a aparecer.

-Mataría a ese idiota pervertido si se vuelve a aparecer cerca de ti-dice rápidamente con furia en sus ojos y es su cuerpo.

¿Será una buena idea contarle sobre Aarón? Lo que hizo Aarón es algo que para Gabriel de seguro no será tolerable, armara un escándalo gigante y no quiero eso.

-Es un chico que me rechazó, nada más, ya se fueron los días de mi mini depresión por ser rechazada-le digo parte de la verdad, sé que es igual una mentira y que no tengo perdón, pero tampoco  tengo otra opcion ademas de mentir.

Los días buenos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora