No hay otra cara en la moneda.

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Estoy en el auto de Aarón Evil esperando a que él termine de hablar con su hermana para que luego me lleve a casa, tengo su sudadera puesta y me siento realmente protegida, que irónico ¿no? me siento terriblemente nerviosa, también un poco enojada y completamente agradecida, aún siento las manos de el asqueroso profesor Donovan, siento repulsion de tan solo recordarlo pero la figura de Aarón caminando hasta el auto  junto a su hermana me distraen, ¿Por qué vienen juntos? Intercambian algo y Aarón se va sin siquiera mirarme, Lexa se sube al auto y lo echa a andar antes de que yo le pregunte nada.


-Supe apenas te vi que serias un problema-dice encendiendo un cigarro, luego bota el aire y me mira por unos segundos-¿Qué profesor te intento follar? Dame tu direccion.

-Donovan-le digo sin más y le doy la dirección luego, ella se ríe y me mira con burla.

-Pero si con un solo empujón podrías derribar a ese maldito viejo -su risa me causa escalofríos y sus palabras me enojan porque no son ciertas en lo absoluto-No me mires así niñata de mierda que hoy te hemos salvado el culo.

-Lo siento -le miento, ella es tan malévola pero es por el momento la única que puede devolverme mi móvil y las llaves así que tengo que mantenerme tranquila y respetuosa- Lexa, el otro día en la fiesta se me quedó una chaqueta en tu casa.

-No he visto nada-no me mira pero sonríe como siempre lo hace, de manera malvada y cínica.

-Sé que la tienen ustedes, la foto estaba en mi movil que estaba en mi chaqueta-le digo sin mirarla, tengo miedo de que reaccione mal.

- Que inteligente es la niñata-su tono burlesco me pone los pelos de punta.

-No me importa recuperar el móvil-le soy sincera y ella me mira alzando una ceja, por supuesto no me cree- Tan solo quiero recuperar las llaves que estaban en la chaqueta.

-No encontré ninguna llave dentro de la cacheta-dice botando el humo del cigarro en mi cara.

-Estoy muy segura de que están ahí Lexa-la miro lo más seria que puedo.

-No intimidas a nadie con esa cara de maldita muñeca de porcelana -en serio no sé si podré soportar otra de sus risas, vuelve a mirarme botando el humo en mi rostro- Y juro por mi maldita madre que no tengo idea de donde están las llaves de tu casa.

-Nunca dije que eran las de mi casa-le digo de inmediato,y es que no confio para nada en ella.

-Paranoica de mierda-vuelve a reírse y niega con la cabeza- Buscare las llaves ¿Ok? Te golpeare si no las encuentro, maldita niñata.

-Gracias-esta vez soy sincera y ella detiene el auto, ya estamos frente a mi casa.

-No le digas a nadie lo que pasó hoy -su mirada burlesca desaparece y no puedo entender por qué- ¿Quieres meter en problemas a tus salvadores? Será mejor que cierres tu maldita boca y no volverás a ver al maldito pervertido de Donovan.

Asiento y me bajo del auto con rapidez-Gracias por traerme y por lo de Donovan.

-De cierto modo fue nuestra culpa...Mañana hay una fiesta en mi casa, ve y te entregaré el móvil y las llaves si las encuentro-dice Lexa con una simpatía novedosa y sorprendente- Además tienes que devolverle la sudadera a Aarón.

-Cierto-le digo mirando la ploma y gran sudadera que cubre mi cuerpo- Ahí estaré.

Lexa se marcha no sin antes sonreír de manera traviesa. Camino a casa con lentitud, distraída por el aroma de la sudadera de Aarón, el aroma es una mezcla de perfume, sudor y cigarros que extrañamente me parece agradable y varonil. Entro a mi casa por la puerta de la cocina y me encuentro con un plato de comida servido y una nota escrita por Jorge que dice que el plato me pertenece así que me lo como sin dudar ni esperar. No es novedad que Jorge es mucho mejor cocinero que mamá o al menos conoce mejor mis gustos por la comida y no dudaría por ningún momento en no disfrutar de uno de sus deliciosos platos de comida.  El timbre interrumpe mi degustacion, me paro y voy a abrir la puerta, cuando lo hago Zoe y Hannah me miran furiosas.

Los días buenos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora