Smile

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Me quedé por largo rato apoyado en su hombro, oyendo casi inaudibles sollozos, no sabía que hacer, no era el mismo, no sabía quién era Katsuri Yuuri en estos momentos, apenas había llegado y estaba colapsado de toda esta situación, me separé de él y no se me ocurrió nada mejor para animarlo.

¡Ahí va!

Actúo como si algo sorprendente pasara en la pista, observo a Yuuri que ahora me miraba confundido.

¿Ahí va qué?

Me preguntó con el ceño fruncido.

¡Ahí va! ¡katsuki Yuuri! con un triple Loop y le sigue un Lutz. Miren esa secuencia alucinante de pasos, no puedes dejar de mirarlo, ¡Es perfecto!

Yuuri estaba estupefacto, sólo veía como el ruso gritaba como un loco parado en las gradas, ¿Qué estaba intentado hacer? Se preguntaba el japonés que no tenía ninguna reacción ante aquella actuación.

Se vienen los cuadruples, ese fue perfecto, buena combinación, ¿¡Qué!? ¡Hizo un Flip cuadruple propio de su entrenador Víktor Nikiforov! Se espera mucho de este patinador que nos demuestra como nos sorprende en cada campeonato.

Ahí es cuando el japones se dio cuenta que aquella rutina ficticia era casi igual a la rutina que presentó cuando decidió volver al patinaje, las mismas palabras del comentarista cuando logró el Flip Cuadruple, la misma emoción sintió cuando recordó ese momento, cuando Viktor comenzó a tomarlo en serio como un rival. Se levantó de su asiento y se retiró dejando al ruso hablando practicamente solo, una parte de él sentía un profundo dolor que aunque tratara de aliviarlo no se iba, era esa culpa, esa tristeza de perdida de otro ser amado, todo lo perdió por lograr un tonto Flip cuadruple, por una tonta medalla, por un entrenador egoísta, por su inseguridad, por todo.

Yuuri, espera...

Suplicó Yuko que frustrada no recibió respuesta alguna y menos pudo retenerlo para hablar con él.

Lo siento Yurio, no pude detenerlo. Fue lindo lo que hiciste.

Ah... Pensé que podría animarlo un poco con eso pero parece como si detestara el patinaje.

Yurio suspiró derrotado, esto no era como un entrenamiento que si fallabas debías practicar para lograrlo en unos meses, esto no era lo mismo, era una persona, eran sentimientos, sentimientos a los cuales no sabía cómo llegar.

Yuko... Hay que hacer algo, no me gusta éste Yuuri, no me agrada, vine aquí para saber que estaba bien pero esto no es el "bien" que esperé.

Yuko le sonrió esta vez, algo distinto había en el ruso que le causaba algo realmente adorable.

Me recuerdas al Yuuri de hace algunos años, no me lo esperaba de ti.

Y Yuuri me recuerda cuando era un adolescente arrogante, enojado con el mundo.

Ambos rieron.

¿Qué debemos hacer?

Cuestionó nuevamente el ruso que pensativo trataba de idear algo.

Piensa como si fueses el Yuuri de hace dos años. ¿Recuerdas como Yuuri pudo llegar a ti?

Sí... Por supuesto que lo recuerdo.

El rubio dio gracias a Yuko luego de quedarse un largo tiempo conversando con ella y se fue por el viejo camino que dirigía a la casa Katsuki, nuevamente sus ojos se posaron a la vista del mar, recibiendo una brisa helada en su rostro, cerró los ojos al sentirla y le fue inevitable no quedarse un rato para poder reflexionar, despejar su mente para obtener fuerzas, y aquellas mismas darselas a Katsuki.

Lo opuestoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora