Apuesto Por Ti.

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Sentía una mezcla de sentimientos, ira y tristeza por sobre todo, ¿De verdad he sido tan estúpido todo este tiempo?

Se sentó en una banca que había en el parque frente al hotel, elevó sus ojos a unos cuantos pisos arriba sabiendo a la perfección donde yacía Plisetsky y sólo se cuestionaba qué carajos iba hacer ahora, no tenía idea cómo comenzar, estaba en Rusia, sin comida y con algo de ropa, quizá duraría unas cuántas semanas en una habitación o trabajando por hospedaje.

Ya sé.

Sonrió triunfante, y hasta su sonrisa podía dar un poco de miedo, se levantó y se adentró nuevamente en el hotel, Viktor le debía su apoyo y en esto no podía decir que no. Tocó a la puerta a un lado de la del rubio y de inmediato el atractivo ruso peligris abrió.

Necesito tu ayuda. No puedes decirme que no.

Viktor enarcó una de sus cejas pero cuando Yuuri se acercó a su oído a comentarle dicho plan, abrió los ojos como platos completamente sorprendido por lo que Yuuri era capaz de hacer por Plisetsky, claramente no pudo negarse, pues desde que supo de la muerte del padre de Yuuri se había estado sintiendo culpable por ser un gran imbécil y egoísta.

Bien, lo haremos.

Al día siguiente Yakov tocó la puerta de ambos rusos para que salieran a entrenar, Plisetsky como siempre se quedaba dormido y gritaba unas cuántas groserías para que dejaran de molestarle. Antes de la habitación, Viktor susurró a Katsuki.

Te veo a las 8pm en la pista, ha sido nuestro acuerdo, si no vas, no te ayudaré con Yurio.

Yuuri suspiró con aires de que quizás no era una buena idea dicho plan secreto, pero al fin de cuentas aceptó y se quedó a esperar en la habitación de Nikiforov unos minutos para que no hubiera alguien que lo viese salir de allí; dicho y hecho, salió sigilosamente, eran temprano, iba a ser una perdida de tiempo quedarse encerrado, así que se aventuró a conocer la ciudad, aunque muchas veces la había visitado cuando más joven. En su sendero observó la arquitectura de los edificios, los árboles y los blancos pajaros que se acercaban a tientas en el agua del lago que pasaba bajo un puente en el que él se encontraba en medio, escuchando el chirrido del agua y sólo pensando lo lindo que sería tomar la mano de Yurio en esos momentos.

Quién diría que yo estaría pensando en esto. Quién diría que estoy pensando en ti todo el tiempo, Yurio.

Soltó una carcajada riéndose de sí mísmo, ya que se sentía como un imbécil adolescente pensando en cuentos de hadas, suponía que se hallaba en el climax de la historia pero no tenía claro como terminaría todo y eso le preocupaba más que nada en el mundo, no quería terminar mal, ni iba a dejar que el rubio se fuera así, sin más.

7:30pm

Carajo, estoy en el tiempo.

Después de una larga jornada recorriendo la ciudad Katsuki se fue hecho un cohete a la pista del gran gimnasio del equipo de Rusia, debió escabullirse entre paredes y árboles para que no lo viesen pues su imagen de patinador no se esfumó como el había pensado, al llegar a la entrada tocó cinco veces la puerta como Nikiforov le indicó para saber que se trataba de él.

Pasa, rápido.

Pronunció Viktor.

Ten, los he guardado desde que te fuiste.

Yuuri quedó perplejo y más que sorprendido por aquel gesto del ruso a quién le miraba con gran nostalgia al recibir sus viejos patines.

Pensé que(...)

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