Lo opuesto

El fantasma

6 Meses después

Había pasado alrededor de 6 meses desde que Katsuki se reintegró al equipo ruso, duros entrenamientos se llevaban a cabo, lo típico de Yakov y sus estrictas rutinas de acondicionamiento, ambos chicos apenas tenían tiempo para pasar juntos, apenas podían hablar cuando estaban en camarines a solas con la ayuda de Viktor, pero pese a las dificultades que se les imponían sus miradas nunca ocultaban nada, en medio de los entrenamientos se observaban de reojo, se sonreían cada vez que pasaban al lado del otro, la verdad su relación aún era secreto y los únicos al tanto eran Nikiforov, Mari, Hiroko y el abuelo de Yurio, pero nadie sabía que ese mismo día llegaría una noticia totalmente inesperada que haría temblar a todos del miedo.

Al terminar sus ejercicios, Plisetsky fue a  las galerías a sacarse los patines que más que heridos tenía los pies por culpa de estos, por el hecho de ser nuevos, mientras se alistaba para retirarse del gimnasio e ir a almorzar para regresar nuevamente a la pista una llamada entrante vibraba desde su celular , busco rápidamente entre su bolso tratándose de su abuelo.

¿Abuelo? ¿Qué sucedió?

Preguntó, puesto que su abuelo lo llamaba en casos de algo muy importante.

Ah, Yuri... Tengo una noticia.

Katsuki estaba con Viktor en un exigente entrenamiento físico, ya que se encontraba de nuevo como tutor, además faltaba  poco para estar en perfecta forma aunque aquello no le afectaba en sus esquemas artísticos, sin embargo el de pelo gris le repetía constantemente sobre que su figura era la primera impresión de un patinador, cosa que era totalmente cierta pero no tan importante.

Viktor, no crees que mejor debo concentrarme en practicar mi rutina, además no hemos decidido con cuál canción nos quedaremos.

Shh, calla.

Nikiforov le dió un golpe en la cabeza.

Yo doy las ordenes, soy tu tutor.

Vaya... Esta vez te lo has tomado muy en serio.

Dijo con el  entrecejo fruncido siendo golpeado nuevamente para volver a  su tortura, pero gritos se escucharon en el gran gimnasio  Olímpico, Viktor y Yuuri giraron hacia la entrada viendo como Yurio venía agitado y totalmente pálido, se apoyo en unos de los asientos de la galería, ninguno de los dos chicos entendía que sucedía hasta que Yurio hizo un par de  muecas como una especie de señal que sólo Viktor entendía a lo que éste abrió los ojos sorprendido.

Por hoy terminamos, Katsuki.

Se retiró sin decir nada pero Yuuri aún no entendía cuál era el supuesto gran problema, lo infería tan sólo por sus caras, de inmediato se deslizó hasta las galerías sentándose a un lado de Yurio sacándose sus patines a lo que el otro respondía.

Mi madre viene de visita...

Susurró, el asiático se tranquilizó al escuchar aquello, aún no veía la situación crítica en que se encontraba y menos lo que le esperaba en unos minutos.

Mi madre es una ex ídolo del espectáculo, fue alguien importante....

¿Qué quieres decir con eso?

Quiero que vayas conmigo.

Katsuki se ahogó con su propia saliva bebiendo mucha agua para volver a recuperar el aire, era demasiado pronto como para presentarse, apenas estaban comenzando, al menos deberían esperar un poco más. Se tranquilizó y lentamente se puso frente a Yurio que no se dignaba a mirarlo.