Lo opuesto

Pequeños detalles.

Hace días que no iba a visitar y reflexionar al Ice Castle en qué me estaba convirtiendo luego de que mi padre falleciera, solía sentarme allí y plasmar mi mirada de odio a aquello que me quitó todo, pero no me había dado cuenta, hasta ahora, que el problema no era lo que había hecho en el hielo antes, sino que me estaba volviendo parte de él, frío y peligroso pero no totalmente inquebrantable, también era delicado, frágil, que ante un cuerpo lleno de calidez se derrite poco a poco; Yurio era ese cuerpo cálido que sin querer mi cuerpo reaccionaba a mostrarse sensible y vulnerable, yo ya no era el protagonista del hielo, no era la persona que lo domaba y pisoteaba, mis problemas eran los que danzaban sobre mí creyendo que soy irrompible, yo estaba bajo su presentación, aguantando que hicieran esa danza llena de horror y nostalgia.

Yo soy el hielo, pero quiero volver a ser el protagonista.

Yurio durante los cuatro días que pasaron después de planear su cumpleaños estaba entrenando duro, ya quedaban dos semanas para su debut como patinador auto suficiente, me di cuenta que cada vez que llegaba antes de almuerzo, su respiración estaba agitada y recordaba perfectamente su expresión cuando no estaba conforme, ¿Tan egoísta me he vuelto? Él a hecho mucho por mí en tan poco tiempo, sinceramente pensé que la primera persona que estaría aquí sería Viktor y nunca imaginé que él se preocupase por mi estado siendo que siempre me trataba de una forma grosera.

Mamá, iré por Yurio.

Fui en camino al entrenamiento, esta vez yo debía ayudarlo,  debía motivarlo y ser ese patinador que todos esperaban. Al entrar, no pude tener otra cara que de asombro pero no de algo deslumbrante, si no, melancólico; Yurio estaba allí parado en medio de la pista, con la mirada gacha, mientras Yuko gritaba con fuerzas que despertara que la música empezaría, al verme ella,quedó atónita, como si hubiese visto un fantasma y no pude evitar reír.

Hey, descansa, yo me encargaré ahora de él.

Yuko gritó con fuerzas, con un entusiasmo que se pudo oír  fuera del lugar haciendo que el rubio se despabilara por aquel grito y hacer la misma expresión que hizo la chica al principio, su rostro palideció y se quedó por varios minutos observando a Katsuki, mientras éste se reía de su reacción.

Quita esa cara, te ves horrible.

Katsuki  fijó su mirada en el ruso y sorpresivamente una sonrisa ladina se dibujó en su rostro y compuso su cuerpo en una postura decidida apuntándole con el índice.

Yuri Plisetsky, desde ahora, quiero que me conquistes en cada entrenamiento, en cada salto.

Fue acercándose a la barra que limitaba a ir más allá de la pista y se apoyó finalmente, con la misma sonrisa.

Enamorame, Plisetsky.

Terminó con una potente palabra y el ruso arrugó el entrecejo respondiéndole con la misma sonrisa ladina pero desafiante, tomó su lugar para iniciar  su rutina, ahora estirando sus brazos con suaves ondas electrizantes que llegaban a los pies del rubio en una secuencia de pasos intensa, daba giros en un punto de equilibrio,ese punto era Katsuki, no paraba de mirarlo con esa dulzura que llegaba al éxtasis de un cariño universal que hacía pulsos latentes en el pecho del Japones que se mantenía inquieto viendo el programa atento y olvidando a veces corregir algún error, la música bajaba de volumen como signo de que terminaría. Falla en dos cuádruples. Eso hizo desconcentrar a Yurio haciendo que sus intenciones decrecieran y la rutina fuera un poco forzada.