A Todo O Nada.

271 30 13
                                    


El día del torneo.

Se presenta el gran Jean jaques Leroy, directo desde Canadá y como siempre usando una de su famosas y pegajosas composiciones.

Todos estaban atentos a cada uno de los saltos del canadiense, con movimientos pegajosos y un alter ego inigualable, sonrisa por aquí y por allá, gritaban miles de fanáticas y entre ellas su tan amada esposa que lo recibía con una cálida mirada llena de amor que derretían  a Leroy, había estado siempre desde el retiro de Katsuki dentro de los 5 mejores del mundo, claro, siempre habían malas temporadas nunca se puede ser perfecto aunque el lo creyera siempre. Triple axel, Flip triple, combinación que lo hizo con la mejor motivación, sabia que esta temporada debía pasar bien con tan preparados cuádruples que por suerte dos de ellos lo pudo clavar. Termino de su programa, aplausos iban y venían.

Fue una presentación llena de energía típico de Leroy, esperamos que quede entre los tres primeros este año.

El siguiente competidor es Otabek Altin, en esta temporada interpreta su más oscura y ruda faceta.

Empezó su programa y ahí estaba Yurio apoyando desde la barra a su mejor amigo que como cábala levanta su dedo pulgar como si aprobara su victoria y lo mismo hacia Plisetsky que miraba atento a cada paso, a veces hacía muecas porque su amigo se caía en cosas que él creía que eran ridículas negando varias veces, no podía negar que después de tanto tiempo Otabek había mejorado sus pasos y movimientos corporales que lo hacían verse más seductor que años atrás. Lo vio caer nuevamente.

Imbécil, le dije que no lo hiciera.

Murmuró llevándose una mano a  su rostro como decepción, en cuanto el otro terminó se acercó a él suspirando.

A la próxima lo haré mejor, lo juro.

Eso espero, pero tampoco fue tan malo tu puntaje, sigues estando entre los cinco hasta el momento.

Pasaron más patinadores y Plisetsky ya estaba preparándose, saltando, calentando en los camarines y de repente un imagen se le viene a la cabeza. Katsuki.

Recuerdo.

Éste año ganaré cerdo, pierdete.

Haha, Yurio, demos ambos lo mejor.

Ya cállate, que molesto eres.

Fin recuerdo.

Suspiró y es que le llegaba al corazón esa amabilidad que alguna vez poseyó el japonés, con esa frescura y calidez que daba a cada momento, cuando sonreía y a chinaba los ojos con esos sonrojos que lo hacían caer en su encanto. Sacudió el rostro. Volvía a calentar, estirarse, no podía desconcentrarse, faltaba tan solo un participante más para que fuese su turno.

Hey, Yurio.

Llegó Viktor sonriente.

¿Tú porqué tan feliz?

Ah, no lo sé, siento que hoy será un día especial.

Entrecerró los ojos sospechoso, esa felicidad era inusual, ¿Qué estaba planeado? No alcanzó a preguntar ya que Nikiforov prácticamente lo sacó de camarines para que fuese a la entrada de la pista.

La gran hada rusa, ¡Yuri Plisetsky!

Se quedó pensativo mirando el hielo, algo lo detenía a adentrarse, levantó la vista y observó a todo el público. Él no estaba allí, sabía que no lo encontraría, el programa que ahora presentaría ya no tenía un sentido para él, el amor emocional puro sólo lo había despertado Katsuki y ahora que las cosas se habían desvanecido ya no era lo mismo. Viktor se dio cuenta y simplemente le golpeó el hombro como consuelo

Lo opuestoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora