Dedicado a Catta Maddox y a Irwins. Perdónenme, no sé qué pasó que no me deja dedicarlo.
Aguanté una risa.
-Tienes razón. No había pensado en que podía quedarme en casa de Kyle.-Bromeé.
-Hey! Lo decía por mí y lo sabes.
-De acuerdo. Me quedaré por esta noche.
-Y la siguiente, y la siguiente, y la siguiente.-Solté una fuerte carcajada.
-Cómo es posible que recordemos eso que dijo Mike?
-No lo sé, es increíble.-Admitió.-Gracias por aceptar quedarte. No quiero que sufras y si es eso lo que sucede en tu casa haré lo que pueda por evitarlo.
-Gracias por preocuparte por mí, Ash.
-Cuando quieras, linda.-Casi oí cómo sonreía.
-No pude preguntártelo antes: por qué me llamaste?
-Porque me preocupó tu repentina y corta despedida. Creí que algo malo había sucedido así que primero te di tiempo y luego te llamé para ver cómo iba todo.
-Eres tan tierno! Gracias, en serio. Eres el mejor.
-Lo sé, lo sé. Vamos, prepara tus cosas.
Tres cuartos de hora después estaba tocando el timbre en la casa de Ashton. Me había demorado entre que recogía mis cosas y conseguía transporte. Pero aquí estaba ahora, luchando por no volver a llorar. Por no recordar que mi mejor amiga había sido asesinada y la culpa la tenía ni más ni menos que mi padre.
Al instante Ashton abrió la puerta y me observó preocupado. Me gustaría que él no hubiera notado que yo lloraba cuando hablábamos por teléfono. No quiero preocuparlo. Pero por mucho que lo intentara los rastros de tristeza se notaban a kilómetros en mi voz y en mi rostro. Se mordió el labio inferior, seguramente debatiéndose entre consolarme o actuar como si nada sucediera. Pero yo no podía fingir que estaba bien y sé que él no podía fingir que no le interesaba.
Me lancé a sus brazos sin pensarlo demasiado. Solté mi bolso y coloqué mi cabeza en su hombro. Él me rodeó con ambos brazos fuertemente y dejó que empapara su remera con lágrimas.
-Vamos adentro, Zoe. Estarás bien, corazón, lo prometo.-Asentí débilmente y lo solté.
-Lo siento.-Susurré. Él miró la mancha que había dejado mi llanto y se encogió de hombros, restándole importancia.
-Va a secarse rápido. Aunque espero que antes se seque tu rostro.-Lo miré avergonzada y tomé mi bolso. Me dejó pasar y me llevó al sofá. -Quieres tomar algo, Zoey?-Preguntó con suavidad. Tosí para deshacer el nudo que tenía en la garganta.
-De acuerdo. En lo posible, algo caliente. Te ayudo.-Intenté levantarme pero él me frenó, poniendo una mano en mi hombro y sentándome nuevamente.
-No, yo lo hago. Te gusta el chocolate caliente?-Asentí.-Prepararé para ambos.-Sonrió a medias y se dirigió a la cocina.
Estábamos en verano, pero este día estaba bastante fresco. Casi lamentaba que las clases en la universidad se hubieran cancelado esta semana. "Perfeccionamiento docente", habían dicho. Creía que sólo en las escuelas se hacía eso, pero por lo visto también en la universidad. Desearía haber tenido clases hoy. Lo prefería mil veces antes que haberme enterado de algo tan horrible como lo era lo de Leah.
-Estás bien?-Preguntó mientras me pasaba una taza y dejaba la suya en la mesita. Se sentó a mi lado y me miró preocupado nuevamente. Rodeé la taza con ambas manos y tomé un sorbo. El nudo en la garganta desapareció lentamente y supe que podía volver a hablar.
-Puedes abrazarme?-Pregunté, tímida. Él sonrió y me rodeó la espalda con un brazo, atrayéndome hacia él. Pasé mi brazo por su cintura y apoyé mi frente en su pecho. -Gracias. Lo necesitaba.
-Quieres contarme qué te sucede? No voy a obligarte, pero...-Asentí.
-Pero entiende que tarde. Aún no lo he asimilado del todo.
-Tómate tu tiempo. Desahógate.-Respiré profundamente antes de empezar a hablar.
-Tenía una amiga, Leah. Durante ocho años fuimos las mejores amigas. Pero mi padre...Es complicado. A él no le agradaba Leah. No me dejaba verla casi nunca, aunque él siempre viajaba y yo podía verla a escondidas. Una semana después de que cumplio los quince, -Se me quebró la voz.-la encontraron muerta en su habitación.-Volví a llorar.-Creía...El doctor me dijo que había sufrido un paro cardíaco, más no me dejó verla. Pero hoy descubrí que...Mi padre la mandó asesinar. No sé cómo lo hizo. No sé quién es el que lo ayudo, pero hoy lo admitió. La mató. Y yo no puedo creerlo. Lo odio, Ashton. Lo odio mucho.-Ashton había abierto los ojos tanto que creí que se le saldrían. Lamió su labio como pensando en qué decir. Y por alguna razón, me pareció demasiado atractiva su acción. Finalmente me besó el cabello.
-Yo...Juro que haré lo que pueda porque ese hombre termine en prisión. Y si no lo logro, jamás dejare que lo vuelvas a ver. Sé que es tu padre pero no soportaría saber que estás cerca de un asesino.
-Tranquilo, yo tampoco quiero verlo.
-Mejor así. Te quedarás aquí hasta que pueda encontrar una forma de deshacerme de él. No quiero que te haga daño.-Le sonreí a medias y me sequé las lágrimas.
-Es tan tierno que te preocupes tanto por mí. No sé por qué lo haces, pero...
-Porque te quiero. Por eso lo hago.-Susurró. Lo miré a los ojos. No entendía de qué color eran, pero de algo estaba segura: su mirada no mentía. Él estaba preocupado en serio. Y me quería. Y yo lo quería a él. Más de lo que pensaba.
-También te quiero.-Confesé. Esbozó una sonrisa y se mordió el labio inferior.
-Quiero besarte. En serio que quiero hacerlo. Pero tal vez tú no sientas lo mismo y mande todas mis oportunidades contigo a la basura.
-Y yo quiero que me beses.-Susurré. Sus ojos se iluminaron y su mirada bajó a mis labios. Se acercó despacio, puso una mano en mi mejilla y la acarició.
-No sabes lo feliz que me hace oír eso.-Dijo antes de unir nuestros labios. Entonces me di cuenta de algo: lo necesitaba. Lo había necesitado todo este tiempo. Desde siempre, yo necesité que Ashton Irwin apareciera en mi vida. Y ahora lo había conocido. Y todo era mejor con él a mi lado. Yo podía ser feliz con él.
Holaaaaaa cómo están? Les juro que amé este capítulo. Se acuerdan que dije que el 9 era mi favorito? No, ahora este lo es. Me encanta y casi me hace llorar. Lo que es tonto porque yo misma lo escribí y tampoco es la gran cosa.
Bueno, espero que les guste.
COMENTEN Y VOTEN :)
LAS AMOOO
