El frío helado golpea mis mejillas dejándolas sonrosadas. Camino con dificultad por la nieve y trato de esconderme detrás de un árbol. Oculto parte de mi rostro en mi bufanda negra y estoy segura que ni siquiera así puedo esconder la sonrisa boba que tengo en mi cara. Acomodo mi cabello rubio alborotado dentro de la gorra gris y trato de no hacer ruido.
Escucho los pasos torpes de Josh acercándose. Volteo mi rostro para observarlo y lo veo buscándome detrás de un arbusto congelado. Tiene las mejillas sonrosadas al igual que su nariz y el ceño fruncido concentrado en encontrarme. Me agacho con cuidado de no hacer ruido y formo una bola de nieve. Me acerco con cuidado y se lo lanzo. La bola se estrella en su cabeza. Suelto una risa de niña y comienzo a correr para que no me alcance. Josh contraataca arrojándome un par de bolas de nieves. Una se estrella en mi espalda y la otra falla. Sigo corriendo como puedo, pero Josh es más rápido y logra alcanzarme. Suelto un chillido cuando me toma entre sus brazos y nos caemos juntos en la nieve. Nuestras risas no tardan en aparecer y llenan el lugar de una sinfonía extraña de nuestras voces.
-Te gané- me dice Josh con una sonrisa. Yo niego con la cabeza y le pongo una mano en su cara para que borre esa sonrisa altanera.
-Cállate, eres un tramposo- le digo con molestia. Josh se levanta y me ofrece su mano para ayudarme. La tomo y me pongo de pie. Aún lo miro con una mueca molesta y Josh sonríe divertido.
-Jennifer Lawrence es una mala perdedora- me dice aun con esa sonrisa divertida. En realidad tenía razón, odiaba haber perdido en una estúpida guerra de bolas de nieves, pero no podía admitirlo.
-No es cierto, y ya deja de sonreír como un idiota- le digo con una mueca y acomodo su bufanda verde. Me mira con cariño y levanta las manos en son de paz.
Ya comenzaba a hacerse tarde. La poca luz del día ya se escondía a través de los árboles.
-Volvamos- me dice tomando mi mano enguantada. Le sonrío y comenzamos a caminar a nuestra cabaña que alquilamos en estos días.
Y así es como pasábamos estos días. Jugando entre la nieve y en las cálidas sábanas de nuestra habitación. Pasábamos todos el día juntos. Ahora que tenía unos días de descanso, lo estábamos aprovechando al máximo. Aún seguíamos escondiendo nuestro amor y aunque eso me inquietaba de alguna manera, el saber que él siempre estaría conmigo era suficiente para mi.
Mientras caminábamos hasta nuestra cabaña hablámos de miles de cosas, algunas tan tontas que nos hacen reír como si fuera que nos estan haciendo cosquillas. Y era esta parte de nuestra relación lo que más amaba. Siempre ser nosotros y no tener que fingir. Josh me había llegado como ningún chico lo había hecho.
Recuerdo que cuando era niña e iba de vacaciones a la playa me encantaba caminar sobre la arena y ver como mis huellas quedaban marcadas, pero siempre la marea se encargaba de borrarlas. Y yo sabía que Josh había dejado miles de huellas en mí y tenía miedo que una marea lo borrara de mi vida. Aunque sabía que Josh había dejado su huella en mí como marcado en piedra. Ese miedo siempre estaba presente, más cuando teníamos que enfrentarnos a las miles de pruebas que todos los días el destino se encargaba de arrojarnos en la cara.
Una mariposa descolorida pasa frente a nosotros. Me detengo para admirarla extrañada ya que es muy raro ver una mariposa en pleno invierno y en estas temperaturas.
-Wow, en verdad es una mariposa- me dice Josh acercándose conmigo a la pobre criatura que se posó en una rama de un árbol.
-¿Pero que hace aquí?- pregunto para mí misma y veo como sus alas están débiles. Siento como miles de emociones se amontonan en mi pecho. Imagino a la pobre oruga que ha tenido que sufrir miles de situaciones para poder convertirse en una hermosa mariposa y ahora está aquí sola y débil.
La mariposa revolotea sus alas y emprende nuevamente su vuelo aun con las alas descoloridas. Se da el lujo de revolotear entre nosotros y luego se pierde entre los árboles.
-Creo que es nuestro día de suerte- me dice Josh con una sonrisa y volvemos a caminar a nuestro destino.
Llegamos por fin a la cabaña y Josh me toma entre sus brazos. Entre risas y jadeos llegamos a la cama donde me deposita y me besa. Nuestras ropas van desapareciendo de nuestros cuerpos y el frío va siendo suplantado por el calor de nuestras pieles.
Enredo mis manos en su cabello y dirijo sus labios a los míos. Y es ahí cuando lo entiendo. Como la pequeña oruga teniendo que pasar por miles de situaciones, había dejado huella de su propia existencia, siguió luchando. Así era nuestra relación, como una mariposa, como una huella que aunque podría ser borrada, aún estaba ahí por el simple hecho de haber existido.
Josh se funde en mi interior y comienza a moverse. Me enredo en él y trato que mis emociones me lleven al límite.
Con cada movimiento, con cada beso, con cada palabra, con cada experiencia que nos toca vivir es una huella más que queda en mí.
-Jen...mírame- me dice josh moviéndose con ímpetu dentro de mi. Lo miro con lágrimas en los ojos y me concentro en su mirada avellana. Veo en sus ojos el universo y con un grito ahogado llego a las estrellas donde me acunan. Josh cae rendido en mi pecho. Acaricio su cabello húmedo por el sudor.
-Te amo- le digo en un susurro cansado. Josh sonríe de lado y me besa el hombro en respuesta aun cansado para pronunciar palabra.
Nuestra relación era como esa pequeña mariposa. Luchando contra el invierno...aunque está descolorida, sigue volando. Era esa huella en la arena que aunque se borrara para siempre, existía por el solo hecho de que ambos nos amábamos.
Estábamos descoloridos y débiles, pero aun así seguíamos volando. Estábamos en plena tormenta, pero nuestras huellas no se borrarían fácilmente.
Aunque nuestros colores iban desvaneciéndose, aunque la vida nos golpea con dureza, todavía podíamos darnos el lujo de revoletear alrededor de nuestra propia existencia. Aun estamos vivos y eso es lo más importante.
Josh vuelve a besarme en los labios y susurra en ellos lo cuanto que me ama y eso es suficiente para poder enfrentar a este crudo invierno. Mientras voláramos juntos, todo estaría bien.
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Quiero agradecer a todos los que se toman el tiempo de leerme y en especial a mi amiga Micaela porque ella me dio la idea para la historia. Este OS es para ella ;)
Es muy cortito, super corto que parece más un drable que un OS xDD Espero igual lo disfruten.