Capítulo 16: Pociones

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Me quedé de piedra. ¿Hace tres años Malfoy estaba enamorado de mí? ¿Y por qué nunca me lo dijo? Sea como sea, yo hace tres años lo odiaba, igual que ahora. Solo que ahora no estaba tan segura. Si me lo hubieran preguntado dos días antes, hubiera dicho que lo odiaba con toda mi alma, pero ahora...

Me quedé en silencio tratando de continuar el trabajo, pero no podía concentrarme. Draco no dejaba de mirarme como si esperara una respuesta, pero, yo la verdad, no sabía que responder. Al final, harta de que no dejara de mirarme le dije:

"Tú nunca has estado enamorado de mí, Draco. Como mucho te podría haber gustado."

"Sé la diferencia entre gustar y amar, Helena"

"El amor no viene y se va, Draco."

"¿Y quién te ha dicho que se haya ido?"

Ahora sí que dejé de concentrarme en el trabajo para mirarlo. Si seguía enamorado de mí, ¿por qué no quiere que salgamos?

"Helena, concéntrate en el trabajo"

"¿Y entonces?" respondí volviendo a mirar el trabajo.

"Ya te lo dije." contestó."Mi padre."

"¿Y por qué se iba a enterar?"

" ¿Estás de broma? Se enteraría enseguida. Se entera de todo lo que pasa en tu vida. Mira como quemó las cartas de Ron y..." en ese momento se calló.

"¡¿Cómo?!" grité en medio de la clase.

"Señorita Malfoy, por favor, guarde silencio." dijo Mcgonagall

"Lo siento." dije avergonzada "¿Me ocultó las cartas?"

"No quería decir eso, olvídalo." dijo Malfoy. "¿Qué nos queda para terminar el trabajo?"

"No me cambies de tema Draco.- dije muy enfadada." Y tú encima lo sabías. ¿Cómo has podido ocultármelo? Tú sabes lo mal que lo he pasado pensando que ya se habían olvidado de mí. Pero claro, a ti te da igual verme sufrir.

"Sabes que eso no es verdad. Lucius no quería que te juntaras con ellos, y mucho menos que salieras con Ron."

"¿Salir con Ron?" pregunté extrañada.

Entonces me acordé de lo que me dijo Ron: "Un momento, ¿entonces no leíste la carta que te envié nada más irte de Hogwarts?"

"Eso decía en la carta, ¿verdad?" pregunté.

"Sí." respondió secamente."No vayas con ellos, Helena. Son traidores de sangre. No quiero que te hagan nada."

"Sí, eso. Ahora preocúpate por mí. Pero ayer bien que no te importó nada herir mis sentimientos." dije levantándome y dándole nuestro trabajo a Mcgonagall.

Cuando se lo di, cogí mis libros y me fui. Mientras iba por los pasillos, empecé a llorar otra vez. Oí unos pasos que se acercaban al lugar donde me encontraba, así que me sequé las lágrimas y fui andando hasta encontrarme con aquella persona.

"¡Profesor Snape!"

Acto seguido lo abracé. Él pareció sorprenderse, pero al reconocerme me abrazó. Era el segundo abrazo que le daba. Y con su reputación, conseguir un abrazo de él es muy difícil. Aunque a mí me resulta muy fácil. Lo he echado mucho de menos este tiempo. Se preocupó mucho por mí el poco tiempo que estuve en Hogwarts, más de lo que Lucius estos tres años.

"Señorita Ronan."dijo saludándome.

"Ahora soy una Malfoy." dije tristemente.

"Perdón." dijo disculpándose." Así que es cierto que ha vuelto. Me alegro."

"Yo también me alegro. Le he echado de menos." dije un poco cortada.

"Sí, yo también he echado de menos eso de curarla." dijo sonriendo.

Creo que era la primera vez que lo veía sonreír así. Definitivamente, sí que lo echaba de menos. Sonreí ante su comentario.

"¿No tendría que estar en clase?" preguntó extrañado.

"Sí, pero ya acabé el trabajo que nos mandaron." respondí. " ¿Y usted no tendría que estar dando clase?"

"No. Es mi hora libre."

"Oh... ¿y podría hablar con usted en su despacho?" pregunté mirando para todos lados por si había alguien.

"Pues se supone que tengo que corregir unas pociones." dijo. "No obstante, a última hora me toca clase con usted. Si se quiere quedar después de clase."

"Sí. Gracias." respondí mientras me despedía con la mano.

"Señorita Malfoy, ¿ha estado llorando?" preguntó alzando una de sus cejas.

"No."mentí."Es que se me ha metido algo en los ojos."

"Sí, lágrimas." respondió. "Sabes que es imposible engañarme, Malfoy. Espero que no sea por ningún chico."

"No, señor. Bueno, tengo que irme. Luego hablamos, profesor."

Me fui de allí antes de que se me escaparan más lágrimas. No sé cómo lo hacía, pero me recordaba mucho a mi padre.

La mañana pasó y llegó la hora de pociones con Snape. Me tocó sentarme de nuevo al lado de Draco. Teníamos que preparar una poción individualmente en silencio. Era como un examen.

Yo empecé a echar los ingredientes en una especie de olla. Draco empezó a hablarme y eso me puso muy nerviosa. No quería suspender pociones por culpa de Draco.

Me pudo muy nerviosa y sin querer cogí un ingrediente que no era.

"¡No quiero volver a hablar contigo! ¿Es que no le entiendes?" grité haciendo que toda la clase nos mirara.

Acto seguido eché aquel ingrediente en la olla y se produjo una explosión. La olla se derramó sobre la mesa en la que se encontraban Hermione y Neville. A Neville le salpicó aquella poción sobre la cara y empezaron a salirle costras por toda la cara. Yo empecé a pedirle disculpas y Snape se lo llevó enseguida a la enfermería.

"Señorita Malfoy, no se mueva de aquí hasta que yo vuelva. Los demás, pueden salir, la clase se acabó."

Iba a quedarme igualmente, así que no había problema. Cuando todos se fueron, observé que la clase estaba llena de aquella asquerosa y maloliente poción, así que me dispuse a limpiarla. Pasó una hora y acabé de limpiarla, sin ayuda de la magia. Aún no había vuelto Snape, así que me senté en su mesa. Empecé a abrir los cajones de su mesa y encontré una carta. No pude evitar leerla.

Cuando acabé, me quedé petrificada. No podía ser.

La hija de Severus Snape.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora