Capítulo 22: Navidades "de ensueño"

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Llegaron las navidades y Draco y yo volvimos a casa.

Los primeros días fueron incómodos para los dos, aunque sobre todo para mí. Draco había invitado a Pansy a pasar las navidades con nosotros y sus padres, estaban encantados.

Durante la cena, Lucius no dejaba de echarme miradas de odio. Sí, me las echaba siempre, pero esta vez parecían diferentes.

Narcissa, por el contrario, me dedicaba una sonrisa y charlaba con Pansy y Draco.

"Oye Pansy, ¿y a tus padres no les molesta que pases las navidades con nosotros y no con ellos?" preguntó Narcissa.

"Oh, no, están encantados." dijo Pansy fingiendo una sonrisa.

"Normal, se han quitado un peso de encima." dije yo en voz baja, pero Lucius me escuchó.

"¿Perdona?" dijo Pansy haciendo entender que no lo había escuchado.

"Dice que le encanta que te quedes con nosotros." contestó Lucius por mí, dedicándome otra falsa sonrisa.

" Helena, ¿cómo andas con Goyle? Pansy me ha dicho que Goyle le pregunta mucho por ti."

"No ando con Goyle, ni andaré." contesté dedicándoles a Lucius y Pansy una mirada de odio.

Acto seguido, me levanté de la mesa dándole un golpe y me fui a mi habitación, seguida por Lucius. Tras entrar en la habitación Lucius cerró la puerta de un portazo y me agarro fuertemente del brazo.

"No sé quién te crees que eres, pero en esta casa no se acepta este comportamiento." dijo apretando cada vez más mi brazo. "Así que, si quieres seguir en esta casa, tendrás que cumplir mis reglas."

"No pienso cumplir ninguna de tus estúpidas reglas. Usted no es mi padre, así que suelte mi brazo ahora mismo." dije dándole un golpe en su antebrazo izquierdo.

Cuando le pegué, la manga que cubría su brazo se desabrochó y dejó ver un tatuaje que me resultaba muy familiar. Sí, era el mismo que llevaba mi padre, solo que esta vez, el tatuaje se movía. A él parecía dolerle, pero reprimía su dolor. Salió de mi habitación enfadado y se encerró en su habitación. Yo pegué un portazo a mi puerta y me acosté sobre la cama.

Unos segundos después, llamaron a mi puerta. Supuse que sería Narcissa, pero igualmente no contesté. No me apetecía hablar con nadie, ni siquiera con ella. La puerta volvió a sonar varias veces, hasta que me cansé y abrí la puerta.

"¿Qué quieres?" pregunté reprimiendo mis ganas de gritar.

"Ver cómo estabas." contestó Draco entrando en mi habitación.

"No te he dado permiso para entrar." le dije desde la puerta.

"Te recuerdo que esta también es mi casa. No necesito tu permiso." dijo acostándose en mi cama.

"¿Te ha enviado Narcissa?" pregunté cerrando la puerta.

"No. Quería venir a verte, pero no podía dejar a Pansy sola." contestó señalando la esquina de mi cama para que me sentase. "¿Qué tal con cara cortada y el pobretón Weasley?"

"¿Y a ti qué te importa? Déjame en paz Draco. Tu novia debe de estar preocupada, ¿por qué no te vas a besarte con ella un rato?"

"Me gusta más molestarte a ti."

"Que considerado." respondí dándole la espalda.

"¿Qué te ha dicho?" dijo levantándose de la cama y sentándose en ella.

"Pues" me senté a su lado. "que si quiero seguir en esta casa, tengo que cumplir sus reglas."

"¿Y qué le has dicho?"

"Que no pienso seguirlas." me levanté de la cama y saqué de debajo de ésta una maleta.

"¿La tenías ya preparada?" dijo confuso.

"Tu padre es muy previsible." contesté. "Pero a mí, él no me manda."

Recogí la maleta y salí de aquella habitación. Draco me intentaba convencer de que no me fuera, pero no le hice caso. Fue corriendo a contárselo a Narcissa, pero ya era tarde, ya estaba en la calle, andando sin saber a dónde ir.

Pensé en ir a casa de mi padre, pero no sabía dónde estaba y él me dijo que no fuera hasta que él no me lo dijera. Así que, sentada en un banco del parque al que había llegado, me di cuenta de que ahora no tenía a nadie a quien acudir. Estaba sola, muerta de frío y asustada. Empecé a llorar, hasta que mis ojos hinchados no pudieron más y se cerraron.

Alguien me despertó, aún eran las cuatro de la mañana, por lo que estaba muy oscuro y no pude distinguir quién era. Me tapó la boca con sus grandes manos y yo, asustada, le pegué una patada en sus partes más íntimas y acto seguido me levanté y saqué una linterna de mis cosas.

La hija de Severus Snape.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora