Capítulo 45: Vuelta a casa

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"¡Helena!" gritó Harry acercándose corriendo hacia mí. "¿Cómo estás?"

"Bueno, los dejaré a solas." dijo Cormac un poco avergonzado. "Después vendré a verte, Helena. Ha sido un placer. Adiós."

"Adiós, Cormac." se despidió Harry. "¿Y bien?"

"Estoy bien, tranquilo. ¿Y tú? ¿Cómo es posible?"

"Voldemort mató solo el horrocrux. Además, encontré la piedra de la resurrección."

"Eso es imposible. ¿Dónde?"

" En la snitch. Dumbledore la guardó ahí. Ahora todo se ha acabado Helena. Podremos volver a vivir en paz."

"Eso no lo digas tan pronto, Harry." dije siendo pesimista.

" Vamos, Helena, alégrate.
"¿De qué? Muchos mortífagos escaparon, no sé nada de Daphne ni de mi hermana, mi padre está muerto."

"Helena, por favor. Te necesito. Eres mi mejor amiga. Necesito que vuelva la Helena optimista que conocí hace siete años."

"Está bien." dije intentando sonreír. "¿Mejor?"

"Mucho mejor. Cuando sonríes estás mucho más guapa." dijo Harry acariciando mi mejilla.

"Tendré que hacerlo más a menudo." bromeé.

"Más te vale. ¿Volverás a Hogwarts el año que viene a terminar el curso?"

"No lo sé. Depende."

"¿De qué?"

"De si Cormac se quedará como ayudante de Madame Pomfrey."

No echamos a reír a la vez y por la puerta volvió a aparecer Cormac. Se quedó mirándonos extrañado. Pensaría que nos reíamos de él.

"Perdón, no quería interrumpir." se disculpó.

"No interrumpes. Además, tengo que irme.' me guiñó un ojo."Cuida bien de ella, Cormac."

"Claro." contestó Cormac haciéndome un gesto dudoso.

Cuando se fue, Cormac y yo nos quedamos hablando todo el día. La verdad, teníamos mucho en común. Su color favorito era el rojo, como el mío. Su sueño era convertirse en padre de cinco hijos, tener un trabajo estable y que le gustase y una mujer que nunca se cansase de él. Era el hombre que toda mujer desearía. Era guapo, pero no arrogante, inteligente, pero no un ratón de biblioteca y lo mejor, estaba soltero.

Pasé varios días en la enfermería, pero se me hicieron muy cortos. Cormac siempre venía a la misma hora y me hacía mucha compañía. Poco a poco fuimos haciéndonos amigos hasta llegar a ser novios. Ya saben lo que dicen, el roce hace el cariño.

El día que salí de allí, volví a casa de mi padre a recoger varias cosas, pues me iría vivir una temporada con Audrey. Recibí una carta suya lamentando no haber respondido antes, pero estaba preparando su gran enlace. Sí, mi hermana y Hugo se iban a casar.

Cuando llegué a casa, me quedé en la puerta mirando el interior desde ésta. Todo estaba igual que el día que me fui. Tras guardar todo en cajas con ayuda de la varita, fui a la habitación de mi padre.

Estaba todo tan silencioso, que podía escuchar los latidos de mi corazón. En su mesita de noche había una foto que nos hicimos el día que vine a vivir con él. Yo entonces tenía catorce años. Me senté en la cama y empecé a recordar los pocos momentos que pasamos juntos, pero la ventana se abrió de golpe e hizo que me asustara.

Habría sido el viento. Cuando la cerré, escuché algo más que mis latidos. Había alguien más allí conmigo. Se oyó el crujido de la madera y enseguida saqué mi varita, pero él fue más rápido.

La hija de Severus Snape.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora